El índice de tolerancia de los ciudadanos de la CAV respecto a las personas migrantes ha crecido un punto en el último año, hasta colocarse en un 59%, y se sitúa en el nivel más alto desde 2007. Así se desprende del informe “Percepciones y actitudes hacia la inmigración extranjera” que el Observatorio Vasco de la Inmigración-Ikuspegi presentó ayer y que, en términos generales, dibuja una mejoría de la percepción respecto a esta parte de la población. Con todo, el trabajo indica que un 43,5% de los encuestados entraría en la categoría de «tolerantes», mientras que un 38,3% es catalogado como «ambivalente» y un 18,2%, como «reacio» hacia la inmigración de fuera del Estado.

Ikuspegi considera que el «deterioro» de las actitudes hacia las personas migrantes ha estado muy ligado a la crisis económica y que la actual «mejora» del contexto económico ha empezado a «revertir» ese proceso. Asimismo, el estudio muestra que la percepción de la inmigración como problema se ha ido reduciendo, quedando detrás del desempleo, los problemas económicos o la corrupción.

Aun así, en respuestas «espontáneas», un 12% de la sociedad cree que este colectivo supone un problema.

Sanidad, educación y refugio

Donde la ciudadanía se muestra más «abierta y tolerante» hacia la inmigración es cuando se tratan cuestiones como el derecho a la sanidad, la educación o el refugio. Así, el 78% coincide en que todas las personas extranjeras deberían tener acceso a la educación o a la sanidad como derecho de carácter universal.

Además, el 29,8% estima que hay que acoger a las personas refugiadas sin restricciones frente al 22,1% que opinaba lo mismo en 2015, porcentaje que sube al 71% en el caso de que esas personas sean perseguidas.