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STUTTGart

La AfD proclama en su congreso que el Islam «no es parte de Alemania»

La formación Alternativa para Alemania (AfD) aprobó por una abultada mayoría un texto programático según el cual el Islam «no forma parte» de Alemania. «Un islam ortodoxo, que no respeta nuestro orden y pretende combatirlo, no es constitucional» concluye el programa de partido, que pide prohibir los alminares o minaretes y el uso del burka.

El congreso federal de Alternativa para Alemania (AfD) aprobó tras un tenso debate las bases del programa de partido en las que establecen que el Islam «no es parte de Alemania» y abogan, por tanto, por proscribir sus símbolos de la vida pública.

«Un Islam ortodoxo, que no respeta nuestro orden y pretende combatirlo, que aspira a imponer su religión, no es constitucional», apunta la moción aprobada por la gran mayoría de los 2.000 delegados de la AfD que participaron en el congreso.

En Alemania viven cuatro millones de musulmanes. Los dos últimos presidentes –el conservador Christian Wulff y el independiente Joachim Gauck–, han proclamado en repetidas veces que el Islam es parte del país.

Fundada en 2013, la formación se decantó así sin disimulos por la vía islamófoba. El rechazo al Islam fue defendido por la eurodiputada y vicepresidenta de la AfD Beatrix von Storch, quien tuvo que acabar frenando a los partidarios de prohibir la inmigración musulmana. «No pretenderán expulsar a todos los musulmanes», atajó von Storch, cuando la discusión iba en esa dirección, mientras la presidenta del partido, Frauke Petry, insistió en que la AfD predica la «neutralidad religiosa». «Estamos en contra del adoctrinamiento fundamentalista, sea católico o musulmán. El problema es que esta influencia no se da, en el ámbito cristiano, con la fuerza que adopta en el Islam», defendió Petry, en un aparte del congreso ante un grupo de periodistas.

La líder del partido se refirió así al supuesto control que ejercen sobre las clases de religión en Alemania «consejos islámicos pagados por [Recep Tayyip] Erdogan». La AfD se opone totalmente al ingreso de Turquía en la UE. El congreso respaldó también la prohibición de los minaretes, el burka y el uso del pañuelo islámico en la escuela, considerados «símbolos que implican una presencia pública excesiva de la religión».

El partido decidió finalmente votar sobre un acercamiento al Frente Nacional (FN) francés y al FPÖ austriaco en el Parlamento Europeo, cuestión controvertida en el AfD. Uno de sus eurodiputados, Marcus Pretzell, anunció que se unirá al grupo parlamentario liderado por el FN. La otra europarlamentaria, Beatrix von Storch, decidió por su parte entrar en el grupo Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa, dirigido por el UKIP británico, al considerar el FN «demasiado socialista».

Los delegados aprobaron una moción en la que abogan por la «disolución o reforma en profundidad» de la UE.

El copresidente del partido, Jörg Meuthen, remarcó que la AfD representa un «patriotismo sin complejos», dispuesta a «presentar resistencia a la llegada incontrolada de inmigración de otras culturas».

Ayer no se produjeron enfrentamientos como los del sábado por la mañana, cuando más de 400 personas fueron detenidas al tratar de bloquear el paso a los delegados de la AfD al palacio de congresos de Stuttgart. Todas ellas fueron puestas en libertad por la noche en grupos. Algunos manifestantes quemaron neumáticos y lanzaron petardos contra la Policía, que arrojó contra ellos gas pimienta y gases lacrimógenos.

La presencia de neonazis no mina su auge electoral

A un año y medio de las elecciones legislativas de 2017, el discurso duramente crítico con la política de acogida de refugiados de la canciller Angela Merkel favorece a la AfD en las encuestas de opinión. La presencia en sus filas de declarados neonazis no ha minado su potencial electoral. En intención de voto se sitúa entre el 12% y el 14%, lo que le permitiría acceder al Bundestag. Un sondeo publicado ayer le otorga el 13% de los votos, convirtiéndose en tercera fuerza tras los conservadores de Merkel y sus socios socialdemócratas –con un 33% y un 22%,–, y por delante de Verdes y La Izquierda –12% y 9%–.GARA