Mikel ZUBIMENDI

VENTA DEL SUBMARINO FRANCÉS «BARRACUDA»: DIPLOMACIA FURTIVA BAJO EL MAR DE CHINA

Australia ha adjudicado el mayor contrato militar de su historia al Estado francés. Además del enfado japonés, ha puesto de manifiesto la tensión en el mar de China, donde docenas de submarinos nucleares operan en una guerra cada día menos fría.

Poca broma. 34.000 millones de euros. Australia ha adjudicado un contrato al Estado francés por ese valor para la compra de una docena de submarinos Shortfin Barracuda A1, similares al Barracuda de propulsión nuclear de la Marina francesa, aunque en este caso de propulsión mixta, eléctrica y diesel. Serán construidos en Adelaida, en el marco de la gestión del sistema de defensa más complejo jamás desarrollado en Australia.

Siguiendo la receta francesa negociadora, a saber, discreción estricta durante el proceso y relato triunfal del acuerdo final, las reacciones no se han hecho esperar: una gran victoria para «l'equipe de France», hito histórico para la «marca Francia», acuerdo del siglo, 4.000 empleos asegurados en la región de Cherbourg, matrimonio estratégico de 50 años con Australia...

Los franceses operan submarinos en los cinco océanos del mundo y su experiencia y tecnología de propulsión ha jugado a su favor. Ahora bien, al margen de que el 30% del contrato se lo llevarán los estadounidenses al integrar sus sistemas de armas en los Barracuda, los «daños colaterales» que deja en Japón y Alemania, los otros dos competidores, no se pueden pasar por alto.

Los japoneses, de la mano del consorcio formado por Kawasaki y Mitsubishi, con su oferta del modelo Goryu o «dragón australiano», estaban seguros de conseguir ese contrato. Creían que su modelo era más silencioso y navegaba a mayor profundidad. El acuerdo firmado entre los gobiernos de los dos países insulares en julio de 2014 para el desarrollo conjunto de la tecnología de submarinos le convertía en máximo favorito. Ambos, socios estratégicos especiales, compartían la preocupación mutua por el imparable crecimiento militar de China.

Perder el contrato ha sido más que un duro golpe a los negocios. Para Japón, que hasta hace dos años se había autoimpuesto constitucionalmente la prohibición de exportar armas, hubiera sido un gran éxito, un aldabonazo a su nueva dirección y doctrina militar. Era algo que necesitaba mucho y creía que eso le llegaría desde Australia. Está por ver ahora si otros contratos más pequeños en sistemas de sónares, de misiles y ciberseguridad apaciguan su gran enfado.

Por otra parte, la victoria francesa es una derrota alemana. Estos dispondrán de menos peso estratégico. De la mano de Thyssenkrupp Marine Systems, con su «Deutsche Qualität» y su filosofía de diseño del «tan pequeño como sea posible y tan grande como sea necesario» por bandera, los alemanes construyen los submarinos más sigilosos del mundo. En los últimos 50 años han vendido 160 a 20 marinas de guerra distintas. Al margen de sus capacidades de combate, sus submarinos están considerados como uno de los mejores vehículos de posición para recopilar información, vigilar y hacer reconocimientos en los cuellos de botella, líneas y puertos marítimos.

Área submarina letal

Cuando los Barracuda sean operacionales, además de ser de los más letales de la historia, nadie aparte de franceses y australianos dispondrá de ellos. Eso sí, tendrán que vérselas con las flotas de submarinos de las potencias mundiales y regionales en la zona de mayor actividad submarina del mundo.

La base de submarinos chinos de la isla de Hainan o los puertos de una Corea del Norte con determinación para construir una bomba de hidrógeno miniaturizada e instalarla en un misil transportable en sus submarinos dan mucho miedo a Tokio, Washington y Camberra. Saben que China está construyendo 80 submarinos de propulsión nuclear y convencional, algunos armados con misiles balísticos, capaces golpear a miles de kilómetros de distancia. Rusia, por su parte, con una formidable capacidad, con 12 submarinos nucleares con misiles balísticos, otros 25 de ataque de propulsión nuclear, y 40 convencionales opera muchos de sus artefactos en aquella zona.

EEUU opera dos tercios de la mayor flota submarina nuclear del mundo a las órdenes de su Mando del Pacífico. Japón tiene 17 submarinos furtivos convencionales y pronto sumará otros 5. Corea del Sur dispone de 9 suministrados por Alemania, Singapur de seis suecos; Taiwan, de dos suministrados por Holanda. Ya se sabe que la mejor forma de destruir un submarino es otro submarino mejor. Y cuando se concentran tantos submarinos, tan letales, en un área tan pequeña, lo dicho, poca broma.

 

UNA HERRAMIENTA ESTRATÉGICA y VITAL PARA LA SOBERANÍA DE UN PAÍS INSULAR

Construir submarinos en Australia, garantizar su mantenimiento y modernización sobre el terreno, es algo obligado para mantener la soberanía. Ningún país puede depender de otro durante 50 años para mantener su flota. La tecnología avanza sin cesar y tras diez años se necesitan mejorar muchos aspectos para mantener la superioridad regional y la capacidad de proyectarla en otros escenarios marítimos.

Para modernizar submarinos no solo hace falta una cadena de suministros, también se necesita el «know-how» y el «know-why» de ingeniería acumulado durante décadas, algo que los franceses transferirán a los australianos.M.Z.