Mikel INSAUSTI
PATERSON

El verdadero arte vital a espaldas de la fama

Aunque a las nuevas generaciones les cueste creerlo, existen todavía artistas anónimos, del mismo que quedan personas a las que el dinero no les excita necesariamente. La fama y el reconocimiento son cada vez más fuegos fatuos en esta feria de las vanidades en la que vivimos, y que alejan al creador de la vida como fuente real de inspiración. Por eso Jim Jarmusch ha tenido a bien rendir homenaje al poeta anónimo que vive su arte en el día a día, con una sencillez y falta de pretensiones que le salvan de la mediocridad reinante y le hacen especial. El mensaje caló tan hondo cuando “Paterson” se presentó en Cannes, que la crítica no pudo sino reconocer que es la mejor realización de Jarmusch en muchos años. Y hablamos de su obra de ficción, porque hay que recordar que en esa misma edición presentó el documental musical “Gimme Danger” en honor a Iggy Pop y la leyenda viva de The Stooges.

El personaje de Paterson, cuyo nombre coincide con el de la localidad de New Jersey en la que vive, se inspira en un escritor de allí como William Carloss Williams. Es feliz con su trabajo de conductor de autobuses, que le permite en las paradas apuntar ideas para sus poemas en su cuaderno de notas. Es una existencia ideal, junto a su amada Laura, por eso no quiere perderla y prefiere vivir siempre el mismo día con sus maravillosas rutinas. Al contrario de la mayoría, no busca grandes aspiraciones, ni siente ninguna presión por ello. Se siente libre dentro de su mundo repetitivo como un Día de la Marmota. Cualquier posible alteración podría ser un desastre.

Su novia, que sí sueña con Nashville y la música country, le quiere convencer de que es un genio, pero a Paterson eso le da igual. Él es receptivo con todo el mundo, ya que sabe interactuar de forma natural y espontánea con la gente. De ahí la enorme riqueza de los roles secundarios.