Arcángel abrió “Flamenco On Fire” junto al grupo de “Voces de Mujeres Búlgaras”. Hoy impartirá un taller de cante flamenco titulado “Los Fandangos de Huelva”. Y en el ciclo “Flamenco en los Balcones”, estará con Dani de Morón hoy viernes a las 13.30 en un balcón de la Plaza del Castillo de Iruñea.

¿Cuál ha sido la evolución de Arcángel desde sus comienzos hasta hoy en día?

Lo esencial ha sido la de mantener viva la ilusión por lo que haces, mantener intacta la afición. Aunque yo espero no haber cambiado mucho y, si lo hubiera hecho, que haya sido para bien.

¿Para usted qué es lo que hace grande y universal a un cante desde la perspectiva flamenca, el propio cantaor o el cante en sí?

Sin duda quien lo canta, quien lo interpreta. Es verdad que hay ciertas melodías que llevan implícitas un reconocimiento de calidad, siendo por tanto más valoradas ya que corresponden a esas mismas fuentes del flamenco: Soleá, Seguiriya, etc… Pero es el quién lo expresa el que hace que un cante sea mayor o menor.

Según Arcángel, ¿cuál es la línea que separa el flamenco del folclore sureño?

El folclore lleva implícito unos cánones más concretos e inamovibles, permitiendo menos oscilación y sobre todo son melodías más sencillas y aptas para todos los oídos. Estas tienen la posibilidad de poder ser cantada en coro, algo inusual en el cante flamenco como tal.

Entre usted y el maestro Morente había una complicidad fuera de lo común. Él se enriquecía con los jóvenes y su arte. ¿De qué manera se enriquecía usted con él?

Me enriquecía con él en todo momento y situación, desde una conversación hasta comiéndonos un plato de habichuelas juntos. Él llevaba consigo la maestría, el talento y la inteligencia. Él era una fuente inagotable de conocimiento. Estar con él donde fuera era ya toda una experiencia.

Ya Enrique Morente hizo sus incursiones con las «Voces de Mujeres Búlgaras». ¿Podemos entender que esta nueva propuesta entre usted y estas voces es una continuidad del proyecto de Morente o va por otro lado?

Bueno, no es ni una cosa ni la otra, pero que no tenga nada que ver es imposible porque fue Morente quien me descubrió estas voces, pero a la vez no es una continuidad de ese proyecto como tal. Esta propuesta es Arcángel y las “Voces Búlgaras”.

Con la completísima y versátil guitarra de Dani de Morón, ¿han encontrado la simbiosis perfecta?

Lo que hace Dani me parece muy interesante. En él me apoyo mucho porque tiene las condiciones artísticas y creativas que a mí me parecen importantes. Tiene conocimiento de la tradición y la valentía para trasgredir, así como la capacidad de acompañar al cante de forma magistral y de ser uno de los mejores solistas.

El que el último trabajo de Arcángel haya sido al más puro estilo como mandan los cánones, en directo y buceando en la raíz, ¿ha sido ello consecuencia de algo?

Si, sobre todo es consecuencia de que ya me apetecía hacerlo de esta manera. No tanto por lo que se canta sino por cómo se canta. A mí me apetecía cantar en la intimidad, después de llevar años haciendo producciones en estudio y buscando fórmulas nuevas, quería cantar en foros donde a mí me relajara poder cantar de forma más tradicional.

Hoy en día, su tierra, Huelva, cuna de infinitos estilos de fandangos, del cual usted es un acérrimo estudioso, empieza a despuntar jóvenes cantaores que aportan contemporáneas formas al cante…

Huelva hoy por hoy se está poniendo afortunadamente en el mapa del flamenco y de la música en general y eso es consecuencia de la riqueza melódica y estilística que el fandango y sus diferentes variantes aporta a ello.

Hemos podido disfrutar estos últimos años de Arcángel en distintos eventos por Euskal Herria. ¿&dcOne;ué le sugiere el público de aquí?

Siempre que vengo al País Vasco me llevo una buenísima sensación. Son gente muy respetuosa, y no solo con el flamenco, sino con el arte en general. Es muy valorada la concepción que se tiene aquí de la cultura y del arte en general, con lo cual esto se refleja en el público que viene a verte.