Oihane LARRETXEA
GRAN CADENA HUMANA POR EL DERECHO A DECIDIR

OARSOALDEA ABRAZA LA BAHÍA DE PASAIA Y SALUDA AL FUTURO DE ESTE PUEBLO

CUANDO SE CUMPLÍAN 83 AñOS DEL REFERÉNDUM DEL ESTATUTO, OARSOALDEA UNIÓ SUS MANOS PARA REIVINDICAR EL DERECHO A DECIDIR. UNA GRAN CADENA HUMANA BORDEÓ LA BAHÍA DE PASAIA Y CULMINÓ EN ERRENTERIA. «SALUD Y REPÚBLICA VASCA!», DESEARON DOS NONAGENARIOS QUE VOTARON AQUEL 6 DE NOVIEMBRE DE 1933.

Se cumplieron los peores pronósticos climatológicos; intensa lluvia y bajada de las temperaturas, pero hacía calor. Estaba entre la gente, entre las miles de personas que salieron de sus hogares y pisaron la calle para colocarse en algún punto de la cadena humana que unió Pasai San Pedro o Pasai Donibane con Errenteria. Un recorrido muy reivindicativo de 8,4 kilómetros que auparon las personas que desean decidir a través de las urnas el futuro de este pueblo, Euskal Herria.

Las aguas que unen Pasai San Pedro y Pasai Donibane fueron el punto inicial. Dos grandes traineras que partieron desde Albaola llegaron a ambas orillas cargadas de mensajes: banderas de Quebec, Catalunya y Escocia, y junto a ellas, la ikurriña, ondeando libre al viento en esta puerta abierta al mundo. En una de ellas transportaban una urna, y en la otra un gran sobre. Pero hubo más guiños, porque en ellas viajaban miembros de Gure Esku Dago de Goierri y Debagoiena, dos comarcas que ya celebraron su propia consulta y que, metafóricamente, pasaron el testigo a Oiartzualdea.

Con la llegada a puerto de ambas traineras echaron a rodar a la urna y el sobre, que fueron relevados en los distintos tramos delimitados por la organización.

Lo que se planteaba desde Demoarso era todo un reto, pero satisfacción absoluta con lo conseguido ayer, y cifraban la participación entre las 8.000 y 10.000 personas. En ese sentido, reconocieron el inmenso trabajo que realizaron los más de 300 voluntarios.

Pasadas las 13.00, la urna y el sobre llegaban a la alameda de Errenteria, donde una multitud aguardaba deseosa. También dotaron de mucha carga simbólica a este último tramo: a un lado, Antonio Prior y Conchi Sánchez, dos nonagenarios que hacía justo 83 años acudían a votar al referéndum sobre el estatuto. En el otro extremo, Anatz Elizondo e Izaro Ibarguren, dos adolescentes de 16 años que podrán votar por primera vez el próximo 19 de marzo, día en que Oarsoaldea se pronunciará en la consulta popular. Entre los asistentes primaron los mensajes por la libertad, el derecho inherente de los pueblos a decidir democráticamente su futuro pero también su presente, desde las grandes aspiraciones a las necesidades aparentemente más simples.

También se preguntaban por los posibles motivos por los que el Estado obstaculiza el camino. «Solo tiene miedo quien tiene algo que temer», afirmaba una mujer, a lo que añad&bs;ía que «todo», también esto, «es cuestión de tiempo».

Y sobre el paso del tiempo también hablaron quienes más han vivido. «Recordar las cosas que merecen la pena es muy importante –afirmó Conchi Sánchez–. Hubo un tiempo en que defendíamos que la república reconociera nuestros derechos como mujeres trabajadoras. Peleábamos por un estado que garantizara una vida digna, poder estudiar, trabajar, decidir nuestra forma de vida, poder participar en la vida social e institucional».

«La memoria ahora me hace feliz porque os veo a todos vosotros como en el 33, apostando porque el pueblo decida su forma de organizarse», decía orgullosa.

Antonio Prior reconocía que «antes de empezar la guerra sentíamos que teníamos el futuro en nuestras manos, que podríamos cambiar las cosas para mejorarlas. Éramos pobres, sí, pero no habíamos nacido para ser esclavos, y ese es el camino».

También tuvo un mensaje para la juventud: «Veo a las nuevas generaciones con problemas pero con la certeza de pertenecer a vuestro pueblo, sin subordinaciones, libres, con la idea de tomar el futuro en vuestras manos y organizar un país libre, socialista. ¡El futuro os corresponde, no dejéis que nadie decida por vosotros! ¡Salud y república», exclamaron ambos.

Izaro y Anatz, metáfora del futuro, recogieron el guante. «Es imprescindible que la ciudadanía decida el qué y el cómo, por encima de diferencias y convivir. El futuro es precioso si lo tomamos en nuestras manos, y aunque este sea incierto, sabemos que no será bueno si dejamos que decidan por nosotros y nosotras», defendió Anatz.

Tareas principales

Imanol Esnaola, miembro de Demoarso, recordó a la difunta Muriel Casals, referente del soberanismo catalán y expresidenta de Òmnium Cultural, que afirmaba que «no estamos aquí para buscar un sueño, nosotros somos el sueño».

No hay tiempo que perder y el motor no puede parar, avisaron. Así, delimitaron las tres tareas principales e inminentes que tiene Demoarso entre manos: decidir la pregunta que se lanzará en cada municipio, llevar la convocatoria del 19 de marzo al trabajo, a la familia, a la calle… y organizar la propia cita con las urnas, pues «necesitará el apoyo de cientos de voluntarios».

Caminando se hace el camino, y los pasos se están dando. El proceso pasa por «más debate social y práctica democrática sin exclusiones», abogaron.