B.Z.
Elkarrizketa
BEL OLID
ESCRITORA

«Somos parte del engranaje social que permite los abusos»

Autora de varios libros y presidenta de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC), Bel Olid (Mataró, 1977) ha abordado en numerosas ocasiones los abusos sexuales a menores. Suyo es el libro ‘‘Crida ben fort, Estela!’’, utilizado en un programa pionero de prevención de abusos en Mallorca.

Sin atajos ni medias tintas, Olid reclama tomar conciencia frente a los abusadores, sobre quienes recuerda que «saben elegir las víctimas entre los más propensos a callar». «No es enfermedad, es una manipulación general del entorno», asegura.

¿Qué hacer cuando sospechamos de un caso de abusos?

Ponernos en contacto con profesionales que nos puedan asesorar sobre cómo abordarlo con calma y serenidad, para no empeorar la situación del menor. Y recordar que todos formamos parte del engranaje social que permite los abusos. Si no reaccionamos como es necesario, los estamos permitiendo.

El tabú fuera de casa está cayendo con los casos de pederastia de la Iglesia. No así dentro de los círculos familiares, donde se dan la mayoría de casos. ¿Por qué?

Siempre es más fácil acusar a los de fuera que mirar hacia adentro y ver que en nuestra familia pasan cosas que no nos gustan. Asumir que el abuelo, el tío o el padre están abusando de un hijo, un primo, un hermano o de nosotros mismos es muy duro. Quiere decir tomar partido: a favor del abusado o a favor del abusador. La mayoría de familias hacen ver que no se dan cuenta. A mi entender, toman partido a favor del abusador, aunque no lo reconozcan.

Y cuando se habla, siempre se pone el foco en la víctima, casi nunca en el agresor...

Se culpa a las víctimas y se focaliza en el hecho de que «se hayan dejado», que «hayan provocado», que no hayan denunciado... Es una manera de no sentirnos tan mal por no haberlas protegido. Cuestionamos la actuación del abusado y le preguntamos por qué no lo ha dicho antes, pero pocas veces preguntamos por qué ha abusado el abusador.

Entre las víctimas suele haber de todo. Pero el perfil del agresor es el de un hombre...

Las estructuras de poder generan unos marcos que permiten abusos. La desigualdad entre hombres y mujeres abona el terreno para que los hombres adultos se sientan legitimados a hacer lo que les parezca con los «inferiores», que pueden ser mujeres o menores. Cuanto más igualitaria hagamos la sociedad, más difícil será que haya quien abuse de su poder, porque tendrá menos.

¿Un menor sabe identificar qué es un abuso?

Depende. Cuanto más justo y respetuoso sea el entorno en el que vive, más fácil es que lo pueda identificar. Un menor que vive en un entorno en que el abuso de poder es habitual lo tendrá muy difícil para diferenciar un abuso sexual de las arbitrariedades que vive cada día. Por eso son claves los programas escolares de prevención.

Y darles un voto de confianza cuando denuncian...

Es vital. Un menor que dice que ha sufrido abusos tiene un problema muy grave, tanto si es cierto como si no. Si es cierto, es evidente que hay que ayudarlo y hacer que su entorno sea seguro. Si no es cierto, tiene algún problema grave que cabe atender. Sea como sea, es un menor pidiendo ayuda.