El jefe de Estado rumano, Klaus Iohannis, reiteró ayer su rechazo a designar como primer ministro a personas que hayan sido condenadas por la Justicia, lo que cierra la puerta a Liviu Dragnea, líder del Partido Socialdemócrata (PSD), que ganó las elecciones del domingo con el 45,5% de los sufragios en la Cámara de los Diputados y el 45,7% en el Senado, por delante del Partido Nacional Liberal (PNL), del que fue presidente Iohannis, y que obtuvo el 19,9% y 20,3%, respectivamente.

«Anuncié los criterios de integridad antes de la campaña electoral para que no hubiera debates después y siguen en pie», declaró Iohannis en rueda de prensa, tras ser preguntado si aceptaría encargar a Dragnea la formación de Gobierno. Precisó que se trata de una ley en vigor desde 2001 y que su modificación depende del Parlamento y del Tribunal Constitucional.

En la noche electoral, tras saberse la victoria de su partido, Dragnea dejó abierta la puerta a ocupar el cargo de primer ministro, pese a haber sido condenado en abril a dos años de cárcel, sin entrada en prisión, por fraude electoral.

Dragnea rehusó ayer la invitación de acudir hoy al comienzo de la ronda de consultas para formar Gobierno convocada por Iohannis. Argumentó que, según la Constitución, «no se puede hablar hasta después de la validación de un nuevo Parlamento».

La sesión de investidura está prevista para el 19 de diciembre, como muy temprano.