Joseba VIVANCO
Athletic

Raúl García se despierta a tiempo

Un dormido Athletic se encomienda a Aduriz y, sobre todo, al navarro para remontar ante el Celta, superior hasta quedarse con diez.

ATHLETIC 2

CELTA DE VIGO 1


Albert Einstein la defendió, el incansable Winston Churchill se dejaba aacoger en sus brazos cada sobremesa después de descubrirla en un viaje a tierras cubanas, Camilo José Cela la divinizó siempre que fuera de «pijama, Padrenuestro y orinal». La siesta. Ese invento español tan dusoso como la gripe de 1918. La hay, sí, de pantalón largo, tras la que uno se despereza peor de lo que se acostó; está la ‘cabezadita’, de diez a veinte minutos, de malas maneras en alguna silla cuando no hincando los codos en la mesa; está la ‘del cura’, cuatro o cinco minutillos para espabilarse entre misa y misa; y está la conocida como ‘del burro’ o ‘del carnero’, aquella en que el letargo nos sorprende a media mañana, antes de la comida. El Athletic ayer estaba en esta última cuando el trencilla de turno hizo chiflar su silbato para que el balón echara a rodar en una engañosa mañana soleada pero marcada por un molesto viento del norte. Microclima propicio para mirar de reojo el reloj y girarse sobre uno mismo tirando con fuerza de la manta. El metabolismo de los rojiblancos funcionaba a tan bajas pulsaciones que hasta que el Celta no se puso por delante en el luminoso no se enteraron de que soñaban despiertos. Dicen que levantarse de la siesta es como empezar un nuevo día, hay un antes y un después. Para el Athletic, por suerte, lo hubo.

Gracias a las prácticamente dos únicas apariciones de Aduriz en su vuelta al once, suficientes para provocar y transformar un penalti, y ‘provocar’ la autoexpulsión del celtiña Cabrales, y al insomnio de aquel que nunca duerme, Raúl García, los bilbainos son quintos a falta de dos jornadas. Y eso ante un Celta que, en igualdad de efectivos, fue no mejor, sino mucho mejor. Porque las dudosas sensaciones en el juego que los rojiblancos vienen arrastrando son una realidad de la que les está manteniendo a flote esa elogiable cualidad de no darse nunca por vencidos. Si a ello le añadimos un oportuno toque de fortuna en este tramo final de la Liga, tenemos a los nuestros con todo a favor para acabar la temporada en puestos ‘top’.

Con un once de gala –salvo el lesionado Laporte y la presencia en el banquillo de un Williams todavía renqueante– los de Ernesto Valverde saltaron al césped con una falta de tensión y concentración impropia de lo que estaba en juego. Al minuto, un córner a favor propició una contra patéticamente defendida que a punto estuvo de acabar en gol si no fuera por la ‘frivolité’ de Iago Aspas que se pasó de generoso y perdonó en las mismas narices de Iraizoz. Y solo dos después, primero llegaba suelto esta vez Nolito y acababa la jugaba Orellana con un colocado disparo que saludó de cerca la cruceta local... Tres minutos.

Los jugadores gallegos eran la sombra de los bilbainos, encimando, impidiendo su salida fácil de balón, y contragolpeando al primer toque con cada robo, como el que propició el 0-1. Beñat que, sin espacio, trata de ‘tirar’ un caño, yerra, balón en largo hacia Orellana que sortea el fuera de juego, controla, encara, se atusa en pelo, sonríe para la foto y cuela la pelota entre las piernas de Iraizoz. Silencio en un San Mamés del que solo se escuchaban murmullos con cada imprecisión de los suyos, cada pase mal dado, cada enésimo balón atrás... Trece minutos.

El Celta seguía haciendo daño en esas salidas rápidas, el Athletic ni se asomaba arriba, otra llegada visitante desataba los primeros silbidos contestados de inmediato por gritos de ¡Athletic, Athletic! Un espejismo. Los rojiblancos no sabían a qué agarrarse ante un Celta superior. Y ese oxígeno que no le llegaba desde el graderío, apareció personificado en la figura del central Cabral. Primero con el agarrón en el área a Aduriz cuando se aprestaba a culminar un medido centro de Beñat, y minutos después su autoexpulsión tras el ‘recadito’ que dejó al donostiarra con éste sobre el césped tras un choque entre ambos.

Dos de los instantes que marcaron el devenir del choque. Primero el claro penalti que Aduriz ejecutó con solvencia, y segundo, la roja directa al defensor, en una acción, como diría luego Valverde, que el argentino podría haber evitado más allá de que fuera justa o no, que lo fue.

Descanso, el Toto Berizzo obligado a reordenar a su equipo y el Athletic empujado a un paso adelante que si fue tal toda la responsabilidad recayó en Raúl García. Ante un Celta más preocupado ya de defender el empate a base de cerrar espacios y perder tiempo, suyo fue un zapatazo lejano a la madera en el minuto 55, suya era la brega por cada balón que rondaba el área rival, suyo fue el decisivo gol desde el suelo a pase de Williams que premió su competitividad, suyo fue el oficio para ‘matar‘ el partido en los minutos finales cuando los vigueses achuchaban y el Athletic no acertaba a sacudirse la sensación de peligro que casi plasmó el sueco Guidetti cuando remató escorado y desbarató Iraizoz.

Un Athletic poco atinado, lento y previsible, se encomendó al brulote navarro para sacar adelante un partido crucial ante un buen Celta. El equipo no está para lanzar cohetes y como defendía Marcelo Lippi, «al campo se va a ganar; si quieres divertirte, al teatro o al cine». Mientras se despierten a tiempo de la siesta.

«Ojalá jugáramos mejor, pero lo importante ahora es ganar»

Ernesto Valverde es consciente de que a estas alturas de la temporada lo que mandan son los resultados. Y por ello más allá de los peros que puedan surgir a las actuaciones de su equipo, el técnico prefiere ensalzar la importancia de los puntos y en este caso de la victoria. Así que su valoración no podía ser sino «positiva, porque pensar que el partido iba a ser sencillo no estaba en nuestros cálculos». Sobre todo por cómo se desarrolló el encuentro. «Ellos tienen un gran equipo, han empezado bien, nosotros cometiendo pérdidas en el centro que nos ocasionaban peligro, había muchas imprecisiones nuestras. No creo que haya habidos muchas ocasiones claras de gol pero sí acercamientos peligrosos. Han hecho el gol, nos han dominado esa primera parte porque pueden hacerlo y estaban por encima; luego ha llegado la expulsión que ha marcado el partido. Pero claro que estamos contentos, tres puntos dificilísimos, porque aunque queremos dominar siempre, ellos estaban mejor y estos partidos hay que jugarlos».

Más claro fue Raúl García, protagonista del partido, quien asumió que «nos ha costado empezar con el ritmo que exigían esos primeros minutos, pero al final competimos hasta el final. Hay que ganar, no vale jugar bien. Lo importante es sacar el partido adelante, ojalá pudiéramos jugar mejor, pero la temporada es larga y es normal que no puedas siempre jugar como quieres». Clavado.

En cuanto a los dos momentos claves del choque, el penalti y la expulsión. El entrenador opinó que «el penalti la sensación es que sí es, y la expulsión se trata de una tontería entre dos jugadores; si el jugador se evita esa tontería no pasa nada. Hay que mantener el tipo en estos partidos. Evitable es seguro». Su homólogo, Eduardo Berizzo, opinó que el penalti «a simple vista, parece que no fue», mientras que su jugador Iago Aspas fue mucho más allá y se soltó la lengua en las redes sociales: «Lo de hoy ha sido una broma? Sino quieren q estemos 5os o en Europa solo tenían q avisar que nos ahorrábamos el vuelo y hotel». Él solo se descalifica.

El técnico rojiblanco dejó claro que «mentalmente estamos muy bien, eso de ponerte quinto te revitaliza, y físicamnete también, aunque ellos al final han apretado y han tenido su oportunidad», en referencia a la de Guideti. Valverde reconoció que «nosotros estamos con jugadores tocados, pero estamos en el sprint final y nos quedan dos partidos para acabar bien». Eso sí, dejó claro que no mira al cuarto puesto del Villarreal, «no depende de nosotros, lo que depende de ti es lo que vale». Tres puntos, quintos y felicidad completa ayer en el vestuario rojiblanco.J.V.

De mito a mito, Iribar entrega el Premio a Maldini

Paolo Maldini recibió desde el círculo central de San Mamés no solo el galardón ‘‘One Club Man Award’’ de manos del mito José Ángel Iribar sino también el aplauso generalizado del campo, que contempló en las pantallas un emotivo vídeo que glosó su figura en imáganes.

Raúl, gol 100 en San Mamés, y Aduriz, el 18

Raúl García anotó el gol número 100 del Athletic en el nuevo San Mamés: 35 firmados por Aduriz, que anotó su tanto 18 de la Liga. Últimos jugadores que llegaron a esta cifra en Primera con 35 años: Puskas, con el Madrid en la 1963-64, y Aduriz. Por cierto, adelanta a Joseba Etxeberria como máximo goleador guipuzcoano del Athletic, 88.