Txisko FERNÁNDEZ
DONOSTIA

El dumping del acero toma carácter de «ping-pong» entre la UE y China

No está claro si alguna de las dos partes saldrá beneficiada de esta competición, ya que la crisis que afecta a la siderurgia tiene características globales y cíclicas. Pero lo cierto es que las medidas antidumping ya no son exclusivas de la Unión Europea. China ha optado por devolver la pelota tanto en dirección a Bruselas como hacia Tokio y Seúl.

La siderurgia vasca no es una mera espectadora en el intercambio de golpes arancelarios que están protagonizando los dirigentes de la Unión Europea y de China. La crisis internacional del sector del acero está teniendo repercusiones muy graves en Euskal Herria y todavía solo se están notando las más directas: las que afectan a los trabajadores de las factorías de Arcelor Mittal en Sestao y Zumarraga, así como a sus proveedores y distribuidores, entre quienes se encuentran tanto pequeñas empresas como los granes puertos de Bilbo y Pasaia.

Por esa parte, la destrucción de puestos de trabajo y la reducción de actividad económica son hechos incontestables. Por otra, queda por ver cómo termina la «operación de retorno» a manos de empresarios vascos de las plantas de Sidenor de las que se ha desprendido la multinacional brasileña Gerdau, mientras que la catalana Celsa está ampliando la acería del Puerto de Baiona.

Un «lobby» en Bruselas

Aunque quienes controlan el negocio son las compañías trasnacionales y «la Unión» apenas es más que un ideal político muy cuestionado por la ciudadanía europea, el conflicto arancelario está cobrando tintes «nacionalistas» fomentados por algunos portavoces comunitarios y, sobre todo, de las grandes empresas. Cabe recordar que el pasado 15 de febrero Bruselas acogió una marcha impulsada por Eurofer (Asociación Europea del Acero), que, en calidad de lobby, exigía a la Comisión Europea nuevas medidas para frenar las importaciones de acero provenientes de China y Rusia.

Y esas medidas han ido llegando en los últimos meses, sumándose a las que ya estaban en vigor. La última llegó el pasado viernes, cuando el Ejecutivo comunitario decidió imponer «medidas antidumping definitivas», con aranceles que van desde el 18,4% al 22,5%, a productos chinos como las barras de refuerzo con grado de resistencia elevado, empleadas ampliamente para reforzar el hormigón en construcciones. Se trata de un tipo específico de barras que corresponde al estándar utilizado en Gran Bretaña e Irlanda y que también se producen en varios estados de la UE.

El Ministerio de Comercio de China protestó por unas sanciones que considera «injustificables» ya que, según subrayó, Bruselas eleva así el precio de los productos chinos al calcular mayores objetivos de beneficios para las empresas europeas de los que serían razonables en un contexto de crisis mundial del sector siderúrgico.

Nuevo estatus para Pekín

Pekín lamentó que la decisión de la UE «se produzca apenas unos meses después de que los ministros de Comercio del G20 acordaran evitar el proteccionismo». Pero, apenas cuatro días antes, el propio Ministerio chino de Comercio impuso tasas antidumping sobre las importaciones de acero eléctrico o para transformadores procedentes de la Unión Europea, Japón y Corea del Sur. Las nuevas tasas van desde un 37,3% hasta un 46,3% y, en principio, se mantendrán durante cinco años.

Pese a estos rifirrafes, a nadie se le escapa ya que esta polémica se enmarca en el debate sobre el reconocimiento de China como «economía de mercado». Un estatus que la UE se niega a asumir pero que, probablemente, será alcanzado por China en diciembre, en cumplimiento de su acuerdo de adhesión a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001.

 

Mercancías chinas llegan a través del Ártico

Ajenos al debate sobre el dumping del acero, tres cargueros chinos navegarán este verano por aguas del océano Ártico con destino a la Unión Europea, que no deja de ser el primer socio comercial del gigante asiático. La naviera Cosco indicó a mediados de julio que quiere integrar a su servicio regular esa vía de comunicación, accesible en los últimos años durante el verano boreal gracias al cambio climático.

La compañía confirmó que el mercante “Yong Sheng”, que zarpó de Tianjin, tenía previsto hacer la «ruta marítima del Norte» (también denominada «Paso del Noreste»), bordeando la costa siberiana.

El trayecto por el Ártico acorta en unos diez días los periplos de estos barcos procedentes de China, el primer exportador mundial de bienes manufacturados. El “Yong Sheng” inauguró esa ruta en 2013 y volvió a recorrerla en 2015, con un viaje ida y vuelta a Europa en 55 días. Otros dos cargueros, el “Tian Xi” y el “Xiang Yun Kou”, recorrerán ese mismo itinerario este mes de agosto.GARA