Alberto PRADILLA
MADRID
CRISIS POLÍTICA EN EL ESTADO

Un PSOE dividido avala abstenerse y entregar el Gobierno español al PP

Mariano Rajoy seguirá siendo presidente español gracias a la abstención del PSOE. Así lo decidió ayer su Comité Federal, donde se impusieron los partidarios de modificar el «no» defendido por Pedro Sánchez. El partido sigue fracturado y la gestora no tiene prevista todavía una fecha para el congreso extraordinario donde elegir nueva dirección.

Tres semanas después del Comité Federal del PSOE que forzó la marcha del secretario general, Pedro Sánchez, la segunda fase de la operación diseñada para permitir gobernar el PP se consumó ayer. Tras cinco horas de debate se impusieron los partidarios de permitir que Mariano Rajoy siga en La Moncloa por 139 a 98. El partido, sin embargo, sigue profundamente dividido. Porcentualmente, un 40% del cónclave rechazó entregar el Ejecutivo español a Génova. Se calcula que el peso de este sector es mayor todavía en la militancia. No se conoce la cifra exacta porque la gestora dirigida por Javier Fernández se niega a consultarle. Su preocupación ahora es otra: meter en cintura a díscolos como el PSC, que insisten en reclamar libertad de voto y mantener el «no».

Después del grotesco espectáculo de hace dos semanas, el Comité Federal de ayer se celebró en ambiente «de picnic», en palabras de uno de sus asistentes. Las posiciones eran claras ya que el debate se centra en elegir entre peste o cólera. Por un lado, los partidarios de abstenerse en segunda votación y permitir que Rajoy siga en La Moncloa como «mal menor». A la cabeza, Susana Díaz, presidenta de Andalucía, arropada por Guillermo Fernández Vara y la vieja guardia del partido, entre ellos Felipe González. Por el otro, los fieles al «no es no» que consideran que entregar el gobierno al PP solo serviría para dañar aún más la maltrecha credibilidad del partido. Entre sus defensores, Catalunya, CAV, Nafarroa y Galiza. Casualidad o no, las naciones sin Estado (algunas con experiencia en gobernar con el PP) rechazaban el aval a Rajoy.

Dos resoluciones para votar

Elena Valenciano fue la encargada de representar a los abstencionistas, esa palabra maldita que solo en los últimos días ha aparecido en boca de sus partidarios. Según la resolución que presentó, las terceras elecciones serían muy perjudiciales tanto para el Estado como para el propio PSOE y evitarlas debía ser el principal objetivo. Bajo esa premisa solo quedaba una alternativa: revocar el acuerdo del Comité Federal del 28 de diciembre de 2015 y permitir un gobierno de Rajoy. Consciente de lo difícil que es sostener esta idea ente las bases de Ferraz, Valenciano defendía también una batería de iniciativas (derogación de la reforma laboral y la «Ley Mordaza», diálogo sobre Catalunya y reunión del Pacto de Toledo) que confían desarrollar desde el Congreso. A lo que no responde el texto es a la pregunta sobre qué hacer con la primera gran norma que se tramitará en la Cámara Baja, que son los presupuestos.

Esa es, precisamente, la gran objeción que se planteaba en el texto de Txarli Prieto (PSE) que trató de confrontar con los oficialistas. En su opinión, someterse ahora al PP obligará a depender de Rajoy durante toda la legislatura ya que, si el PSOE no se pliega a sus intereses en asuntos como las cuentas, convocará unas elecciones anticipadas que a Génova, en el fondo, no le van tan mal.

Había ganas de debatir porque se pidieron 54 palabras de cerca de 250 delegados. Al final hablaron 48, ya que José Blanco, nuevo presidente del Comité Federal, obligó a que la votación comenzase a las 14.30. Nadie se salió del guión. Los presidentes de comunidades que gobierna el PSOE apoyado por Podemos (Ximo Puig en el País Valencià, Javier Lambán en Aragón y Emiliano García-Page en Castilla La Mancha) optaron por callar y delegaron su palabra. Miquel Iceta (PSC) reivindicó el «no» y, en previsión de que su opción saliese derrotada, reclamó el derecho de su formación a votar diferente. Eduardo Madina defendió no ser un «hereje» por abogar por la abstención. Guillermo Fernández Vara abogó por el «desbloqueo», aunque expresando «dudas» (pese a ser el «barón» que más explícitamente ha defendido esta maniobra). Finalmente, Susana Díaz, que cerró las intervenciones, fue capaz de sostener la abstención sin mencionar una sola vez esa palabra y repartió golpes a partes iguales entre PP y Podemos.

Con la decisión adoptada queda pendiente su aplicación, que corresponderá a la gestora. No hay fecha para el congreso del PSOE que toma decisiones clave en situación de interinidad.

 

El PSE intenta liderar el «no» y el PSN recuerda su experiencia

«Es un día triste para el PSOE». Idoia Mendia, acompañada por Rodolfo Ares, abandonó Ferraz con gesto apesadumbrado. Antes que ella se había marchado Patxi López, uno de los pocos que se llevó aplausos del escaso medio centenar de manifestantes concentrados ante la sede del partido. No estaba para comentarios el exlehendakari y ni siquiera se paró a hablar con la prensa. Los representantes del PSE habían tratado de abanderar la alternativa a la abstención a través de una resolución de Txarli Prieto que ni siquiera llegó a votarse después de que se impusiese el texto de Elena Valenciano. Salieron decepcionados y con la certeza de que la abstención les acerca un poco más a la irrelevancia.

«Lamentablemente he acudido a demasiados funerales como para asistir al del PSOE también». Este fue uno de los argumentos esgrimidos por Mendia en su intervención ante el Comité Federal. En su opinión, permitir un Ejecutivo del PP no solo lastra la credibilidad de Ferraz a corto plazo, sino también su proyecto a largo. Una vez derrotados, habrá que ver si acatan la decisión del cónclave. Aunque en días previos Mendia había sido clara abogando por la disciplina, ayer no terminó de concretarlo.

Nafarroa era otra de las federaciones alineadas con el «no es no». En este caso, con un razonamiento de peso: su propia historia. María Chivite, secretaria general, apeló a la última década del PSN y a su decadencia para convencer a sus compañeros para mantener el rechazo al PP. Consumada la derrota, trató de salvar los muebles y rechazar una abstención masiva, que es lo que la gestora desea. «No es necesario ni romper el partido ni visualizar que el partido está roto, ni creo que Mariano Rajoy ni el PP se merezcan las 85 abstenciones», apuntó, sumándose a la tesis de la abstención limitada.A.P.

 

Iceta pide «inteligencia» y Díaz cree que Catalunya acatará

Consumada la decisión de abstenerse, el debate se ha trasladado a cómo aplicar el mandato del Comité Federal. Aquí se repiten los bloques. Mientras que la mayoría de partidarios de entregar el gobierno al PP defienden una abstención en bloque, sus detractores apelan a la «libertad de voto» o incluso reivindican, como Miquel Iceta, su autonomía, apelando a la especial relación que tienen el PSC y el PSOE.

La primera en dejar claro que la resolución vincula a todos fue Elena Valenciano, antes incluso de saber que se imponían. Le siguió Javier Fernández, que se dirigió directamente a los líderes del PSC para insistirles en que el mandato es «imperativo» y que no caben deserciones. Segura de sí misma tras su victoria, Susana Díaz también consideró que los catalanes terminarán sometiéndose y acatarán lo votado en el cónclave.

No está tan claro. Iceta recordó que la decisión se adoptará en el Consell Nacional que tendrá lugar mañana. Su posición fue secundada por José Antonio Pérez Tapias y Josep Borrell, que apelaron a la libertad de voto. Habrá que ver cuáles son las consecuencias de que el PSC vote por su cuenta. Fuentes de la formación mantenían ayer su convencimiento de que la reunión de la directiva de mañana revalidará su apuesta por el «no». Sobre las consecuencias, estas fuentes consideraron que Ferraz podría reconsiderar el protocolo de relación que les une desde 1978 para restarles peso en la Ejecutiva. Se escuchan voces en Madrid que abogan por instaurar el PSOE en Catalunya, aunque no tienen excesiva fuerza por el momento.

La disidencia no llega solo desde el Principat. La diputada aragonesa Susana Sumelzo manifestó que mantendrá el «no» a pesar de la decisión del Comité Federal. Y está por ver qué hará Pedro Sánchez, que mantiene su escaño. Tras la votación lanzó un tuit en el que vaticinaba que «pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP».A.P.