Arnaitz GORRITI

Araski, a la Liga femenina por la vía del trabajo en común

Seguimos con la voz tomada, pero esta vez duele menos que nunca. Después de conseguir lo que conseguimos, después de la fase que han realizado las chicas, este ascenso es el premio a todo el trabajo que hemos venido realizando». Madelen Urieta, la entrenadora de Lacturale Araski, sigue con la garganta algo afectada, pero es que el meteórico ascenso del club gasteiztarra a la Liga Femenina, después de solo seis años de existencia del club y un proyecto en común para que el baloncesto femenino de Araba arraigue, merece la alegría, la celebración y el homenaje.

«Llegamos a Cáceres con los deberes hechos, sin presión, con una inercia ganadora tremenda porque cada jugadora del equipo sabía lo que tenía que hacer y estaba dispuesta a sacrificarse cuanto hiciera falta». La historia de Lacturale Araski tiene el happy end de las cumbres épicas, el del triunfo de la voluntad ante todas las adversidades, con el equipo y la piña como principal herramienta para salvar cada escollo.

«La dinámica al principio de la temporada no fue buena», reconocía ‘Made’ Urieta. En mayo del año pasado, Sara Ortega –hija del mítico Alberto Ortega, excapitán del Arabatxo Baskonia y el primer Taugrés– aparcaba el basket para tratarse un linfoma –que acabó superando, recibiendo el alta en febrero–. En agosto, Itsaso Conde, una de las referentes de la cantera gasteiztarra, en plena rehabilitación de una lesión de rodilla, anunciaba que abandonaba Araski camino a León. La temporada comenzaba con zozobras, perdiendo cuatro de los ocho primeros partidos de la Liga Regular. Pasado el primer trance, la escuadra gasteiztarra perdería... dos partidos más en toda la temporada, una de ellas ante el Grupo EM Leganés, en la fase de ascenso de Cáceres, con el billete al partido por el ascenso ya en el bolsillo.

«Las adversidades nos han ido haciendo más fuertes. Acertamos de pleno con las americanas, sobre todo con Nicole Griffin. Y Kathleen Iwuoha, aunque al principio le costó entender nuestra filosofía de juego, según la cual el grupo es lo que más importa, y preferimos que juegues 20 minutos a tope y no 30 a medio gas. Luego se hizo a lo que le pedimos y fue un acierto», reconocía la entrenadora Urieta. «Y además fichamos a la argentina Cecilia Liñeira, una jugadora experimentada y con carácter, cuya forma de entender el juego coincide plenamente con nuestra idea. Todo eso ha hecho que el equipo haya hecho piña; cada cual conocía su rol, lo entendía y estaba dispuesto a llevarlo a cabo. Tanto, que se nos había metido en la cabeza que podemos ganar aun cuando no jugamos bien. Nos hemos sentido preparadas, casi invencibles», admitía.

Reír y llorar

Lacturale Araski llegaba a la fase de ascenso de Cáceres en un gran momento, pero sin la presión de tener que ascender, cosa que sí le fue pesando al Fundal Alcobendas, equipo favorito para lograr el ascenso, pero que debió morder el polvo ante la escuadra gasteiztarra en la segunda jornada de liguilla.

Superar a GDKO Ibaizabal en la primera jornada y al cuadro madrileño al día siguiente le daba al cuadro gasteiztarra el billete a la finalísima, en la que se enfrentaba a un Femení Sant Adriá muy joven, pero de enorme talento. La mala noticia para las de ‘Made’ Urieta era que Arrate Agirre, la base titular, causaba baja por una lesión en el ojo, mientras que Cristina Molinuevo llegaba renqueante a causa de un esguince. «Estaba todo en el aire en aquella final. Habíamos tenido suerte a lo largo de la temporada porque nadie se lesionó».

El resultado, más allá del 56-75 final, fue perfecto desde el arranque, con un 2-17 que el Femení Sant Adriá no pudo sobreponerse ni al juego ni al ambiente del centenar de gasteiztarras presentes en Cáceres. «Para nosotras jugar la fase era ya un premio, pero la preparación nos la tomamos muy en serio, como si fuéramos las favoritas. Hicimos un gran trabajo de vídeo, y llegamos con los deberes hechos. Pero por otro lado no sentíamos ninguna presión. Ane Senosiain tuvo que asumir una gran responsabilidad ante la lesión de Arrate Agirre, y nos comentaba que se sentía sin presión dispuesta a hacer todo lo que fuera necesario», recuerda una Madelen Urieta que recordaba la celebración de la finalísima con emoción.

«Después del partido estuvimos con Sara Ortega, que ha vivido la fase con intensidad, con las ganas de poder saltar al parqué. Sara, después de superar su cáncer, ha formado parte del equipo como una más, aunque no pudiera jugar todavía. No sé si reímos o lloramos más», explicaba.

215 chicas, entre los 6 y los 37 años

«Regresamos en las furgonetas y llegamos a Gasteiz a las 5.30, y a las 8.00, arriba a trabajar», recuerda Urieta. «Aquí la mayoría trabajamos aparte del baloncesto, y lo cierto es que tal cual estamos ahora, no podemos jugar en la Liga Femenina, salvo que las instituciones nos ayuden y tengamos un patrocinador privado», sentencia.

Lacturale, empresa con la que venían colaborando a lo largo de la temporada, les echaba un capote para cubrir un presupuesto que se ha elevado a los 90.000 euros. «Teniendo en cuenta que el aval para inscribirnos en la Liga Femenina cuesta 70.000 euros, aparte de los salarios, el mercado de americanas... calculamos que necesitaremos un presupuesto de 200.000 euros para idear un equipo modesto», recalcaba la entrenadora, al tiempo que deseaba que «la buena disposición que encontramos el lunes, en el homenaje que tuvimos en la Diputación, no sea solo un calentón institucional».

Araski culminaba con este ascenso un trabajo realizado por pura necesidad. «En los Campeonatos de Euskadi nos llevábamos palizas de 40 y 50 puntos. Así, creamos mediante un sistema piramidal una estructura de mejora del nivel del basket de las chicas en Gasteiz. Tenemos más de 20 equipos y 215 chicas, entre los 6 y los 37 años. Metemos ruido, trabajamos en la tecnificación de los talentos y en la formación de los técnicos. Nos gusta subir jugadoras de categoría para que se curtan», recalca una Madelen Urieta que, de cara a la Liga Femenina, se inspira en IDK Gipuzkoa. «Aparte de acertar con las americanas, nos interesa tener alguna jugadora española de renombre. Pero sobre todo, no renunciaremos a que la base de nuestra plantilla sea de las jugadoras de casa».