Amaia U. LASAGABASTER
OSASUNA

El infortunio se ceba con un Osasuna condenado a sufrir

Segunda derrota consecutiva de los rojillos, que salen del play-off. Osasunamarcó primero pero la expulsión de Berenguer a la media hora le pasó factura.

OSASUNA 2

HUESCA 3

 

Uno no es totalmente consciente de la importancia de la suerte hasta que esta le da la espalda. Osasuna ahora mismo podría impartir un máster sobre el tema. Porque, aunque el infortunio suene habitualmente a excusa más que a argumento, a veces resulta capital. La de anoche fue una de esas ocasiones.

Y el golpe fue especialmente doloroso porque antes de un minuto que cambió el partido por completo, y para mal, los rojillos lo habían tenido todo de cara. Pero a punto de cumplirse la media hora, con Osasuna por delante en el marcador, una escapada de Tyronne, en lo que era prácticamente el primer acercamiento del Huesca al área rojilla acabó con la expulsión de Berenguer y el gol de Luis Fernández en la falta consiguiente. Aún así tuvo opciones el equipo navarro, pero una hora en inferioridad, la puntería del rival para tomar ventaja pronto y otro par de golpes en forma de balón a la madera y el desafortunado gol definitivo de los visitantes supusieron un escollo demasiado grande.

Y aún así El Sadar, hasta la bandera, seguía cantando minutos después de que Eiriz Mata decretara el final del encuentro. La afición rojilla quiere creer y cree, aunque los argumentos para la fe se hayan reducido considerablemente en las dos últimas jornadas, que se han saldado de idéntica manera para un Osasuna que ha pasado de acariciar el ascenso directo a mirar los puestos de play-off desde fuera. Porque lo peor no fue la derrota, que también, sino que además el resto de marcadores tampoco acompañó, provocando que los rojos pierdan la iniciativa y se condenen a sufrir.

Ganaron Córdoba, Girona y Zaragoza, todos ellos por delante en la clasificación ahora, en un combo de resultados que deja a Osasuna a dos puntos de la sexta plaza y a tres de la cuarta aunque, al menos, también tiene su lectura positiva: la derrota del Oviedo en Zaragoza deja a la escuadra asturiana, a la que visitarán los rojillos el próximo sábado, sin opciones ya de disputar la promoción, aunque previsiblemente motivados ante la posibilidad de acabar también con las de Osasuna.

Inicio fulgurante

Cálculos y cábalas que no importaron demasiado durante la primera media hora. Sobre todo después de que en el minuto seis, corroborando el buen arranque de su equipo, Javi Flaño centrara desde la derecha para que Nino cediera atrás y De las Cuevas marcara el 1-0 de un certero zapatazo.

El mejor espaldarazo para la convicción de los rojillos que, con el Huesca obligado a realizar su primer cambio de inmediato por la lesión de Fran Mérida, siguió llegando y creando peligro ante un rival incapaz de responder. Hasta que, sin tardar demasiado, se hizo de noche.

A punto de cumplirse la media hora, Tyronne se escapó hacia la portería, Berenguer le estiró de la camiseta lo justo para derribarle y, siendo el último defensor, el árbitro no lo dudó: roja directa. Tampoco le tembló el pulso a Luis Fernández a la hora de lanzar la falta, que se coló por la escuadra, con lo que el mazazo fue doble.

Recompuso Enrique Martín a su equipo, con Javi Flaño en la izquierda, Tano en la derecha, Kodro en la línea de cuatro y Nino como referencia ofensiva. Pero a Osasuna le costó resituarse y el Huesca lo aprovechó para generar más peligro y, peor aún, marcar el segundo. Esta vez con una bonita combinación que culminó Nagore. Solo tres minutos después los navarros tuvieron una opción inmejorable de volver a venirse arriba pero la fortuna les hizo otro quiebro y la falta de Miguel De las Cuevas se estrelló directamente en el larguero.

No fue suficiente para hundir a Osasuna, que tras el descanso regresó al césped con ánimos, y fuerzas renovadas. Entró Pucko y pronto Urko Vera, aunque el gol, el golazo, lo marcó Merino, con una volea desde el semicírculo que volvía a encender las ilusiones rojillas.

Pero esta vez fueron los maños los que se rehicieron, convirtiendo la última media hora en un toma y daca que Osasuna, en inferioridad durante demasiado tiempo, acusó. Lo peor, además, estaba por venir. A tres minutos del final, un remate de Luis Fernández rebotó en un rojillo, pilló a Nauzet a contrapié y ajustició a los navarros.

 

«Llorar ahora no nos lleva a ningún sitio, vamos a pelear hasta el final»

«Decepcionados, cabreados...». No es difícil imaginar cómo estaban los jugadores de Osasuna. «Pero a partir del martes hay que trabajar con muchísima ilusión», subrayó Enrique Martín, que recuerda que «hay opciones y cada jornada hay sorpresas» y que, sobre todo, tiene claro que «llorar ahora no nos lleva a ningún sitio, hay que pelear hasta el final».

Sobre el choque de ayer, admitió que «la expulsión, más el gol, nos ha partido» y destacó «la entrega, el esfuerzo» de equipo y afición.

GARA