Alberto PRADILLA
MADRID
CRISIS POLÍTICA EN EL ESTADO: LA ELECCIÓN DEL PRESIDENTE

El cierre del PSOE ante la maniobra de PP y C’s constata el bloqueo

Tal y como estaba previsto, PP y Ciudadanos sellaron ayer su acuerdo de investidura de cara a la sesión que tendrá lugar mañana. La gran baza para presionar al PSOE es que 100 de las 150 medidas acordadas fueron avaladas por Pedro Sánchez hace cinco meses. En Ferraz eluden la discusión anunciando el «no» antes de la reunión con Rajoy.

Era evidente que la estrategia de PP y Ciudadanos iba a ser utilizar lo firmado por Pedro Sánchez con Albert Rivera hace cinco meses para responsabilizarle del fracaso de la investidura de Mariano Rajoy. Después de diez días de escenificación de la negociación, Génova y el partido naranja suscribieron su acuerdo. La clave la dio Rivera: en principio, 100 de las 150 medidas acordadas coinciden con el pacto que en marzo podía haber llevado al secretario general del PSOE a La Moncloa. El mensaje es obvio: si era aceptable hace cinco meses debería serlo ahora. La presión está ahora sobre el PSOE. Hoy, Rajoy y Sánchez se verán en el Congreso. Para sacarse la tensión de encima, el PSOE facilitó ayer las líneas maestras de su discurso de mañana: un «no» al PP que mantiene el bloqueo político del Estado español.

No tuvo tanta ceremonia como el acuerdo entre Sánchez y Rivera pero el trámite es el mismo. Por la mañana, los portavoces parlamentarios de PP y Ciudadanos sellaban un pacto en el Congreso por el cual Mariano Rajoy tendrá 169 votos favorables a su investidura. Uno más si contamos con el de Coalición Canaria, que no tiene razones para apartarse. Insuficiente. Sin la abstención del PSOE, rechazada desde Ferraz insistentemente, o el por ahora impensable apoyo del PNV, el resultado será el mismo: Rajoy seguirá como presidente, pero en funciones.

En términos de contenido, las 50 páginas de pacto presentadas ayer tienen poco recorrido. En primer lugar, porque sin investidura no se empieza a legislar, especialmente teniendo en cuenta que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha congelado la Cámara Baja hasta que a su jefe le convenga. En segundo, porque incluso si pudiesen aprobarse normativas, al menos cinco de las medidas más relevantes necesitan el concurso del PSOE. La supresión de los aforamientos, modificar el Senado para reducir el número de electos, cambiar la ley electoral o variar la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas son normas que exigen mayorías cualificadas. Es decir, que sin Gran Coalición, nada de lo hablado sirve de nada. Rivera, además, avisó que si la investidura no sale adelante el texto será papel mojado. Al margen de la letra pequeña del acuerdo, la maniobra de PP y Ciudadanos constata un hecho del que Ferraz trata de huir. Que en términos prácticos no existe tanta diferencia entre los dos grandes pilares del bipartidismo español ya que ambos están dispuestos a firmar documentos parecidos con el partido bisagra, que es Ciudadanos.

Propaganda

En relación a la propaganda, que es de lo que tratan estas comparecencias, las ruedas de prensa de Albert Rivera y Mariano Rajoy solo sirvieron para constatar que no hay mucho debate más allá de los argumentarios. Rivera se presentó como el «nuevo centro» que mueve a la «vieja derecha». Es decir, pivotó y dijo exactamente lo mismo que hace cinco meses sobre el PSOE. Su objetivo es presionar a Sánchez y tiene una ventaja: la ambigüedad con la que presentaron en marzo las 200 propuestas para un «gobierno de cambio y reformista» sirve ahora como soga para Ferraz.

Rajoy, por su parte, está encastillado. Cada rueda de prensa se inicia con un monólogo sobre los dos «grandes acuerdos constitucionales (español y europeo)» y la necesidad de poner en marcha un Gobierno obligados por la presión de Bruselas. Al igual que Rivera, el líder del PP insistió en la idea de que ellos «han hecho su trabajo» y que únicamente falta el PSOE para dar luz verde a una nueva legislatura.

Adelantándose a la jugada, el PSOE respondió ayer deslizando las líneas maestras del discurso de Pedro Sánchez para el miércoles. Dejó claro que no hay forma de que haya un aval para Rajoy, demostrando que la reunión de hoy es mero trámite. El lema en Ferraz sigue siendo «no es no» y para evitar confrontar con lo que ya firmó hace cinco meses, se centra en la herencia de recortes y corrupción del PP. Es decir, que apunta hacia los temas que, tras ocho meses de bloqueo, han quedado apartados de la discusión pública. Mañana Rajoy se presentará ante el Congreso y, por primera vez en casi cinco meses, no tendrá mayoría absoluta detrás.

 

Cambio constitucional pero sin pensar en el derecho a decidir

El PP y Ciudadanos, en su pacto de investidura, abren la puerta a la reforma de la Constitución española de 1978, pero también dejan claro que no aceptarán que se ponga en cuestión el principio de la soberanía española, lo que excluye de plano referendos de autodeterminación. Es decir, que están dispuestos a cambios que no cambien el principal nudo de conflicto en los últimos años. En concreto, los dos partidos «se comprometen a estudiar la actualización del texto constitucional para la mejora de la Norma Fundamental que ha deparado que la sociedad española haya disfrutado del más prolongado periodo de prosperidad de su historia», y para ello se tomará como referencia el informe de 2006 que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero encargó al Consejo de Estado y en el que, entre otras cosas, se abogaba por definir las competencias autonómicas poniendo techo a las transferencias. Mariano Rajoy y Albert Rivera no llegan a crear una ponencia para la reforma de la Constitución, sino que su compromiso se queda en una fase previa de constituir una mesa de trabajo de juristas y expertos propuestos por partidos para estudiarla. «Se abre la reforma, pero de manera sensata», resumió el líder de Ciudadanos. En realidad, estas propuestas son fuegos de artificio ya que sin el concurso del PSOE es imposible llegar a una mayoría para modificar a la Carta Magna española. El «cambio» en el Estado ha quedado reducido a planes cerrados sin margen.GARA