Alberto PRADILLA
MADRID

El PNV reitera su doble «no» a Rajoy y dirige la presión hacia el PSOE

Si Mariano Rajoy se presenta a la investidura, el PNV votará un doble «no». Así de contundente se mostró ayer el portavoz jeltzale en el Congreso español, Aitor Esteban, tras participar en la ronda de contactos de Felipe de Borbón, jefe del Estado. Habitualmente, los representantes de Sabin Etxea no suelen comparecer tras el encuentro con el rey español. Ayer, sin embargo, Esteban hizo una excepción para desmentir lo que definió como «rumores que interesadamente unos y otros hacen circular por los medios». Se refería tanto a PP como a PSOE y Podemos. Para todos ellos envió recados en tono enfadado, aunque la mayor cota de presión fue para el partido liderado por Pedro Sánchez. Por un lado, al interpretar que Ferraz puede buscar compañía en la decisión de abstenerse y permitir gobernar al PP. Por otro, al plantear que, si el PSOE se lanzase a buscar un gobierno alternativo junto a Unidos Podemos, existirían posibilidades.

Esteban, que sigue negando que el PNV diese dos votos a las vicepresidencias de PP y Ciudadanos en la sesión de constitución de las Cortes, lanzó consejos para todos. Al PP, por ejemplo, le instó a tener «valentía» y buscar acuerdos para la investidura de Rajoy. Al PSOE le recordó que es él quien tiene la «llave» y le aconsejó que no busque «compañeritos» en caso de que finalmente decida abstenerse para evitar terceras elecciones. Una opción, la de una nueva repetición de la cita con las urnas, que no quiso descartar.

La principal idea en la que Esteban insistió es que no existe ningún acuerdo con el PP. Ni siquiera después de que Génova le prestase cuatro senadores para formar grupo propio en la Cámara Alta. La riojana María Teresa Antoñanzas, el asturiano Mario Arias, el leonés Alfonso Jesús Rodríguez y el oscense Antonio Villacampa formarán parte, aunque solo sea durante un par de jornadas, del denominado «Grupo Vasco» en el Senado, antes de regresar a la disciplina del PP. Esteban ubicó este gesto en la «cortesía parlamentaria», pero no supo explicar por qué hace siete meses el partido de Rajoy calificaba de «fraude de ley» la unión de diputados de EH Bildu, ERC y Unidad Popular y ahora manda a sus miembros en un viaje de ida y vuelta para configurar el grupo jeltzale.

En su opinión, para que hubiese algún tipo de acuerdo con el PP debería existir un «cambio de actitud» hacia la «agenda vasca». Algo que, a su juicio, necesita «tiempo». De este modo, rechazó ser uno de los «afines ideológicos» de Rajoy a los que el PSOE insta a favorecer la investidura y recordó que es precisamente con Ferraz con quien gobierna en las principales instituciones de la CAV. Más presión para Pedro Sánchez, que hoy pasa por Zarzuela manteniendo su rechazo a avalar a Rajoy o a abstenerse. Otra cosa es que en su casa le dejen buscar un Gobierno «progresista».

Urkullu tiene poco margen para juguetear con las autonómicas

El portavoz del Ejecutivo de Lakua, Josu Erkoreka, anunció ayer en la rueda de prensa que sigue al Consejo de Gobierno que el lehendakari, Iñigo Urkullu, está «reflexionando» sobre la fecha de las elecciones autonómicas que se daba por hecho que se convocarán para al 23 de octubre. Erkoreka recordó que «el lehendakari dijo claramente que en una situación de normalidad su propósito era celebrar las elecciones en otoño». Pero añadió que las circunstancias en Madrid «no son de normalidad».

Pues bien, frente al halo de misterio que se le quiere dar a la decisión, legalmente el lehendakari no tiene mucho margen ya para juguetear con las fechas, como hizo en abril al sugerir un posible adelanto.

Las elecciones tendrán que ser entre el 25 de setiembre, si decide disolver el Parlamento este mismo fin de semana tras el pleno que se celebrará hoy, y el 20 de noviembre, que es el límite legal con el que cuenta, para lo que debería hacer la convocatoria a finales de setiembre, es decir, 25 días antes del 21 de octubre en el que se celebraron los comicios en 2012.

Iñigo Urkullu quiere alejar las autonómicas del contaminado debate de investidura que hay en Madrid, pero carece de la variable principal: no sabe si habrá gobierno o terceras elecciones. Si hubiera gobierno en setiembre, podría retrasar las autonómicas a noviembre para dejar que se calmen las aguas. En cambio, si hay una tercera convocatoria en el Estado, esta sería en noviembre o diciembre, para lo que le convendría adelantarse lo más posible. Pero esa decisión debe tomarla a lo sumo en una semana, porque necesita 54 días entre la convocatoria y las elecciones y después del 2 de octubre se entra ya en un periodo con festividades hasta el previsto 23.

Por cierto, pese a que Erkoreka dijo ayer que la prensa especuló con un adelanto electoral a junio que se ha demostrado incierto, cabe recordar que fue el propio Iñigo Urkullu quien habló de ello en Radio Euskadi el 7 de abril.Iñaki IRIONDO