GARA
DONOSTIA

La modernidad de un experimentador

Alberto Schommer quiso ser pintor, pero encontró en la fotografía el medio con el que expresar sus inquietudes artísticas. Una exposición recorre ahora en Donostia una trayectoria de más de medio siglo en la que exploró todo tipo de territorios estéticos. «Queremos poner en valor toda su obra, que no caiga en el olvido», dijo ayer Nicolás Casla, sobrino del fotógrafo fallecido en setiembre de 2015 y responsable de la Fundación Schommer.

Se plantea al visitante un itinerario por sus inicios, sus paisajes y escenarios y su faceta más experimental, desde la época en que captó sus primeras imágenes en Gasteiz, donde nació en 1928, a sus últimas obras, una serie de bodegones contemporáneos que remiten a la pintura abstracta y surrealista.

Estas últimas imágenes, procedentes de la Fundación Schommer, son las menos conocidas, «una especie de fotopinturas» con las que el autor demuestra que mantiene fresco su nexo con la que fue su vocación primigenia, explicó su sobrino.

Su serie “Composiciones numeradas”, bodegones formados con mariscos, pescados y vegetales, y realizados entre 1984 y 1990, no se había exhibido nunca. Se encuentra en el piso superior de la sala, donde comparte espacio con imágenes en las que Schommer dio vida a metacrilatos de colores, vidrios, espejos rotos y cables de acero, y con las fotografías de gran tamaño de flores transfiguradas, que se mueven también en los márgenes de la pintura. Estas flores se muestran en copias de 150 por 150 centímetros que el autor nunca llegó a ver. «Es un homenaje que le hacemos ahora», aclaró Casla.

La exposición se nutre fundamentalmente de la colección del Museo Bellas Artes de Bilbo, al que el fotógrafo hizo una importante donación con motivo de la retrospectiva que esta pinacoteca le dedicó en 2010. No faltan sus retratos en blanco y negro, ni tampoco sus obras en color. Fotografías de sus “Paisajes negros” y de su serie “El grito de un pueblo” han sido seleccionadas también para esta antológica, que recoge asimismo las que hizo en ciudades como Nueva York, Roma, Berlín, París, Venecia, Shanghái y Madrid, muchas de ellas para algunos de los 50 libros que publicó, una docena de los cuales dedicó a Euskal Herria.

La muestra está en Arteagunea (espacio de la Kutxa en Tabakalera) hasta el 19 de marzo.