el Arantxa MANTEROLA
BAIONA

Sigue la lucha de desgaste entre el Gobierno de París y los sindicatos

Los sindicatos no cejan en su empeño de que se retire el proyecto de reforma laboral y el Gobierno de París tampoco da marcha atrás. Las huelgas y protestas de ayer afectaron también al tráfico entre Lapurdi y Gipuzkoa. Para el resto de la semana, suma y sigue.

El tráfico de vehículos entre Lapurdi y Gipuzkoa, a la altura del puente de Behobia primero y el de la autopista de Biriatu después, se vio muy perturbado durante la mañana por el bloqueo de sindicatos y otros movimientos sociales que reivindican la retirada del proyecto de ley de reforma laboral impulsada por el Gobierno de París.

Hacia las 11.00, un grupo de 200 personas entre huelguista de la compañía ferroviaria SNCF convocados por la CGT y las que habían respondido al llamamiento del Colectivo «Hasta la retirada» de Ipar Euskal Herria, compuesto, entre otros, por LAB, EH Bai, EE-LV, NPA, Aitzina y algunas secciones de la CGT, obstaculizó durante cerca de media hora la circulación en ambos sentidos. Durante ese tiempo repartieron folletos informativos sobre las razones de su acción de protesta en la que también participaron miembros de CCOO y de LAB de Gipuzkoa que quisieron mostrarles su apoyo.

De allí, partieron al peaje del paso a la autopista, que también bloquearon durante una hora, lo que provocó colas kilométricas que afectaron, principalmente, a los camiones, ya que los vehículos ligeros fueron desviados a las carreteras adyacentes. Según los manifestantes, el objetivo principal de ese corte de circulación era, precisamente, evitar el paso de los camiones que transportaban combustible en dirección al Estado francés, donde sigue habiendo problemas de aprovisionamiento por las huelgas o reducción de producción en las refinerías.

En ambas iniciativas, que fueron vigiladas de cerca por la Policía, no hubo incidentes mayores. El Colectivo anunció que seguirán organizando acciones de bloqueo y apeló a participar en la manifestación que tendrá lugar hoy a las 10.30 en Baiona.

Huelgas sectoriales

Al pulso entre el Gobierno y los sectores que exigen la retirada de la reforma se unen diversas huelgas y movilizaciones de sectores específicos como el de la SNCF. Los trabajadores de la compañía estatal de trenes están negociando el cambio de estatus que se dará en pocas semanas, después de que se abriera el mercado del transporte ferroviario al sector privado.

Hasta el pasado martes, la dinámica de huelgas de los cuatro principales sindicatos (CFDT, UNSA, CGT y Sud-Rail) era de dos veces a la semana, pero desde entonces se ha convertido en indefinida, aunque la unión sindical está resquebrajándose un tanto debido a que algunos de ellos –UNSA y CFDT– se están dando por satisfechos con los preacuerdos obtenidos en las negociaciones que, en principio, deberán estar finiquitadas para el 8 de junio.

Presionado por el ambiente conflictivo general en torno a la reforma laboral, el Gobierno está mediando para que la SNCF ceda en diversas cuestiones –como el de que se garantice a los ferroviarios los derechos adquiridos– en un intento táctico de cerrar cuando menos algunos frentes abiertos, bajar la presión y romper la confluencia de conflictos en sectores tan estratégicos, por lo que tratará de hacer algo similar con las huelgas del Metro, de los estibadores y de los controladores aéreos.

10 de junio, fecha clave

Y es que como subrayaba ayer Peio Dufau, miembro de la sección hendaiarra de la CGT, «los próximos ocho días son decisivos» para el pulso que están manteniendo con el Gobierno, en particular respecto al proyecto de ley de reforma laboral. Se refería al comienzo del campeonato de fútbol Euro 2016 prevista para el 10 de junio.

Todas las partes enfrentadas saben que es una fecha clave y, aunque por el momento cada cual mantiene discursivamente su posición intransigente, se están dando algunos acercamientos al diálogo, como la disposición a un encuentro entre el primer ministro, Manuel Valls, y el secretario general de la CGT, Philippe Martinez.

El Gobierno está obligado a garantizar el buen desarrollo del acontecimiento deportivo, pero los sindicatos son conscientes de que tampoco pueden seguir con su dinámica de paralizar sectores estratégicos como el del transporte por mucho tiempo si no quieren que la comprensión mostrada hasta ahora por la ciudadanía en relación a la retirada de la ley se les vuelva en contra al entorpecer un evento tan popular y con tantas repercusiones económicas, políticas y sociales para el Estado.