Marie JULIEN
AFP

BAYER PONE SUS MANOS, A UN ALTO PRECIO, EN MONSANTO

La compañía química Bayer ha logrado, por fin, adquirir el polémico fabricante estadounidense de pesticidas y semillas transgénicas Monsanto, un matrimonio que ha sido fustigado tanto por los defensores del medio ambiente como por los agricultores.

Bayer y Monsanto han firmado un acuerdo de fusión firme», al precio de 128 dólares por acción (114 euros), anunció la empresa alemana en un comunicado el pasado 14 de setiembre. Esta operación da un valor de 66.000 millones de dólares (cerca de 59.000 millones de euros) al fabricante del herbicida Roundup (glifosato), cuyos efectos sobre la salud humana son controvertidos.

De esta forma, Bayer se cuelga la medalla de la compra más grande realizada jamás por una empresa germana, que hasta ahora estaba en posesión de Daimler (Mercedes-Benz), que en 1998 pagó 36 millones de dólares por la norteamericana Chrysler.

La firma inventora de la aspirina también ha conseguido así evitar que la relación con el objeto de su deseo, Monsanto, terminara siendo hostil.

Rey de las semillas transgénicas (OGM, organismos genéticamente manipulados) de maíz, trigo y soja, Monsanto había rechazado los diferentes precios propuestos desde la primera oferta, que fue de 122 dólares por acción en mayo, y dio a entender que otra compañía estaría esperando en la cola para intentar la adquisición. El nombre de la otra gran química alemana, BASF, salió a relucir a menudo como posible comprador, pero esta no quiso saltar a la arena.

«Bayer paga, realmente, demasiado caro (...). Le hará falta extraer lo mejor (de Monsanto)», advierte Peter Spengler, analista de DZ Bank.

La compañía afincada en Leverkusen (oeste de Alemania) defiende su decisión insistiendo en los retos que conlleva alimentar a una población mundial cada vez mayor y en la complementariedad de los dos grupos. «Vamos a acelerar la innovación en agricultura con una I+D reforzada», prometió, por su parte, Hugh Grant, el patrón de Monsanto, durante una conferencia telefónica.

La unión de Bayer y Monsanto tendrá un peso de 23.000 millones de euros en cifra de negocios anual, con cerca de 140.000 personas empleadas.

En bolsa, los inversores no recibieron la operación con mucho entusiasmo: Bayer apenas ganó ese día un 0,27%, quedando en 93,55 euros, mientras que Monsanto subió un 0,62%, hasta 106.76 dólares en Wall Street, muy lejos del precio ofertado por su compradora. Ese escepticismo está «ligado principalmente al temor» de que las autoridades de la competencia sean reticentes a aprobar la relación, tal como avanzan los analistas de Morningstar. En caso de que la rechacen, Bayer se ha comprometido a pagar 2.000 millones de dólares a Monsanto como compensación.

Reputación a gestionar

En Alemania, donde la oposición a los OGM es feroz, la compra de Monsanto por uno de los buques insignias de la industria nacional, al que también se critica por comercializar pesticidas «asesinos de abejas», es vista con consternación por las ONG y por muchos representantes políticos.

«La adquisición de Monsanto significa, de entrada, OGM y glifosato en los campos», todo lo que rechazan los consumidores, advirtió la ONG Campact. Para Friends of the Earth, se trata de un «matrimonio forjado en el infierno», mientras que el partido de los Verdes pone en guardia ante el surgimiento de «una empresa muy potente que no va a luchar contra el hambre en el mundo, sino que la agravará».

Pero, desde el primer momento, el nuevo jefe de Bayer, Werner Baumann, ha asegurado «poder gestionar la reputación de Monsanto», ya que espera compensarla con la imagen de su propio grupo.

Algunos agricultores, por su parte, temen quedar atados de pies y manos a un único proveedor en lo que respecta a los suministros de semillas, fertilizantes y pesticidas, ya que esta fusión no es más que el último episodio de un sector químico en plena concentración a nivel mundial. «No podemos dejar que esta fusión rediseñe el paisaje de nuestro futuro», subrayó en un comunicado Roger Johnson, presidente de la estadounidense National Farmers Union, al estimar que este matrimonio se hará a expensas de los agricultores y de los consumidores.

La bajada de los precios de las materias primas y el retroceso de las rentas de los agricultores han dado lugar a una consolidación en el sector con al menos cinco grandes fusiones anunciadas, entre ellas las de las estadounidenses Dow Chemical y DuPont, la china ChemChina con la suiza Syngenta, y las canadienses Potash y Agrium.

Con la previsión de que generará 1.500 millones de dólares en ahorros en un plazo de tres años, la fusión Bayer-Monsanto debería completarse de aquí a finales de 2017 con el aval de las respectivas votaciones de accionistas y, sobre todo, con la luz verde de las autoridades de la competencia.