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Siria y Rusia anuncian la salida de civiles de la zona oriental de Alepo

Siria y Rusia afirmaron ayer que docenas de familias y rebeldes abandonaron la ciudad sitiada de Alepo a través de corredores humanitarios abiertos, aunque la oposición lo negó. El OSDH confirmó que una veintena de civiles salió del asediado sector este de la ciudad siria, e insistió en que ninguno de ellos era rebelde.

«Esta mañana, decenas de familias dejaron (la zona rebelde) a través de los corredores (implantados) para permitir la salida de los ciudadanos asediados por grupos terroristas en los barrios del este», informó la agencia oficial Sana. «Fueron acogidos por miembros del Ejército y llevados en autobús a refugios temporales», añadió, señalando que varias mujeres también salieron de los barrios del este por el paso de Salahedin.

La agencia publicó fotografías de mujeres vestidas de negro acompañadas por niños, en fila junto a los soldados, o subiendo a un autobús. La cadena de televisión oficial Al-Ijbariya difundió imágenes de mujeres y niños atravesando una calle bor- deada por edificios en ruinas.

Según Sana, que citó a fuentes locales, «terroristas» impidieron a las familias abandonar los distritos del este. Sin embargo, desde el interior de los barrios sitiados, activistas ofrecieron una versión distinta a Efe al asegurar que varias personas intentaron salir por Salahedin, «pero no pudieron hacerlo porque el régimen no abrió el corredor». Residentes y un corresponsal de la AFP dijeron no haber visto señales de movimiento.

Sana también señaló que rebeldes depusieron sus armas, sin precisar cuántos.

Alepo, con unos 250.000 habitantes sometidos a un extenuante asedio desde 2012, está dividida en dos desde el inicio del conflicto. El régimen controla los barrios del oeste y trata de reconquistar los orientales, en manos rebeldes, bombardeando la zona desde hace meses e impidiendo a los insurgentes obtener refuerzos o contraatacar.

Tras cercar el 17 de julio los barrios rebeldes, que padecen una gran escasez de productos de primera necesidad, el régimen autorizó la apertura de corredores para permitir la salida a los civiles y a los combatientes que deseen dejar las armas.

Desde el 7 de julio no ha entrado ayuda humanitaria a los barrios rebeldes de Alepo.

«Salid o moríos de hambre»

Rusia, aliado de Siria, anunció la apertura de cuatro corredores «humanitarios» aunque rebeldes, opositores y EEUU expresaron su escepticismo.

«Aquí estamos en el paso de Bustan al-Qasr. El régimen miente», aseguró un comandante rebelde local, Yaser Flis, a AFP.

La ONU se mostró favorable a los corredores y propuso controlarlos. Pero, el viernes, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, evocó una posible «artimaña» de Moscú.

La oposición también cuestionó las intenciones del régimen y de su aliado ruso. Ahmad Ramadan, miembro de la coalición de la oposición en el exilio, habló de «corredores de la muerte», mientras que su colega Bassma Kodmani denunció «un mensaje brutal para nuestro pueblo: salid o moríos de hambre».

Según los analistas, la pérdida de Alepo podría significar el inicio del fin de la rebelión y representar un punto de inflexión determinante en la guerra.

 

Los combates podrían obligar a huir a un millón de iraquíes

Hasta un millón de personas podrían verse forzadas a huir de sus hogares en Irak en las próximas semanas o meses debido a la intensificación de los combates y necesitar refugio y asistencia, advirtió el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que aseguró que este desplazamiento supondría «un problema humanitario masivo para el país». Por eso, pidió a los donantes más fondos, en concreto 17 millones de dólares adicionales.

«La situación es impredecible, pero hay que prepararse para lo peor. Es probable que la lucha se intensifique, especialmente en el área de Mosul (capital de Nínive)», dijo su director regional de operaciones en Oriente Medio y Próximo, Robert Mardini.

Según los datos del CICR, más de diez millones de personas necesitan algún tipo de ayuda en Irak y tres son desplazados internos, una cifra que podría «aumentar dramáticamente» si hay una escalada de la violencia.

El CICR está especialmente preocupado por la situación en Nínive, donde se lleva a cabo una ofensiva para recuperar el control de Mosul, feudo del Estado Islámico.

Los fondos adicionales se utilizarán para proporcionar agua, alimentos, suministros médicos y otro tipo de asistencia a aquellas personas atrapadas en los combates. El CICR también centrará sus esfuerzos en promocionar el respeto del derecho internacional humanitario entre las partes implicadas.   GARA