Soledad GALIANA
dublín

Los sondeos auguran mayoría nacionalista en Holyrood

Los escoceses votan hoy la conformación del Parlamento de Holyrood. Las principales incógnitas son conocer el alcance de la mayoría del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y si el partido conservador supera al laborista y se convierte en la segunda fuerza más votada.

En las elecciones parlamentarias que se celebran hoy en Escocia, la actual ministra principal, Nicola Sturgeon, ratificará su permanencia en el cargo en el que sustituyó al anterior líder nacionalista, Alex Salmond, quien abandonó el liderazgo del partido y del Ejecutivo tras la derrota del «sí» en el referéndum de independencia.

Estos comicios son una prueba de fuego para el Partido Laborista escocés tras la debacle de las últimas elecciones generales en las que la formación prácticamente desapareció en Escocia, considerado hasta entonces su feudo político.

Pese al optimismo de su líder, Kezia Dugdale, que afirma que está haciendo campaña para ser nombrada primera ministra, las encuestas de opinión presentan un empate virtual con los conservadores, cuya cabeza, Ruth Davidson, está intentando superar el desdeño del electorado hacia su partido originado por las políticas de Margaret Thatcher en una campaña en la que se ha mantenido al líder del partido y del Gobierno británico, David Cameron, en la sombra.

La intención de votos de ambos partidos se sitúa en torno a los 24 diputados, frente a los 69 que los sondeos otorgan al SNP.

Los rumores sobre el futuro de Dugdale si se confirman las encuestas se han disparado, pese a que solo lleva nueve meses en el cargo. El hábito de cambiar de jefe en el Partido Laborista escocés arroja la cifra de diez líderes en nueve años.

El último sondeo señala que el SNP obtendrá el 49% de los votos en los distritos electorales y el 43% en las regiones. El 86% de los votantes que apoyaron la escisión de Escocia en el referéndum de independencia votarán por el partido de Sturgeon, mientras que el voto unionista se divide entre los tres partidos británicos, con un 36% de apoyos para los conservadores, un 34% para los laboristas y un 11% por los liberales. A este último partido, castigado por el electorado en las elecciones generales de 2015, le otorga un 7%, igual que a los verdes, que apoyaron la independencia de Escocia.

«Unidad de ideas y liderazgo»

El viceprimer ministro escocés, John Swinney, del SNP, mostró su alegría ante los datos de las encuestas. «La votación del jueves trata de quién es el mejor para cumplir las expectativas de todos los que viven y trabajan en Escocia. Solamente el SNP cuenta con la unidad de ideas y el liderazgo para mantener el avance de Escocia», aseguró.

La importancia de estas elecciones está ligado al proceso de transferencia de poderes desde Londres a Edimburgo como consecuencia del referéndum de independencia. El nuevo Ejecutivo podrá decidir sobre una serie de subsidios y sobre los impuestos a pagar por sus ciudadanos. Eso ha supuesto que durante la campaña se hayan comenzado a discutir cuestiones económicas que en el pasado eran competencia de Londres, como la recaudación y el gasto de fondos públicos.

Laboristas y liberales plantean un incremento en los impuestos para financiar mejoras en la educación, mientras Sturgeon asegura que no los aumentará en los próximos cinco años, ignorando a Londres, que planea una subida de impuestos.

Estas son las primeras elecciones regionales en las que podrán votar los jóvenes a partir de los dieciséis años, tal y cómo ocurrió en el referéndum de independencia, y abierta a ciudadanos de nacionalidad británica o irlandesa, de la Commonwealth o de estados de la Unión Europea siempre y cuando se hayan registrado para votar antes de la medianoche del 18 de abril.

Cada votante recibirá dos papeletas, ya que los escoceses están representados en el Parlamento de Holyrood (129 esca- ños) por ocho diputados, uno elegido de su distrito electoral y siete de cada región escocesas.

El referéndum de independencia recobra actualidad

La posibilidad de un referéndum de independencia en la próxima legislatura, tras anunciar Nicola Sturgeon que espera convocar una nueva consulta durante su mandato, centró el último debate entre los líderes de los partidos escoceses.

El programa electoral del SNP dice que el Parlamento puede convocarlo si hay «evidencia clara y sostenida» del apoyo mayoritario a la independencia o si se da un cambio «significativo» en las circunstancias políticas, como que Escocia se vea forzada a dejar la UE contra su voluntad si la mayoría de británicos opta por abandonarla y Escocia, por lo contrario.

Sturgeon anunció una campaña veraniega dirigida a quienes en 2014 apoyaron la permanencia de Escocia en el Reino Unido. «Quiero que Escocia sea independiente, creo que es el mejor futuro para nuestro país y por ello me gustaría que pasará lo antes posible. Pero no es mi decisión, sino la de la mayoría de los escoceses y solo habrá un segundo referéndum e independencia si la mayoría de los escoceses lo quieren», sostuvo.

La propuesta es apoyada por el Partido Verde escocés, mientras que laboristas, conservadores y liberales se oponen. La laborista Kezia Dugdale quiso desviar la atención sobre el debate independentista. «Sería genial que nos acostumbráramos a hablar sobre el futuro y cómo mejorar nuestras escuelas, nuestra sanidad y crear oportunidades para nuestros jóvenes y construir la Escocia que todos queremos». Pero fue la alianza de laboristas y conservadores contra la independencia escocesa la que asestó el golpe de gracia a su partido.

Sturgeon había desestimado convocar otro referéndum a corto plazo, pero la posible salida de Escocia de la UE a raíz de la consulta planteada por Londres disparó las alarmas, y la líder escocesa advirtió de que si esa salida se da habrá un referéndum inmediatamente.S.G.