ALAVÉS 1

LAS PALMAS 1

 

El Alavés sigue sin poder cosechar su segunda victoria en Mendizorrotza. Las sensaciones que transmite a domicilio no los llega a demostrar en su propio campo. Frente a la Unión Deportiva Las Palmas sumó un punto en un partido en el que cualquiera pudo ganar, aunque los canarios demostraron su buen juego en la segunda mitad. El arranque fulgurante del Alavés le llevó a adelantarse en el marcador por mediación de Alexis pero en la segunda mitad, superado en prácticamente todas las líneas, los de Quique Setién empataron la contienda por medio de Livaja. 

“La locomotora Alavés’. Bien se le podría llamar al equipo albiazul en los primeros ocho minutos del encuentro. La tranquilidad y la emotividad del minuto de silencio en homenaje al Chapecoense se convirtió en un fulgurante ambiente donde los aficionados albiazules no pararon de aplaudir cada acción ofensiva. El Glorioso lanzó tres saques de esquina y puso cuatro centros laterales en la olla en los primeros cinco minutos. En uno de ellos, y en la segunda jugada de un córner, Theo Hernández envió un centro medido que lo convirtió en gol Alexis Ruano. El defensor se había subido para rematar un saque de esquina –y lo remató, pero desviado–, se hizo un hueco entre los defensores canarios, que estaban más pendientes de Deyverson que otra cosa, y puso el 1-0 en el marcador. 

El equipo de Mauricio Pellegrino apretó como si se tratase de una final o de un partido de vida o muerte y puso en serios aprietos a una Unión Deportiva Las Palmas que era incapaz de sacar el balón jugando. Algo parecido ocurrió en la última jornada de Liga, en El Madrigal. Sin embargo, al contrario que en Castellón, en esta ocasión los albiazules no pudieron aumentar la ventaja en los pocos contragolpes que fueron capaces de organizar.

 

Contragolpes como única salida

Las contras se convirtieron en la única salida del Alavés ya que Las Palmas fue haciéndose con el control del partido, con Tana, Momo y Viera liderando al equipo, sin demasiada inspiración para fortuna del conjunto local. En ningún momento se vió en aprietos al meta Fernando Pacheco. Es más, los canarios no dispararon entre los tres palos en toda la primera parte, aunque poco le faltó al chut cruzado de Macedo, tras taconazo de Jonathan Viera. 

Defender ordenadamente es la seña de identidad de este Alavés dirigido por Mauricio Pellegrino. Lo demostró ante un equipo a priori inferior como es el Gimnastic de Tarragona y, sobre todo, fue exitoso frente al Villarreal, con un Pacheco estelar y provocando la primera derrota en su estadio. Sin embargo, con la corta ventaja que tenía en la jornada de ayer, Pellegrino no apostó por encerrarse atrás y siguió con la línea de cuatro jugadores en la zaga. Pero cuando más espacios encontró el conjunto de Quique Setién llegó el varapalo para el Alavés. En ningún centro lateral ocasionó peligro la escuadra canaria hasta que Helder Lopes, casi sin oponente, puso un centro medido para que Livaja, que ganó la espalda a Feddal, rematase a red a bote pronto y con una fuerza imparable. El croata volvió a encontrarse con el gol tras una mala racha de trece jornadas.   

 

Sin reacción

Los planes del Alavés se vieron trastocados con el tanto del empate. Vio desde muy cerca, desde la primera fila, cómo de bueno es Las Palmas jugando con más tranquilidad y sin presión por marcar. Con el uno a uno en el marcador la necesidad era del Alavés, que está deseoso de conseguir la segunda victoria en Mendizorrotza. El aficionado albiazul intentó levantar a su equipo con cánticos pero la moral del Alavés estaba por los suelos. Tanto es así que en otro centro lateral, esta vez desde el flanco izquierdo, Feddal desvió a córner con más dificultad que entrañaba el propio envio. En cada centro temblaban las piernas de las jugadoras y las pulsaciones de los presentes en Mendizorrotza aumentaban nota- blemente.

No existía reacción alguna entre los once que estaban en el campo y Pellegrino decidió reaccionar desde el banquillo con un doble cambio. Un doble cambio que invitaba a la revolución. La entrada de Laguardia profundizó el campo, con tres centrales y dos carrileros (Theo y Vigaray) y Santos saltó al verde para acompañar a Deyverson en su lucha –hasta entonces solitaria– con los defensores.

Pero no volvió a aparecer ese espíritu de locomotora que sí tuvo al principio y que le dio resultado. Muy previsible con el balón y frente a un Las Palmas que combinaba con peligro cerca de la portería defendida por Pacheco. Las Palmas fue superior en toda la segunda mitad, con remates peligrosos en cada centro y replegando al Alavés en su propio campo. El objetivo de los albiazules, antes del partido, era ganar. Sí o sí. Y los cambios que realizó Pellegrino daban a entender que, a pesar del buen momento de los canarios, la meta seguía siendo el mismo. Con tres delanteros en el campo –Toquero fue el último en salir– el Alavés quiso volcarse en ataque. Por muchos delanteros que estén en el campo no siempre significa que se juega mejor. Y ayer esa teoría volvió a tener razón. Los carrileros, muy desgastados por el esfuerzo realizado en todo el encuentro, no acertaban en conectar con los tres de arriba. El encuentro se convirtió en un correcalles y con las pilas gastadas ninguno de los dos acertó en los metros finales. 

 

«Fuera hemos tenido más eficacia que en casa»

Ya son cuatro los partidos consecutivos en los que el Alavés no logra la victoria en Mendizorrotza desde el triunfo frente al Granada en la sexta jornada y esa cuestión fue la más comentada en la sala de prensa en la que compareció Mauricio Pellegrino tras el encuentro. «En casa no estamos obteniendo las victorias que queríamos pero las estamos compensando en los partidos a domicilio», aclaró el entrenador. «Fuera hemos tenido más eficacia que en casa, hemos tenido más ocasiones y las hemos convertido en gol», quiso explicar al ser preguntado por la razón por la que son incapaces de sumar tres puntos en casa. 

Respecto al partido, el técnico argentino alabó la calidad de Las Palmas y valoró el «esfuerzo terrible» que realizó su equipo, sobre todo, a la hora de cerrar el juego interior del conjunto canario, aunque también admitió que en muchas ocasiones llegaron tarde en la presión «pero después de los cambios hemos controlado más el juego».

También fue noticia la ausencia de Kiko Femenía, que a última hora se sintió indispuesto. Vigaray fue el elegido para sustituir al alicantino y el entrenador reconoció que «siempre que uno cambia un jugador altera el rendimiento del equipo». Además, Pellegrino expresó que tuvo que repetir con los dos laterales que jugaron el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa y que «al final (Theo Hernández y Carlos Vigaray) fueron los que más fatigados y con más calambres terminaron».

El técnico de Las Palmas, Quique Setién, por su parte, opinó que ellos jugaron mejor y que merecieron la victoria: «Hemos superado totalmente al Alavés y teníamos que haber sumado los tres puntos». Reconoció, a su vez, que no supieron defender el inicio tan fulgurante del Glorioso.  A.U.A.

 

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