Joseba VIVANCO
AL OTRO LADO DE LA LÍNEA DE CAL

Afición de primera, hau da Mendi!

Sacrificio, humildad... ¡El Alavés es de Primera! Una década después, Gasteiz vuelve a la élite del fútbol. Un equipo y una afición, Mendizorrotza lleno, una sola voz, un estadio que tiembla, una garganta que lo dio todo. Ayer era el día. Y lo fue. Y lo dio. Lágrimas, muchas. De alegría. Ya está aquí... Hau da Mendi!

Tiemblan los cimientos de Mendizorrotza, el zurdazo de Raúl García acaba de secar de gotas de lluvia la red del Numancia. La grada da la espalda y salta, y bota, y canta, y se abraza. Exterioriza la tensión de todo un día, un día muy largo que arrancó a mediodía en las calles del Casco Viejo, en la Kutxi, camisetas albiazules, retros, sonrisas, poteo, conversaciones monotemáticas, una mañana bendecida por un sol que pronto tornó en lluvia, la que acompañó el ‘korteo’ convocado por Iraultza 21 a media tarde para peregrinar desde la Virgen Blanca hasta el estadio, multitudinaria. Con tiempo de sobra para vestir el graderío de Mendizorrotza. Hau da Mendi! Colgado el cartel de no hay billetes. Jugadores a calentar, arropados por un público entregado. Cuenta atrás. En las entrañas del campo, en ese vestuario otrora santuario sagrado y ahora profanado por las cámaras de la televisión, Pepe Bordalás se dirige a sus hombres, «¡hoy es el día muchachos! Se acabaron los discursos, llegó el momento de la verdad, ¡vamos a ascender a Primera, vamos equipo!». Epidermis de gallina. Fuera llueve, pero no hace frío. Mendizorrotza es una caldera, espectacular el himno a capela, espectacular la afición que explota con el cabezazo a la red de su capitán, que corea al ídolo Toquero, que asciende a los cielos con el golazo de Raúl, que no sufre, vibra, lo toca, que reclama el tercero, ese minuto 21 de la segunda mitad en que se canta el himno. Épico. Cuatro de descuento. Bordalás arengando a las masas. ¡Final! ¡El Alavés es de Primera, esta afición es de Primera! Lágrimas derramadas, muchas. De felicidad. ¡Que viva el vino! ¡Gora Alavés!