Ingo NIEBEL

IDENTITARIOS, LA NUEVA DERECHA QUE UNE A AUSTRÍACOS Y ALEMANES

Copian las formas del movimiento antiglobalización, toman lugares simbólicos, visten como hipsters, pero son ultraderechistas, islamófobos y nacionalistas. Es el frente juvenil de la Nueva Derecha que, tras Trump y el Brexit, puede lograr el poder en Viena.

Hace unos días ocho hombres tomaron la sede berlinesa del partido de Los Verdes. Los varones con pinta de hipsters colocaron una pancarta en el balcón que a primera vista parecía ser de la formación ecologista porque lucía sus símbolos oficiales y tipografía. Sin embargo, los eslóganes no encajaban con la posición feminista de Los Verdes. Los okupas habían recurrido al método conocido como Branding, muy usado por el movimiento antiglobalización de principios de siglo. Consiste en copiar el logotipo de una conocida marca y uno de sus lemas pero dándole un mensaje opuesto al original. Habían borrado «Derechos de la mujer» y se leía «Multikulti e inmigración masiva. Vosotros ya os habéis olvidado de nuestras mujeres». Uno de los protagonistas habló con un megáfono a sus seguidores y dos compañeros desplegaron banderas que sobre fondo amarillo llevan un círculo negro con un ángulo agudo que representa la letra griega lambda. El símbolo es un calco tomado de la película “300”. En el filme, los espartanos lo llevan en sus escudos cuando se enfrentan a un ejército persa muy superior. En el discurso quedó patente el pensamiento islamófobo de los activistas. Corearon eslogánes que les identificaron como integrantes del Identitäre Bewegung Deutschland (IBD), o sea, movimiento identitario de Alemania. Su lema en alemán es «patria, libertad, tradición». Uno de sus eslóganes actuales se reduce a «Europa, juventud, reconquista». El IBD grabó la acción y la difundió en internet: los medios tradicionales les ignoraron.

Más eco obtuvieron hace semanas cuando tomaron la Puerta de Brandenburgo. Tanto los partidos alemanes como sus medios afines siguen sin saber cómo tratar a este nuevo grupo en particular y a la Nueva Derecha en general. Se mueven entre la información esporádica y el ocultamiento ante un fenómeno que presenta ideas ultraderechistas bajo el disfraz de hipster, con formas de acción propias de la izquierda y del ecologismo, sin símbolos neonazis.

El IB logró un golpe de efecto cuando un conocido saltador base, el austríaco Felix Baumgartner, describió al cabecilla de movimiento identitario de Austria (IBÖ), Martin Sellner, como «inteligente interlocutor que impresiona por su elocuencia, cortesía y argumentos; nada de ultraderechista».

Esas palabras del primer hombre que realizó un salto desde la estratosfera a la tierra demuestran el grado de penetración que el IBÖ ya ha adquirido en la república alpina.

La referencia, francesa

No obstante, su centro de formación más importante se halla en Alemania, aunque el origen ideológico esté en el Bloc Identitaire francés. El auge del IBD empezó en 2012, cuando el socialdemócrata Thilo Sarrazin publicó su libro xenófobo “Alemania se suprime”. En Schnellroda (Sajonia-Anhalt) se halla el Instituto para la Política de Estado (IfS), ubicado en una casa señorial cuyo propietario, Götz Kubitschek, es uno de los intelectuales de la Nueva Derecha. En su propiedad se organizan una academia de verano y otra de invierno, en las que se forman también integrantes del IBD.

Kubitschek procede del semanario “Junge Freiheit”, que se sitúa entre el conservadurismo y el ultraderechismo alemán. Mantiene una disputa con el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) después de que entre líneas llamase a los neonazis intelectualmente poco aptos para llevar el país hacia adelante. Más allá de la imagen de ineptos y violentos de los nazis, Kubitschek define a la Nueva Derecha como una fuerza que «cuestiona la hegemonía cultural del establishment izquierdista liberal». Para ello ha elaborado su propio lenguaje que en sus términos se diferencia del burdo racismo y nacionalismo propios del NPD, pero que persigue los mismos objetivos nacionalistas y racistas. «Nosotros damos espacio, damos respuestas a preguntas que muy pocas veces se hacen en el mundo mediático general», explica el gerente del instituto, Andreas Lichert, en un vídeo promocional. El objetivo es corregir al «enormo giro hacia la izquierda» mediante un «giro hacia la derecha para que nos encontremos en el centro y quedarnos ahí», dijo un activista del IBD en Berlín.

Según distintas fuentes, Kubitschek y su Instituto han creado la línea de argumentación que el movimiento xenófobo PEGIDA y otras organizaciones emplean contra la política de Merkel. En su recorrido intelectual se ha topado con los falangistas José Antonio Primo de Rivera y José Moscardó. En su concepción entra también el activismo social como lo practican la fascista Casa Pound en Italia o el Hogar Nacional que un colectivo neonazi ocupaba en Madrid.

En la estrategia del ex teniente de la Reserva Activa cabe su contacto con Björn Höcke, jefe del comité regional de Sajonia-Anhalt de la Alternativa para Alemania (AfD) y uno de los líderes de la «rama nacional alemana». El político emplea un lenguaje que recicla palabras procedentes de la terminología nazi pero sin correr el riesgo de tropezarse con la legislación vigente.

La AfD y una gran parte del universo político, social y mediático que la rodea miran ahora hacia Austria, donde mañana se votará por fin al presidente de la República. Primero, en mayo, el Constitucional anuló la segunda vuelta por posibles irregularidades en el recuento de los votos por correo. Después, la máxima autoridad electoral tuvo que aplazar la nueva elección prevista para octubre por los defectos que se habían detectado en los sobres para el voto por correo.

Tras los erróneos pronósticos hechos antes del Brexit y de la victoria de Donald Trump, hay que ser muy cautos respecto al resultado, que las encuestadoras han anunciado que va a ser muy justo.

En esta campaña se enfrentan el verde Alexander Van der Bellen y Norbert Hofer del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). La política de acogida a los refugiados y un posible «Öxit» les separan. Al FPÖ le beneficia la crisis de las dos fuerzas tradicionales, el Partido Popular Austríaco (ÖVP) y el socialdemócrata (SPÖ), que por primera vez no compiten con candidato propio. Aun así, el FPÖ ha preferido mantener cierta distancia con respecto a los identitarios, ya que algunos de sus militantes tienen un marcado pasado neonazi. También el partido de Hofer tenía sus raíces en los restos del antiguo nazismo pero ha logrado modernizarse y conquistar parte del antiguo electorado socialdemócrata y burgués. En mayo, la victoria de Hofer dependía de los votos que pudiese restar al ÖVP. Le faltaron unos 30.000 para empatar con Van der Bellen.

Ahora la situación parece más favorable para él, tras el referéndum sobre el Brexit, el triunfo de Trump y la amenaza del presidente turco de dejar salir miles y miles de refugiados hacia Occidente. En el caso de que Hofer sea elegido presidente, es posible que en las elecciones generales triunfe su FPÖ, haciéndose con el Ejecutivo.

De todo ello dependerá que el servicio secreto de Viena siga considerando al IBÖ un movimiento con «ideología racista y nacionalista» en cuyas filas hay «neonazis notorios». Sus homólogos alemanes sólo vigilan al IBD desde agosto porque hasta entonces lo habían considerado como un fenómeno «virtual». Está por ver si Kubitschek y el IfS también son considerados «peligrosos para el orden constitucional».

El futuro de los identitarios no depende sólo de las medidas que los Ejecutivos tomen contra ellos, sino de si el centro y la izquierda centroeuropeos consiguen parar el avance de la Nueva Derecha en los diferentes campos de batalla que ha abierto y, ante todo, en el de las ideas. Mientras tanto, se repetirán acciones como las de Berlín.