Koldo LANDALUZE
DONOSTIA

Cine de terror y campañas de publicidad, una combinación tan original como explosiva

El cine de terror y las campañas publicitarias siempre han generado un buen número de polémicas. La última ha sido la emisión en horario infantil del tráiler de la película «Nunca apagues la luz».

La campaña publicitaria de “Nunca apagues la luz”,  película de terror apadrianada por James Wan y dirigida por David F. Sandberg, ha generado una ola de protestas que se ha traducido en una campaña de recogida de firmas que piden la no emisión de este spot publicitario en horario infantil debido al miedo que provoca en muchos niños. Casi 22.000 personas han compartido a través de las redes sociales su petición, generando un revuelo insospechado. Lejos de ser un caso aislado, el cine de terror y sus campañas de marketing –voluntario o no voluntario– han sido protagonistas de algunos de los episodios más singulares de la historia de la publicidad.

Entre los casos más destacados figura la que respaldó el estreno de “El exorcista” y en un tiempo en el que internet no era más que una quimera. Sin esta herramienta que hoy en día resulta fundamental para amplificar el efecto, al filme dirigido por William Friedkin en el año 73 tan solo le hizo falta una campaña basada en el tabú religioso y en el terror real –la advertencia de que la trama estaba basada en una historia real–.  Los dueños de los cines amplificaron este efecto aparcando ambulancias en las puertas y colocando enfermeros con camillas listos para atender a los primeros desmayados. Incluso los detractores de la película le hicieron sin quererlo publicidad. El reverendo Bill Graham escribió: «Por primera vez en una película mainstream, las audiencias presenciaron la desecración gráfica de todo lo que era considerado sano e íntegro en el dilapidado Sueño Americano: el hogar, la familia, la iglesia y, sobre todo, la infancia». Graham acusó al filme de «satánico», lo que aumentó el efecto publicitario.

El pasado año internet amplificó el efecto publicitario de la película de terror dirigida por Travis Cluff y Chris Lofing, “La horca”. Todo comenzó con el hastag #Charliecharliechallenge. En menos de 48 horas dos millones de usuarios provaron fortuna en un juego que consiste en poner en equilibrio dos lápices en forma de cruz encima de un papel con las palabras “sí” y “no”. Visto el cariz que había tomado esta siniestra ouija casera, la productora Warner Bross se vieron en la necesidad de aclarar este «engaño publicitario» que debía respaldar el estreno de “La horca”.

Otro caso similar, pero menos impactante, fue la campaña del remake de “Carrie”. Para tal fin se habilitó una cafetería de Nueva York con distintos gadgets para simular el enfado que padecía una joven y sus consecuencias paranormales.