Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «La doncella»

Mujeres liberadas frente a hombres invasores

Nunca deja de sorprender Park Chan-wook, cineasta original donde los haya, que ha sabido sobreponerse a la losa que supone contar con una película de culto en su filmografía como “Oldboy” (2003). En Hollywood no supieron entender su aportación sagaz al thriller de suspense con “Stoker” (2013), tal vez porque esperaban una continuación de su Trilogía de la Venganza, que el coreano no está dispuesto a repetir. De Occidente se ha traído una novela gótica, y muy bien traída valga la redundancia, porque aprovecha la tradición japonesa del manga y del anime japoneses en adaptaciones o traducciones de relatos de ambiente victoriano, para trasladar su acción a los años 30 de la invasión japonesa en Corea.

Un contexto histórico que le sirve para establecer una sutil metáfora del carácter invasor del hombre en sí, y del que han de defenderse las mujeres empleando sus armas con inteligencia y no poca capacidad para la manipulación y el engaño. Por lo tanto el sexo se convierte dentro de dicho pulso en un afilado cuchillo de doble filo, dualidad que sirve para mostrar la ambigüedad de un arte erótico propenso a ser pervertido. Park Chan-wook conecta la ambientación de época y su lado de erotómano con maestría, a través de la literatura y la ilustración, las cuales dejan una puerta abierta a las escenas explícitas de relaciones lésbicas entre la criada ladrona coreana y su rica señora japonesa.

Tampoco falta el característico toque sádico del autor, que se adecúa a una historia de venganza femenina más refinada que nunca. Si en lo visual Park Chan-wook deja claro que puede ser un perfecto esteta oriental, es en lo narrativo donde alcanza verdadera carta de naturaleza mediante una estructura rashomoniana, que en la primera parte adopta el punto de vista de la criada, en la segunda el de la señora, y en el desenlace uno puramente objetivo.