Ingo NIEBEL
Historiador y periodista
CONGRESO DE LA NUEVA DERECHA ALEMANA (AFD)

Patriotismo «sano», conservador y «consecuentemente» liberal

En su quinto congreso federal, la Alternativa para Alemania (AfD) se ha presentado como una formación «antisistema» desde la derecha. Con ello espera seguir aumentando la simpatía entre el electorado. Su consolidación pone en jaque tanto a la canciller, Angela Merkel, y a su CDU como a la izquierda de Die Linke.

No extraña que todos los partidos con representación en el Bundestag hayan criticado duramente las conclusiones del congreso de la AfD, como tampoco los enfrentamientos entre la Policía y 1500 manifestantes que querían evitar el evento en Stuttgart.

En el recinto ferial, el jefe del comité regional de la AfD de Baden Württemberg, Jörg Meuthen, señaló que «nuestro programa de partido es un plan de viaje hacia una Alemania distinta». Una primera impresión de cómo podría ser ese nuevo país la vivieron tres fotógrafos de prensa cuando fueron detenidos, junto con otras 600 personas, y acabaron en las jaulas que las autoridades utilizaban como celdas provisionales en la exposición de muestras.

De poco les sirvieron sus carnés de prensa y denunciaron que les exigieron, para no sufrir once horas de arresto, entregar sus fotos y «facilitar la labor policial», a lo cual se negaron amparándose en la ley.

Sin duda, tanto los partidos como sus medios afines no han sabido parar a la AfD. Esta formación ha creado su propio universo mediático en las redes sociales, blindadas a la habitual información periodística. De ahí que abogue abiertamente por cancelar la contribución obligatoria con la que cada domicilio tiene que financiar la red de radios y TV públicas, parte de la «prensa mentirosa».

En Stuttgart «ha empezado la Revolución desde la derecha», advierte desde su columna online del ‘‘Spiegel’’, Jakob Augstein. Y es que la AfD acaba de dotarse de una imagen «antisistema» desde la derecha, lo que supone un reto para la CDU de la canciller Merkel y otro para el partido socialista Die Linke.

Por un lado, Meuthen, que ha llevado a su partido a ser la tercera fuerza política en su land, detrás de los Verdes y la CDU, recitó el credo neoliberal: con la AfD no habrá subida de impuestos, pero sí libre comercio, responsabilidad individual y protección del patrimonio privado. Fue su oda al capital. Por otro lado, su homólogo de Turingia, Björn Höcke, postuló que la AfD tendrá que convertirse en el «partido de la justicia social», compitiendo directamente con el Linke por las personas que viven en precariedad en el este alemán. Ambos mensajes van disfrazados de una nueva ideología que Meuthen definió así: «modernamente conservadora, consecuentemente liberal y sanamente patriótica».

Traducido a la prosa programática de la AfD significa que la base de la sociedad es la familia compuesta por padre, madre e hijos; más el «no» al aborto y a la cuota de mujeres. Tras su anunciada restauración del servicio militar obligatorio, este estaría vetado a las mujeres, que deben dar a luz porque quieren «más hijos, no inmigrantes».

En resumen, el partido promociona el modelo de sociedad de los años 50. Para sacudirse un poco el aire xenófobo, admite la inmigración controlada de personas cualificadas. Sin embargo, opta por convertir a la UE en una fortaleza. En zonas extracomunitarias, como por ejemplo África del Norte, quiere instalar centros fronterizos, donde se decidiría sobre las peticiones de asilo. «El Islam no es parte de Alemania», proclama a pesar de que en el país viven 4 millones de musulmanes. Además quiere más policías y endurecer la legislación penal.

Respecto a la UE quiere reconvertirla en la Comunidad Económica y salir del euro. La OTAN debe ser adaptada a los intereses alemanes. También quiere relanzar la energía nuclear, acabar con los acuerdos para salvar el clima y estudiar el fracking. Además, se inclina por la democracia directa según el ejemplo suizo.

Con todas estas pretensiones, la AfD empieza a cazar en los cotos de los demás partidos políticos. A raíz de ello, otro comentarista del ‘‘Spiegel’’ ha invitado a Merkel a no repetir como candidata a canciller en 2017 para dejar su lugar a un político conservador, porque asegura que con ello se podría frenar la caída en picado de los socialdemócratas. Otra muestra de la desesperación de las élites tradicionales ante el avance de la AfD.