Ainara LERTXUNDI
ACUERDO DE PAZ ENTRE LAS FARC-EP Y EL GOBIERNO COLOMBIANO

Lágrimas y emoción de Santos y Timochenko en la firma de la paz

Lágrimas, emoción y algún que otro susto por el vuelo de un avión kafir, utilizado habitualmente en los bombardeos contra la guerrilla, marcaron la firma del acuerdo entre las FARC y el Gobierno. «¡Cesó la horrible noche de la violencia!», proclamó el presidente colombiano.

A las 17.31 hora colombiana –las 00.31 del martes en Euskal Herria– el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el comandante en jefe de las FARC-EP, Timoleón Jiménez o Timochenko, firmaron el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. Lo hicieron en una histórica ceremonia en la que se pudo ver a Santos con lágrimas en los ojos y a un emocionado Timochenko ante la atenta mirada del presidente de Cuba, Raúl Castro, y del canciller de Noruega, Børge Brende, países clave en este proceso por su condición de garantes. Junto a ellos, el secretario general de la ONU, catorce presidentes, el rey español Juan Carlos de Borbón y los equipos negociadores del Gobierno y de las FARC.

Fue una ceremonia sobria y solemne, que pasará a la historia por todo lo que supone para el futuro de Colombia la implementación de las 297 páginas del Acuerdo Final más allá del silenciamiento de los fusiles.

Uno de los momentos álgidos fue cuando Timochenko pidió en nombre de las FARC-EP «perdón a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que hayamos podido ocasionar en esta guerra». Todos los asistentes al evento, con 1.074 periodistas y cámaras acreditados, se pusieron en pie al grito unánime de «¡Sí se pudo!».

Hizo, asimismo, especial mención a Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, fundadores de la guerrilla, así como al comandante Alfonso Cano, muerto en un bombardeo ordenado por el propio Santos. «A ellos y a todos los caídos en esta gesta por la paz, nuestro eterno reconocimiento», exclamó. «A nuestras guerrilleras y guerrilleros, a nuestros prisioneros y prisioneras de guerra, a sus familias, a nuestros licenciados de filas y lisiados, queremos enviarles un mensaje de aliento, ustedes vivieron y lucharon como héroes. Los tres monumentos que se construirán con sus armas darán testimonio eterno de lo que representó la lucha de los combatientes de las FARC», subrayó.

Timochenko advirtió de que, de ahora en adelante, «la clave está en la implementación de los acuerdos, de tal manera que lo escrito en el papel cobre vida en la realidad. Y para que ello sea posible, además de la verificación internacional, el pueblo colombiano deberá convertirse en el principal garante de la materialización de todo lo pactado. Que nadie dude de que vamos hacia la política sin armas. Nosotros vamos a cumplir y esperamos que el Gobierno cumpla», agregó.

Cazas «saludando la paz»

Cuando estaba a punto de finalizar su intervención, el inesperado y ruidoso sobrevuelo de una aeronave kafir de las Fuerzas Armadas empleada habitualmente en los bombardeos contra los campamentos guerrilleros sobresaltó a Timochenko que, tras un breve silencio, celebró con una sonrisa que «esta vez pasaron para saludar la paz y no para tirar bombas». «Efectivamente, venían a saludar al paz», le respondió Santos, quien le dio «la bienvenida» a la vida política. «Cambiar las balas por votos, las armas por las ideas, es la decisión más valiente y más inteligente que puede tomar cualquier grupo subversivo y en buena hora ustedes defendieron el llamado de la historia», manifestó el presidente.

«Quiero hacer un reconocimiento a aquellos que fueron por muchos años mis mayores adversarios y que hoy –por el lunes– firman con el Gobierno este acuerdo de paz. Nadie como yo, desde el Ministerio de Defensa y la Presidencia, los combatió y los golpeó tanto cuando la dinámica de la guerra lo exigió. No estamos, seguramente nunca estaremos, de acuerdo sobre el modelo económico o político, pero defenderé con toda la determinación su derecho a expresar sus ideas», aseguró.

De cara al plebiscito del domingo, remarcó que «con su voto», cada colombiano tendrá «un poder inmenso: el poder de salvar vidas, el poder de dejar a sus hijos un país más tranquilo, el poder de ayudar a los campesinos a que regresen al campo, el poder de atraer más inversión al país. Los colombianos elegirán entre el sufrimiento del pasado y la esperanza del futuro».

J. M. Santos

«Lo que firmamos es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra, de que ‘No’ aceptamos la violencia como medio para defender las ideas»

«Yo, que fui su implacable adversario, reconozco que fueron dignos negociadores y que trabajaron con seriedad y voluntad, sin las cuales este momento hubiera sido imposible»

«No más jóvenes muertos, mutilados por una guerra absurda. ¡Ni soldados, ni campesinos, ni guerrilleros!»

«Todo pacto de paz es imperfecto, pero yo prefiero un acuerdo imperfecto que salve vidas a una guerra perfecta que siga sembrando muerte y dolor»

Timochenko

«Aquí nadie ha renunciado a sus ideas, ni arriado sus banderas derrotadas. Hemos acordado que seguiremos confrontándolas abiertamente en la arena política, sin violencia»

«Dondequiera que en adelante plante sus pies un antiguo combatiente de las FARC, pueden tener la seguridad de encontrar a una persona decente, serena y sensata, inclinada al diálogo y la persuasión»

«Reconozcamos que cada una y uno de nosotros tenemos a quienes llorar. Perdimos a hijos, hermanos, padres y amigos»

«En nombre de las FARC, ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto por todo el dolor que hayamos podido ocasionar»