EDITORIALA
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Un proceso de urbanización enfermizo

Se ha celebrado en Quito la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible conocida como Hábitat. Entre otras cuestiones los participantes han constatado que por primera vez la población mundial que vive en ciudades supera a la población rural. Asimismo, han dado a conocer proyecciones que apuntan a que la tendencia a la urbanización se mantendrá en los próximos años; las ciudades continuarán creciendo, especialmente en África.

Sin embargo, el actual modelo urbano prometía una mejora general de las condiciones de vida de la población que no está cumpliendo. Al contrario, está provocando graves problemas ecológicos y sociales. La causa reside en que detrás de este atropellado proceso urbanizador está el empeño enfermizo en impulsar el crecimiento económico que, a su vez, espolea la especulación, extendiendo las ciudades mucho más rápidamente que el crecimiento demográfico. Esa expansión de las urbes, estimulada por el lucro, avanza como una mancha de aceite, especializa y aumenta las servidumbres sobre todo el territorio con el fin de atender las necesidades de los nuevos espacios urbanos, destruyendo en el proceso un amplio y valioso patrimonio natural y también cultural. En ese marco especulativo, la competencia se impone a la cooperación y las relaciones jerárquicas prevalecen, lo que se traduce en polarización social y procesos de elitización residencial que marginan a los habitantes con menos recursos. Estas relaciones, además, se reproducen no solo entre barrios ricos y pobres, sino a todas las escalas, también entre el norte y el sur y entre países ricos y pobres.

Hace ya más de 35 años, el médico W.M. Hern observó una fuerte analogía entre los procesos de ocupación del territorio y los procesos cancerígenos. En ambos casos se aprecia, por ejemplo, un crecimiento rápido e incontrolado y una invasión y destrucción de tejidos adyacentes. El diagnóstico de los males de la urbanización especulativa es claro y antiguo; los remedios no terminan de llegar.