Raimundo Fitero
DE REOJO

Solar

Probablemente sea un hecho histórico de una relevancia fundamental para el futuro del planeta Tierra. El Solar Impulse II es un avión que funciona solamente con energía solar y acaba de terminar su vuelta al mundo, cuarenta mil kilómetros recorridos en diecisiete vuelos, con dos pilotos al frente y sin ningún gasto de energía más allá de la que le proporciona el sol. Curiosamente este periplo aeronáutico empezó y terminó en los emiratos árabes que viven casi exclusivamente del petróleo, es decir una pura contradicción o una publicidad engañosa o un patrocinio de inversión para un futuro inmediato.

Los expertos en energías se referían hasta ahora que las provenientes de los recursos fósiles no podían ser sustituidas para mover los aviones o para desplazar esas fortalezas de acero con cinco mil turistas o cientos de contenedores por los mares. Uno de los mitos, prejuicios o excusas acaba de ser derribado. Se puede volar, y el que se haga de manera más eficiente para el transporte de más personas o mercancías es cuestión de un desarrollo tecnológico para lograrlo. Si esto sucede, variará en unas décadas todos los conceptos actualmente vigentes sobre las energías renovables.

Todo esto sucede cuando la confusión interesada para frenar el desarrollo de las energías de auto-consumo sufren un ataque deliberado desde un ministerio corrupto que sirvió de manera indeseable a los intereses de las energías duras, las de las multinacionales del petróleo, alineadas con unas empresas eléctricas que toma decisiones estrictamente financieras y de beneficios no de servicio público esencial e intransferible. Se paga en el Estado español un impuesto al sol. Una absurda manera de ir contra la historia como lo demuestra este avión y que en Alemania el uso de la energía solar triplique al del sur de Europa.