Mikel INSAUSTI
HEIDI

La mejor versión del clásico de Johanna Spyri

El cine centroeuropeo hace por fin justicia a la novela de Johanna Spyri, con una impagable versión que será ya muy difícil de superar. Me gustaría decir que su éxito artístico se debe a la presencia de Bruno Ganz en el papel del viejo de los Alpes, pero es que todos y cada uno de los elementos del reparto están en su sitio, contribuyendo a una admirable composición coral. La pareja infantil que incorporan Anuk Steffen y Quirin Agrippi es perfecta, sobre todo por la rudeza del niño como un Pedro totalmente asilvestrado en su trabajo de pastor de cabras. Todo lo contrario que la refinada Klara, encarnada por Isabelle Ottman en la parte urbana de Frankfurt, donde también brillan Peter Lohmeyer y Katharina Schüttler al frente del personal de servicio, bordando las caracterizaciones del mayordomo y la institutriz.

Pero “Heidi” (2015) es un placer para la vista gracias al trabajo del director de fotografía Matthias Fleischer, en un registro diferente al que hemos podido apreciar en su reciente aportación a “Mi vida a los sesenta” (2014). Se sitúa al frente del retrato paisajístico alpino en la gran pantalla, mediante una estética naturalista de fuertes contrastes, luciéndose especialmente en las secuencias con nieve, donde sigue las evoluciones de la niña y su abuelo sobre el trineo. Son momentos irrepetibles, que ganan fuerza frente a otras versiones más edulcoradas.

La película a fin de cuentas consigue transmitir aquello que la autora quiso contar, abducida de por vida por la atracción que ejerce la naturaleza salvaje. La nostalgia por la libertad de las montañas aparece como un mal incurable, que se ve de forma resignada y melancólica desde la civilización. En tal sentido la diferenciación que se hace entre el entorno rural y el de la gran ciudad es impactante, porque consigue reflejar lo que ya era en el siglo XIX el tráfico de los coches de caballos.

Honi buruzko guztia: HEIDI