Nagore BELASTEGI
DONOSTIA
EL HORROR DE MAUTHAUSEN

PRESOS REPUBLICANOS EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS

Con el objetivo de que la memoria histórica sea recogida apropiadamente, Aritza Kultur Elkartea (Villabona-Amasa) comenzó un trabajo de investigación centrándose en su localidad. Así se toparon con un vecino muerto en el campo de concentración de Mauthausen (Austria), al que no dudaron en homenajear.

Siguiendo al movimiento surgido en Euskal Herria para tratar de recuperar la memoria histórica, Aritza Kultur Elkartea (Villabona-Amasa) inició una investigación en 2012 con el objetivo de aclarar lo sucedido durante y después de la Guerra del 36. En su investigación se toparon con la pista de Adolfo Lozano Olazabal, que fue apresado en el campo de concentración de Mauthausen (Austria) por combatir en el frente republicano. Allí murió en 1941, supuestamente por neumonía.

También dieron con la historia de Alberto Beaufort, un hombre que nació en el municipio guipuzcoano «por casualidad» ya que vivió en Baiona y Londres. Él sí sobrevivió al campo y fue liberado junto al resto de compañeros en 1945. Aritza considera que existe una historia oficial pero que hubo más: «Los franquistas han tenido sus homenajes y políticamente han tenido la oportunidad de asegurar su legitimidad». Por ello, a lo largo de seis años han estado buscando información para poder reconocer a todos los que murieron a manos de los fascistas.

Pasaron los dos primeros años documentándose y creando un mapa de las personas que ha olvidado la historia oficial. Después decidieron que querían hacer pública la información obtenida, y para ello lanzaron diferentes publicaciones –la última, el libro “Hotzikararen kronikak” sobre la tortura entre 1960 y 2011– y pusieron en marcha una página web (www.amasavillabonaoroitzen.net). Desde esta sociedad cultural apuntan que acercarse a las nuevas tecnologías es importante para que los jóvenes puedan obtener esa información de una forma sencilla.

El viaje a Austria

La tercera fase consiste en profundizar en los datos obtenidos. Para ello, y siguiendo la pista de Adolfo Lozano, Aritza Kultur Elkartea consiguió ponerse en contacto con su hija e invitarla a Villabona-Amasa para que tomara parte en un homenaje. En el marco de su investigación, Nora Urbizu y Esti Amenabarro decidieron viajar a Mauthausen en abril y conocer el campo de concentración donde estuvieron 90.000 combatientes republicanos. Sacaron fotos y se informaron de los horrores que allí vivieron los miles de presos que murieron y los que consiguieron salir con vida.

El Ministerio de Interior de Austria promueve los homenajes a las víctimas del nazismo –un gesto que Aritza Kultur Elkartea aplaude–, por lo que invitaron a la asociación a participar en los actos que ellos organicen. Además, les pidieron ayuda para completar las biografías recogidas en la versión online del “Libro de los nombres”, donde han aportado documentos sobre Adolfo Lozano.

Unos se divertían mientras otros morían

En el exterior del campo de concentración había una piscina, que no llegaron a utilizar como tal pero sí como depósito de agua, y un campo de fútbol donde se disputaban partidos de la liga nacional. A escasos metros se encontraban los barracones del campo Ruso, la zona más cruel del campo de concentración. Mientras los nazis disfrutaban del tiempo libre, los reclusos morían. El campo de fútbol se convirtió en cementerio después de la liberación de los presos.

la guardiana de los recuerdos

Había un laboratorio fotográfico donde se guardaban los retratos de identificación de los presos. Los republicanos del Estado español consiguieron sacar algunos negativos y dárselos a Anna Pointner (en la foto, a la izquierda), vecina de Mauthausen que hizo públicas las imágenes más adelante. Frente a su casa hay un monolito de reconocimiento.

Sobrevivir en los barracones

La imagen grande es ejemplo de la disciplina a la que eran sometidos los presos. Hay un detalle llamativo: todos los prisioneros saludan con el brazo derecho, menos el más cercano a nosotros de la primera fila, que alza el izquierdo mientras los demás le miran asombrados. Se desconoce si fue un acto de rebeldía. Abajo, un barracón de mujeres en un campo mayormente masculino.

De sala de tortura a sala de reuniones comunista

A los recién llegados se les recibía en las duchas, en el sótano. Allí murieron miles de personas por hipotermia al obligarles a permanecer durante horas bajo el agua helada. En 1945 el Partido Comunista Español celebró en ese lugar su primera asamblea, ante la imposibilidad de los presos de volver a casa debido a la dictadura de Franco.

La necesidad de escapar, aunque fuera muertos...

Los presos querían escapar y lo que les separaba de la libertad era una valla. En algunas ocasiones la desesperación les hacía correr hacia ella e intentar saltarla con la esperanza de salir ilesos. Otras veces, a sabiendas de que estaba electrificada, se lanzaban contra ella para morir y escapar del sufrimiento del campo de concentración. Sin embargo, en muchas ocasiones estos «suicidios» eran provocados por los oficiales de las SS, puesto que les obligaban a tocar la valla o directamente les empujaban a ella. Otras muertes inscritas en el libro de registro apuntaban a fusilamientos «mientras huían», «infección pulmonar», «infarto»... Es célebre la pared de la cantera de granito, llamada la «pared del paracaidista», desde la cual lanzaban a los presos recluidos en el campo (más información en la imagen de la derecha).

Las «escaleras de la muerte»

El Reich quería que Mauthausen fuera el campo de concentración más duro, que ofreciera un castigo ejemplar a los presos. Este consistía en trabajos forzados en una cantera de granito: se debía cargar con el material a lo largo de 186 escaleras hasta la extenuación. Los nazis comerciaban con el granito y con él construyeron, por ejemplo, mausoleos en Alemania.

Las malas sensaciones que nunca se van de un lugar

El comunista catalán Francisco Boix trabajó en el laboratorio fotográfico de Mauthausen. Esta fotografía antigua tiene su propio pie de foto, escrito por el autor: «Judío holandés ahorcado en el WC siguiendo (...) indicaciones de las SS. Primavera 1942. Foto archivo Juventud Socialista Unida y Partido Comunista Español». El lugar se encuentra ahora sin letrinas pero con los tubos aún en la pared.