Carlos GIL
Analista cultural

Cansancio

La saturación causa los mismos efectos que la ausencia de motivaciones para que los aficionados a las artes se conviertan en activos deglutidores insaciables de lo que les llena de satisfacción o les coloca en unan territorio de excitación ante lo gozoso.  Ahora que un cantante pop es Nobel de Literatura podremos entender mejor lo que sucede ante los conciertos de música popular. Esas colas para comprar las entradas, esas multitudes en éxtasis ante sus ídolos, los movimientos geográficos de miles de personas para ver tocar a alguien.

En otros ámbitos de la cultura de masas no sucede. Es mucho más selectiva la necesidad. Un lanzamiento de un libro que se vende por millones con ediciones simultáneas en catorce idiomas, sí provoca la misma oleada social de urgencia por conseguirlo. Quizás leerlo. La mercadotecnia funciona, la masificación forma parte de nuestra codificación, de nuestro ser político. O eres de la mayoría o siempre acabas fregando los platos de la historia.

Noto cansancio. En ámbitos de la cultura de exhibición y de convivencia entre ejecutantes y receptores, se nota una cierta tendencia a lo ya visto. Por eso el corte generacional existente entre los públicos que van al teatro. En la danza, por una cuestión de su práctica hay más mezcla entre juventud y pre-jubilación. En la ópera no saben qué inventarse para interesar a los más jóvenes. Batalla perdida. Muerte por consunción. Y cansancio generalizado.