Alberto PRADILLA

El previsible argumentario de una semana intensa

Después de una legislatura de mayoría absoluta en la que todo era mero trámite, la política se ha trasladado del hemiciclo a las salas de prensa. Ahora que la Cámara Baja recibe a Mariano Rajoy para enfrentarse a su investidura, resulta fácil prever qué dirá cada partido. No es necesario ser un prestidigitador. Basta con haber escuchado a los portavoces durante los últimos meses. A menos que ocurra una sorpresa como el «tamayazo» que obligó a repetir las elecciones en Madrid en 2003 e hizo presidenta a Esperanza Aguirre, estas serán las razones que esgrimirá cada formación. El resultado será el mismo: comienza la cuenta atrás de dos meses para nuevas elecciones.

PP

Si Mariano Rajoy tiene una virtud es que es un tipo previsible. Lo reiteró ayer nuevamente: su oferta es la misma que el 21 de diciembre, una Gran Coalición en la que el PSOE forme parte incluso del Gobierno. Venderá una supuesta recuperación económica y se presentará como solución para la disyuntiva entre Ejecutivo y el caos. Sabe que Europa aprieta y es la gran baza que utiliza, porque sabe que, en el fondo, el PSOE comparte sus mismos principios. La gran incógnita es saber si adoptará el anodino tono presidencial o se soltará en ese estilo mucho más agresivo que ha demostrado en los últimos meses.

PSOE

Pedro Sánchez ha logrado atar la crisis interna, al menos hasta después del 25S, cuando se celebren las elecciones a los parlamentos de la CAV y de Galicia. Su discurso será beligerante con Mariano Rajoy y de autoafirmación, presentándose como la única alternativa ante un Gobierno del PP. No entrará al detalle de los puntos aprobados por PP y Ciudadanos porque sería su flanco débil. Probablemente recuerde que si no hay un gobierno «de cambio y progresista» es por el rechazo de Podemos a hacerle presidente en marzo.

CIUDADANOS

Su papel era ser bisagra y en ello están. Albert Rivera, consciente de que esta es su última baza si no quiere caer en la irrelevancia, se presentará como el único capaz de sentar en la mesa a PP y PSOE. Cargará contra ellos, suavemente, por no ser capaces de dialogar y defenderá que sus movimientos son en clave de Estado y no de partido. Atacará al PSOE por su lado más débil: que ahora rechaza medidas que hace cinco meses estuvo dispuesto a implementar.

PODEMOS

Desaparecidos en combate después del fracaso del 26J, la formación de Pablo Iglesias mantendrá la mano tendida hacia el PSOE pero sin que parezca que son ellos los que toman la iniciativa. Ha quedado la sensación de que su agresividad implicaba un rechazo a pactar con Pedro Sánchez, con lo que miden sus palabras al milímetro. Apuntarán hacia el PP pero mirando de reojo a Ferraz, dejando claro que si no hay alternativa es porque Sánchez o su Ejecutiva no lo desean.

PNV

Su gran objetivo es pasar desapercibido. Son el «plan B» de Génova para después de las elecciones al parlamento de Gasteiz, pero ellos insistirán en que su rechazo no es solo a Rajoy sino a todo el PP a no ser que cambien de actitud. Es una modificación del discurso, ya que ante la investidura de Sánchez no quisieron avanzar su voto.

EH BILDU

Tras la oferta de Arnaldo Otegi a PNV y Podemos-Ahal Dugu para buscar un marco democrático para Euskal Herria, la coalición abertzale podría constatar la imposibilidad de cambio en el Estado.