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PARÍS

Hollande redistribuye sus fuerzas para dar imagen de seguridad

El Estado francés asegura que «blindará» sus eventos y festivales previstos para este verano con 23.500 policías, gendarmes, militares y reservistas, si bien el gran despliegue que ya había realizado hasta ahora no había logrado su objetivo y el yihadismo y la ultraderecha han conseguido envenenar el ambiente. Además, el Gobierno de Hollande trata de atender también la demanda de los líderes religiosos de garantizar una mayor protección a los lugares de culto.

Los esfuerzos de los gobernantes para ofrecer una cierta imagen de seguridad, de que todavía están al mando, recibieron una ducha de agua fría cuando se supo que los autores del ataque del martes, que aunque no fue el que causó mayor número de víctimas, sí que estremeció especialmente a la población por tratarse del primer templo católico atacado, habían jurado lealtad al ISIS en un vídeo grabado previamente.

Los dos yihadistas que atacaron una iglesia en Normandía en la que degollaron a un sacerdote habían jurado lealtad al Estado Islámico en un vídeo difundido ayer por la agencia Amaq, vinculada al ISIS. «Juro lealtad al comendador de los creyentes, Abu Bakr al-Bagdadi al-Huseini al-Quraishi, escuchar sus órdenes y obedecerle en lo fácil y en lo difícil», señaló la persona que se identificó como Abul Yalil al-Hanafi, vestido con una chaqueta militar.

El ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, detalló cómo reforzarán el dispositivo de seguridad para 56 eventos hasta final de verano. Tras un Consejo restringido de Seguridad y Defensa presidido por Hollande, quiso tranquilizar a sus compatriotas y a los millones de turistas que recibe el Estado francés en el periodo estival. Entre las medidas previstas está la cancelación de los actos «si no se dan las condiciones» de seguridad.

Este refuerzo acarreará el aumento a 10.000 del número de militares que participan en la misión Sentinelle por todo el territorio francés. Sin embargo, a partir de ahora se destinará a más militares fuera de París, que ahora concentra el 40% del total, y se aumentará el recurso a los reservistas de la Gendarmería. Cazeneuve, muy criticado por la gestión de la seguridad en la masacre cometida en Niza el 14 de julio, instó a no escuchar los cantos de sirena de la derecha y la ultraderecha de recurrir a leyes más contundentes: «No podemos salir del Estado de Derecho para proteger el Estado de Derecho, porque así habremos consagrado la victoria de los terroristas».

La preocupación por la seguridad se ha trasladado ahora a los líderes religiosos que, tras reunirse con el presidente Hollande, reclamaron un refuerzo de la protección de los lugares de culto. Los representantes religiosos se congregaron por la tarde en una eucaristía en la catedral Notre Dame de París junto a la clase política francesa, encabezada por el propio Hollande.

Un joven inestable obsesionado con Siria

Adel Kermiche, uno de los yihadistas que degolló el martes a un cura, era un joven francés con trastornos de conducta y obsesionado con Siria. Nació el 25 de marzo de 1997 en Normandía, donde tuvo lugar el ataque. Según vecinos y allegados, provenía de una familia numerosa, de origen argelino, que señaló su «radicalización» y estaba preocupada por el camino que estaba tomando el joven, según un líder musulmán de la ciudad. Según el diario “Le Monde”, fue seguido por un sicólogo desde los seis años y en su adolescencia estuvo varias veces hospitalizado, incluyendo 15 días en una unidad siquiátrica. Descrito como un «niño hiperactivo», fue excluido de la escuela a los 12 años por «problemas de comportamiento». Kermiche era una verdadera «bomba de tiempo», según el testimonio de un joven de su barrio citado por “Le Parisien”: «Ya no lo soportábamos. Solo hablaba de Siria y de su sueño de matar a soldados de Al-Assad». Llevaba un brazalete electrónico por querer viajar a Siria, aunque nunca fue condenado.GARA