El preso político saharaui Brahim Saika falleció ayer en un hospital de Agadir, en Marruecos, después de haber caído en coma a consecuencia de la huelga de hambre que mantenía.

Saika era miembro de la Coordinación de Desempleados Saharauis y, según la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa), fue detenido por la Policía marroquí el pasado 1 de abril, cuando salía de su casa en Goulimine y se dirigía junto a otros parados a una sentada pacífica para llamar la atención sobre la marginación que sufren.

La asociación ya advirtió la pasada semana del preocupante estado de salud del preso y recordó que el mismo día de su arresto inició una huelga de hambre indefinida en protesta contra su detención arbitraria y las torturas que sufrió desde el primer momento. El día de la detención fue trasladado a la cárcel de Bouzakaren «donde continuó sufriendo malos tratos y tortura», denunció Afapredesa, que añadió que, durante los interrogatorios, fue amenazado de muerte «si no pedía perdón por ensuciar la imagen del país en el extranjero y que nadie vendrá a su socorro, ni siquiera Amnistía Internacional».

El 5 de abril estaba prevista su presentación ante un tribunal, pero la vista fue aplazada a solicitud de sus abogados. Ante el agravamiento de su estado fue trasladado primero al hospital de Goulimine y luego al de Agadir, donde murió ayer.