Joseba VIVANCO
Athletic

El bueno, el feo y el malo

La despedida de Carlos Gurpegi dejó un muy agradable sabor de boca por muchos detalles no solo hacia el capitán. Los hubo también no tan buenos, como cierta actitud del rival o la televisión.

La resaca más dulce. El guión soñado. El escenario ideal. La compañía deseada. «Para mí es la noche perfecta, terminar así, terminar jugando, terminar siendo partícipe de los éxitos colectivos es muy, muy bonito. Cuando eres jugador de un equipo y llevas años en el mismo club, y sueñas con tu despedida, creo que sueñas con una noche como esta. Todo el mundo me ha tratado muy bien, me he sentido muy, muy querido y solo me queda dar las gracias a todo lo que compone la familia del Athletic», fueron las palabras ya más serenas del gran protagonista de la fiesta, tras el carrusel de emociones, de Carlos Gurpegi. «Y gracias, gracias porque me han dado mucho y yo no sé si merezco tanto cariño... Hasta me he encontrado bien en la grada haciendo tres irrintzis», añadía con su perenne sonrisa.

El ‘vizcaino’ de Andosilla fue el ‘bueno’ de esa despedida perfecta, pero no el único. Lo fue San Mamés en general, ambiente grande, ese que tanto se echa en falta, sobre todo en días señalados, en noches europeas. Debería la afición mirarse en ese espejo. Lo fue el gran derroche y entrega de un Markel Susaeta cuya trayectoria nunca está suficientemente valorada; el paradón al minuto 2 de un Iraizoz que puso la guinda a una temporada suya para enmarcar y cuyo abrazo con Gurpegi para intercambiar el brazalete fue uno de los momentos más simbólicos; el aplauso unánime más que merecidísimo a Balenziaga al ser cambiado; los dos goles made in Aduriz... el ídolo que nos suscita unas sensaciones contrapuestas, lamentar su cercano adiós al tiempo que imaginar lo que será su despedida. Buah... Inimaginable.

«Gurpegi va a dejar un hueco muy difícil de llenar, aunque no tengo duda de que este equipo, con la calidad humana que tiene, lo va a hacer. Pero es un hueco muy grande. Personalmente, para mí es alguien muy especial, con el que he compartido cosas muy bonitas, pero cosas también muy difíciles y malas, pero de las que siempre ha salido adelante con una sonrisa. Y me quedo con eso. Puede ser una de las personas de las que más he podido aprender, sobre todo en lo personal. Puedo decir que es más que un amigo», se confesaba el donostiarra, más relajado, tras el encuentro.

Urrutia habla de Laporte

Tampoco repara en elogios el presidente rojiblanco Josu Urrutia, quien, en una comparecencia posterior al partido, defendía que «Carlos no tiene nada que envidiar a otras trayectorias que han ganado títulos. Jugar en el Athletic es muy especial y hay pocas cosas que podamos envidiar de otros equipos. Tenemos que seguir asombrando a la gente, porque lo de este club es de asombrar».

El ‘bueno’ de Ernesto Valverde, cabecilla de esta cuadrilla, pero siempre en un discreto segundo plano. Incluso el sábado. Solicitando el día anterior un aplauso para sus hombres como agradecimiento por la temporada, delegando todo el mérito en ellos en la rueda de prensa posterior. Quizá por eso se echó en falta que San Mamés le hubiera dedicado un mínimo recuerdo, una ovación quizá cuando su nombre apareció en los vídeomarcadores y pasó desapercibido. El artífice de todo esto. «Un gran entrenador», dijo tras el encuentro Urrutia. Se quedó corto. Es ‘el’ entrenador.

También hubo ‘feos’. El Sevilla, por ejemplo, y no precisamente porque no se sumara con su defensa de feria a la fiesta bilbaina, sino por la innecesaria provocación en la que quiso meter a los rojiblancos a falta de otros argumentos para no verse superados. Lo fue también Fernando Llorente, protagonista esperado muy a su pesar y con el que buena parte de la grada se cebó hasta hacer excesiva sangre del árbol caído –«Llorente selección» o «Emery saca a Llorente»–, más allá de lo estrictamente necesario para provocar cuatro sonrisas en una tarde plácida.

Porque si hubo un ‘malo’ esa fue la actitud de los jugadores sevillistas en el cambio de Gurpegi, momento en que se fundió en un abrazo con sus compañeros pero ningún jugador andaluz se dignó a hacerlo como sí hicieron los leones una semana antes con Juan Carlos Valerón en su despedida en Las Palmas. ‘Mala’ también la retransmisión televisiva de Movistar+ que privó a los telespectadores de seguir el homenaje al capitán, un detalle muy malo.

Y si hay un malo malísimo en este final de temporada al que se ha puesto un broche de oro, ese es el interés del Manchester City por Aymeric Laporte. A él se refirió Josu Urrutia, para hacer uno de sus habituales juegos de palabras. «No descarto que Laporte siga, como no descarto que sigan otros», fue su contestación en una comparecencia ante los medios tras el partido. «Estoy al tanto de los rumores pero no hay nada oficial. Es normal que la gente se fije en nuestros jugadores porque están a un nivel muy alto. Pero que nos dejen un poco en paz y nos dejen seguir en nuestra línea», fueron sus palabras y ese aviso final a navegantes. Carpetazo al adiós de Gurpegi, se abre el culebrón Laporte. Malo, malo.

Susaeta, cerca de ser el mejor asistente del siglo

Markel Susaeta, destacado en el partido ante el Sevilla, suma 50 asistencias de gol en sus 297 partidos en Primera, gracias a los dos balones que puso a sus compañeros Aduriz y Raúl García. Sus destinatarios preferidos han sido Llorente (14), el propio Aduriz (10) y San José (6). El eibartarra está a solo tres asistencias de igualar las 53 de Fran Yeste como máximo asistente del Athletic en este siglo, seguido de Andoni Iraola, con 38, y Joseba Etxeberria, con 35.IJ.V.