Joseba VIVANCO
Athletic

Treinta años de la muerte del laureado Ferdinand Daucik

El técnico eslovaco lideró uno de los Athletics más brillantes de su historia.

Ferndinand Daucik ha sido uno de los más influyentes entrenadores que se han sentado en el banquillo del Athletic. Y de los más laureados. El último título de los leones databa de 1950, una Copa a costa del Valladolid. En 1954 arribó al club de San Mamés un entrenador de enorme prestigio que venía de alzar tres entorchados en cuatro años al frente del Barcelona. Bilbo fue su siguiente destino y de inmediato, su mano, y la labor previa hecha por Antonio Barrios, dio sus frutos. En dos temporadas iba a levantar la Copa de 1955 y el doblete en 1956, dejando para la posterioridad momentos como el de un exhausto Arieta I llevando a hombros al capitán Piru Gainza. Mañana lunes, 14 de noviembre, se cumplen 30 años de la muerte de Daucik, el gran innovador.

El Athletic daba sus primeros pasos en los cincuenta con los mismos mimbres que en los cuarenta, aunque con los Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza ya entrados en años. Sequía de títulos hasta que pone sus pies en el Botxo un eslovaco que en su primer año acabó tercero, pero avisando de que el duopolio Madrid-Barcelona tenía competencia. Y esa idea la afianzó en la Copa, ante el Sevilla, con Artetxe de defensa y una preciosa volea de Uribe, amén de unas promesas hechas realidad como el propio Artetxe o Arieta, Mauri o Maguregi, Orue, Garay y Canito.

En la campaña siguiente, los adioses de Panizo, Zarra e Iriondo tuvieron cumplido relevo y en la penúltima jornada un tanto de Maguregi puso la Liga a sus pies, catorce años después. Y no satisfechos, lo redondeó con la Copa, ante el Atlético.

El curso siguiente, su primera participación europea fue demasiado para tan escaso plantel y ni en Liga ni en Copa se estuvo a la altura. Sin títulos, los ‘experimentos’ de Daucik acabaron con la paciencia de todos. Sobre todo tras alinear al gran Carmelo como extremo izquierdo los últimos minutos del 1-5 ante el inglés Burnley en La Catedral. El técnico, habituado a culpar a sus jugadores, esgrimió que él no ordenó al portero salir al campo sino que le mandó a buscar a un compañero al vestuario para cubrir la baja del lesionado Canito. Pero tampoco retiró a Carmelo una vez sobre el césped. Al poco fue cesado.

El adiós de Daucik al frente del futuro equipo de los ‘once aldeanos’ dio con el técnico en el banquillo del Atlético para después recalar en el Porto, al cual había maravillado el Athletic durante su debut europeo en 1956 y aquellos históricos duelos ante los lusos, el Honved de Puskas y Kocsis o el Manchester United de Matt Busby.

Daucik devolvió el prestigio al Athletic, ‘jubiló’ a la mítica delantera liderada por Zarra, amamantó a una nueva camada de leones, ideó la medular Mauri-Maguregi y reconvirtió a Jesús Garay como uno de los mejores centrales del mundo. Se jubiló con 67 años, numerosos títulos y un adiós definitivo a los 76, en Alcalá de Henares, a causa de una embolia cerebral.