Joseba VIVANCO
Athletic

Dos bostezos, un punto

Soporífero partido sin ocasiones ni goles donde un rácano equipo rojiblanco con muchas novedades rascó un empate que sabe a poco.

ESPANYOL 0

ATHLETIC 0


El escritor Eduardo Galeano caracterizó como nadie los 0-0 en el fútbol... «dos bocas abiertas, dos bostezos». Una siesta prolongada durante noventa minutos como la padecida en Cornellà-El Prat entre dos equipos que apenas dispusieron de una sola ocasión cristalina de gol, de un chispazo de genialidad, de un gesto desequilibrante, dos conjuntos que maltrataron al espectador pero sobre todo a la pelota a base de un juego trompicado, cicatero, aburrido y de entre lo poco potable para los intereses rojiblancos fue rascar un puntito que suma, sí, pero que apenas llega para acumular 5 puntos en los últimos cinco encuentros de ligueros. Lo justo y necesario para alcanzar el nuevo parón competitivo arañando la parte alta de la tabla para no descolgarse, con la visita a San Mamés del complicado Villarreal a vuelta de ‘vacaciones’. Da la impresión de que Valverde y los suyos lleguen a estas fecha con la necesidad de pasar por una sesión de diván, sauna y masaje, recomponer su abecedario futbolístico y volver a ser ellos mismos.

El Athletic rendía visita a un anfitrión maldito para los intereses bilbainos, llegaba a la Ciudad Condal luciendo sus estrenados y elegantes trajes de calle, con sensibles bajas por lesión de San José, Beñat o Laporte y otras sin explicación como Susaeta y Lekue, y queriendo aprovechar esa «inercia positiva» del 5-3 intersemanal de la que hablaba Valverde antes de partir de Bilbo. Lo que ni el más pintado visionario auguraba es que a priori hubiera más potencial en el banquillo que sobre el césped, toda vez que el técnico apostara de salida por la sabida vuelta a portería de Kepa, pero sumada a la de Bóveda por De Marcos, Vesga por Iturraspe, Eraso por Raúl García y, de milagro, Aduriz en punta, porque el propio Txingurri reveló después que dudó de su titularidad debido al desgaste que acumula, pero... tras anotar cinco goles quién sabe si «le da en el culo y la mete».

Once inédito en los leones, revolución obligada, aunque el antecedente del Bernabéu y lo que aquel equipo con muchas caras nuevas demostró invitaba a ser cautos en los análisis previos y dar un voto de confianza a los hombres elegidos. Enfrente, un Espanyol con todo. Pero diez primeros minutos de partido y aquello olía a petardazo. Lo único reseñable en ese tanteo inicial fue el parche en la ceja de Balenziaga tras un cabezazo con un contrario, la amarilla a Eraso por una plancha y la cartulina a Javi Fuego por hacer lo propio a Rico. El partido, siendo generosos en lo de partido, no tenía ritmo, ni combinaciones, ni llegadas... La primera, la que fue más peligrosa, casi en el minuto 20, y que Hernán Pérez malogró golpeando al aire en lugar de la pelota por aquello de no seguir maltratándola. De ahí al descanso, la lesión de Etxeita, contusionado en una rodilla, otra amarilla a Rico a petición de la grada, un par de disparos postreros y despistados por parte local y un paradón de Kepa a la media hora, que fue lo más destacable del Athletic... a pesar de que la jugada estaba invalidada; y por el Espanyol... esa misma jugada invalidada. Qué cruz.

Aduriz, del cielo a la mina

Camino a vestuarios más de uno y de dos en Cornellà-El Prat se empezó a preguntar si no había en una ciudad como Barcelona nada mejor que hacer un 6 de noviembre a media tarde. Como alguien se preguntó cierta vez, «tantos ordenadores, tantos software, tanta sofisticación, ¿y el juego dónde está?». Luego nos detallarán los kilómetros que corrió cada jugador y los pases que generó. Pero fútbol, cero. A vueltas del descanso Williams quiso cobrar protagonismo, pero está de que no y sus carreras por banda no acababan en nada, ni bueno ni malo. De sus iniciales ganas tiró el Athletic y Aduriz dio un peligroso centro lateral con la mala fortuna de que no estaba él para rematarlo. Tuvo otra que golpeó fatal desde la media luna. Al poco, le llegaba el relevo. Alguien dijo que muchas veces la posición adelantada tiene que ver con la soledad. Tras su gran noche, lo de ayer para Aduriz fue como bajar a la mina.

El choque seguía por los mismos derroteros de incapacidad para generar el más mínimo ¡uy! en los corazones de los aficionados, la zaga bilbaina con la persiana echada, Mikel Rico al galope, Eraso al trote, Vesga al paso... y el empate como mal menor. Quique Sánchez dio entrada al tanque Caicedo al que unos infranqueables Yeray y Bóveda no dieron oxígeno, Valverde echó mano de un Muniain que facturó más faltas en contra que regates a favor, apelar al ‘duende’ de José Antonio Reyes en el 85 fue un brindis al sol y en un duelo condenado al cerocerismo los minutos finales se descontrolaron de tal forma que si bien hasta pareció que el Athletic podía sacar provecho de algún acercamiento aunque fuera «con el culo», lo cierto es que fue Kepa el que resolvió dos acciones pericas, la última, sobre el pitido final, a cabezazo flojo de Gerard Moreno. Hubiera sido demasiado botín para el Espanyol y excesivo castigo para el Athletic. El empate fue la mejor penitencia para ambos.

Los leones dejando esa sensación de la botella medio llena o medio vacía, se traen un punto que sabe a muy poco, hay que felicitarse por la progresión de Yeray, la oportunidad para Vesga, el nivel de Bóveda tras su lesión, los minutos de Rico o Eraso... Quizá los únicos felices tras un pitido final que fue un alivio para el resto, sobre todo de unos aficionados que por fin dejaron de bostezar con un 0-0 como dos bocas abiertas.

«Había que cambiar jugadores para mantener el nivel»

Ernesto Valverde no tuvo reparos en reconocer lo evidente, lo malo del encuentro. «Un partido muy disputado, trabado, igualado, en el que nos ha costado mucho hacer juego porque ellos nos cerraban muy bien, teníamos iniciativas pero había que estar atentos a las contras. En el inicio hemos estado no muy bien, nos ha costado estabilizarnos, nos sacaban el juego fácil, luego hemos echado la presión más alta y todo pasaba porque nos sorprendieran en alguna contra o nosotros lanzáramos alguna combinación. Pero ni una cosa ni otra, ha sido un partido de pelea, aunque al final parecía abierto para que en un arreón alguno hiciera un gol, parecía que nosotros, y, sin embargo, ellos han rematado. Ha sido difícil».

Preguntado por la dificultad de sumar puntos sin una vocación ofensiva, asumió que «la clave para conseguir puntos es marcar, y no hemos creado mucho, tampoco hemos recibido muchas, no se concedía nada en las áreas y ellos no nos han dejado demasiado en su última línea. Se podía romper todo en una jugada, pero no ha sido el caso», respondía resignado.

Respecto a los numerosos cambios en el once, argumentó que «si queríamos mantener nuestro nivel competitivo importante hay que cambiar jugadores, algunos cambios obligados, y otros porque he considerado oportuno». Sobre lo bien que les viene el parón, confesó que «venimos jugando regularmente y tras cada parón siempre tenemos cuatro o cincos semanas como locos de partidos, jugamos muy apretados, hemos perdido jugadores, hay que mantener intensidad, y claro que pasa factura, venimos baqueteados de este tramo. A ver si nos podemos recuperar y en el siguiente tramo nos puede ir bien. A ver si cogemos energía para lo que nos queda hasta final de año». J.V.

Entrenamientos hasta el fin de semana

El Athletic se ejercitará hoy y descansa mañana, para continuar con sus sesiones hasta el fin de semana, en que parará sábado, domingo y lunes. Aduriz, Kepa y Williams, los únicos seleccionados.

Bóveda cree que podían haberlo hecho mejor

Bóveda regresó tras su lesión y asumió que el Athletic «puede hacerlo mejor en la fase de construir el juego», reconociendo que esperaban un rival «más replegado a la contra, y ha sido al revés».