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El plenario del Comité Central refuerza la disciplina del PCCh y el liderazgo de Xi

Cerca de 400 cuadros de la máxima élite de China se reúnen en pleno durante cuatro días para reescribir las normas de la gestión interna del PCCh. A un año del próximo Congreso que renovará cinco de los siete puestos del Politburó, máximo órgano ejecutivo, los expertos creen que Xi pondrá a los suyos para fortalecer su liderazgo y su legado.

El presidente chino, Xi Jinping, líder del partido, jefe del Estado y del Ejército, salió todavía más reforzado del encuentro anual del Partido Comunista de China (PCCh), que durante cuatro días se reunió a puerta cerrada para decidir el destino del país más poblado del mundo. Según la agencia oficial china, Xinhua, el sexto plenario del Comité Central del PPCh, se ha centrado en la «gestión exhaustiva y estricta del Partido, en trazar las normas del funcionamiento interno y revisar las regulaciones para su supervisión», aunque también recoge que Xi ocupará un «papel central». Para los expertos, ha sido un cónclave decisivo para cimentar el liderazgo de Xi y preparar el decisivo XIX Congreso del PCCh, previsto para octubre de 2017 y en el que se prevé sustituir a cinco de los siete miembros de su Politburó por superar los 68 años de edad.

Mientras que se da por seguro que el Xi y el primer ministro, Li Keqiang, mantendrán en sus puestos, los nuevos cinco miembros del máximo órgano ejecutivo del PCCh –entre los cuáles podría estar quien vaya a sustituir a Xi, que estatutariamente debe dejar su puesto en el año 2022, si no decide prolongar su mandato más del tope de los diez años que hasta ahora era la norma– deberían, en teoría, ser leales a la actual dirección. Hay expectativas por conocer sus nombres y si serán electos tras maniobras internas, y teniendo en cuenta que Xi ha puesto en marcha una gran operación «contra la corrupción» en el partido, que ha hecho caer a algunos líderes que hasta ahora parecían intocables y supone una advertencia para las jerarquías inferiores, y que en la que muchos han visto una purga.

Una de las cuestiones que han rodeado el plenario es si Wang Qishan, próximo a Xi y máximo responsable de los órganos disciplinarios internos del PCCh, mantendrá su puesto tras el próximo congreso y será ascendido al Politburó, ya que, como sugieren los expertos, Xi tendría así a su poderosa mano derecha y reforzaría la posibilidad de aspirar a un tercer mandato, en contra de la doctrina del partido, más allá de año 2022.

El objetivo de Xi en este sexto plenario sería pasar a la historia como el «gran líder que limpió de corruptos el partido», que su legado sea vinculado a ese afán, y su nombre sea escrito en letras doradas, si no al mismo nivel, sí a un nivel similar al del «Gran Timonel» Mao Zedong o del «Pequeño Timonel» Den Xiaoping. Para Willy Lam, especialista de la universidad china de Hong Kong, es una vuelta al «culto a la personalidad». «Xi es muy ambicioso en su control del poder», asegura Lam.

El actual presidente, desde su llegada a la cúspide del poder en 2012, ha ampliado su poder más que ningún otro líder desde los tiempos de Mao.

La expectación sobre los aliados que Xi promocionará a los puestos claves del Partido y del Gobierno es grande. Le serán útiles para acelerar las reformas en su segundo mandato, que comienza el próximo año. Y es que necesitará reestructurar una economía dependiente de las exportaciones y pasar otro modelo basado más en el consumo interno y que no genere tantas desigualdades.