Pablo GONZÁLEZ
DONETSK
Elkarrizketa
PATXI CASTELLANO
VOLUNTARIO NAVARRO DEL DONBASS REBELDE

«Esto es una lucha por sobrevivir, no una revolución socialista»

Llegó en mayo de 2015 y decidió quedarse a combatir con los rebeldes del Donbass contra lo que califica como «golpe de Estado» del poder central ucraniano. Ello no le impide ser realista y reconocer, frente a las visiones a uno y otro lado, que estamos ante un choque de nacionalismos, no ante una pugna ideológica. Pero tiene claro que lucha con los que tuvieron que rebelarse «para evitar ser masacrados».

Patxi Castellano (Tutera, 1975) es un navarro que lleva más de año y medio como voluntario en el Donbass, enrolado en las Fuerzas Armadas de la República Popular de Donetsk (RPD). Habla de su experiencia en el conflicto y de la percepción que se tiene de él dentro y fuera.

¿Qué le llevó a ir al Donbass y a quedarse?

Llegué en mayo de 2015 con la caravana de Banda Bassotti. Seguía por internet lo que pasaba, veía los bombardeos y me parecía que lo que decían de que Rusia estaba invadiendo Europa era surrealista. Vi el llamamiento que los mineros hicieron por la red. Siempre he sentido admiración por el colectivo minero. Decidí venir y ver lo que había. Una vez aquí se me hizo difícil volver. Me sentía como un turista de catástrofes. Decidí quedarme.

¿Cómo describiría lo que sucede aquí?

En Occidente, algunos insisten en que estamos ante una invasión rusa. En el otro lado, hay quien piensa que aquí lo que ha habido es, sobre todo, una revolución socialista, pero ambas ideas están muy lejos de la realidad. Claro que hay comunistas, es lógico, esto es territorio históricamente ruso, pero los comunistas son gente de mi edad o mayor. La gente joven está muy despolitizada, piensa que todos los beneficios sociales son un regalo divino. Es como si desconociesen la historia. Eso a sus abuelos y bisabuelos les costó sangre y sudor.

Aquí lo que hubo fue un golpe de Estado. La gente apoyó a Crimea y lo que allí sucedió (la anexión a Rusia), y Kiev mandó los batallones nacionalistas. Liberó a todo lo peor de las cárceles, los armó y les dio carta blanca. La gente no tuvo más remedio que levantarse. Les querían prohibir y negar su cultura e historia, y aquí la gente, a diferencia de la otra parte de Ucrania donde son más blandos, aguanta mucho, pero luego explota. No es que hagan una revolución para instaurar la Unión Soviética. Han tomado las armas para defender su tierra y a sus familias, su modo de vida, su cultura.

¿Entonces sería más correcto hablar de que estamos ante un choque de nacionalismos más que de ideologías?

Sí, porque de hecho aquí (en el bando de Donetsk), hay mucha gente que va con la bandera imperialista (rusa). Ves a muy poca gente que lleve la bandera comunista. Es una guerra civil, pero mientras en el Estado español fue más una guerra entre izquierda y derecha, aquí la gente no se levantó por un ideal político, sino que o se levantaban o los masacraban. Vinieron con la ida de matar y sembrar el terror para que el resto huyera.

¿Hay quizás una falta de entendimiento del conflicto en algunos sectores de Euskal Herria?

Las cosas son como son, y aquí en el Donbass hay lo que hay. Es mejor dejar claras las cosas antes de que luego vengan y digan: «He visto un montón de natsbols (nacional bolcheviques) o imperialistas». Pues así es; la gente aquí va con la bandera imperialista, pero profesan el mismo por esa bandera que por el periodo soviético. Ellos son rusos y es su historia. De hecho, casi todo lo que ha logrado históricamente Rusia data de la era soviética.

En el tiempo que ha estado aquí, ¿qué es lo que más le ha impactado negativamente?

Acudir a una zona bombardeada y encontrar a un niño desmembrado, un brazo en el suelo, la madre muerta… la gente mayor… Sobre todo, civiles. Es duro ver caer a un compañero, porque estás conviviendo con él todos los días y duele, pero los soldados saben dónde están y quiénes son.

¿Y en lo positivo?

Pues el trato. A lo mejor te montas en el autobús y una señora mayor te oye hablar en otro idioma, te pregunta de dónde vienes y se emociona, te abrazan. Ellos (los ucranianos) a lo mejor tendrán un buen sueldo, pero nosotros tenemos el cariño del pueblo. Ellos no se preocupan de los civiles en las zonas donde están, no los evacúan, los saquean, disparan a las casas.

¿En el tiempo que lleva aquí el proyecto de la RPD se ha ido consolidando?

Cuando yo llegué ya funcionaba el transporte público, pero la ciudad estaba más parada. Se notaban más los bombardeos. Ahora se han reconstruido muchas calles y se están arreglando más. Las infraestructuras funcionan, como casi todos los hospitales. Ahora ya no hay milicias. Los batallones que no querían integrarse en el Ejército se han disuelto. Ello evita muchas bajas. Si hay un ataque y se intenta romper nuestra línea, hay mucha coordinación y se manda apoyo inmediato.

¿Hasta qué punto ha sido importante la ayuda rusa?

Sí que han venido voluntarios rusos, pero igual que estoy yo. En su mayoría tenían muy poca formación militar. Luego está la gente mayor, que no tiene edad para estar en el Ejército, pero que tiene formación militar y son veteranos de alguna guerra. Lo que es la ayuda militar con tropas, eso no; camiones y otros equipos sí que habrán venido de Rusia, no creo que todo se le haya arrebatado al Ejército ucraniano, pero mayoritariamente nuestros BMPs (vehículos de combate de Infantería) y tanques que tenemos son del principio, de cuando se levantó la población. Fueron a los cuarteles y los soldados se negaban a disparar a quienes consideraban su propio pueblo. La gente aquí es muy brava, cosacos o medio cosacos, y les hierve la sangre, además de mineros. Iban a los cuarteles, le pegaban al chaval de la puerta, le quitaban el kalashnikov y le decían que si no iba a luchar por su país se fuera a casa. Vaciaron los cuarteles y se quedaron con los equipos. Aquí había mucho equipo militar.

¿Hay odio en el Donbass hacia el otro bando?

La gente no odia al Ejército regular ucraniano. Tanto la población como los soldados, especialmente los que son de aquí, lo que quieren es que esto termine y poder hacer su vida en paz, criar a sus hijos sin el temor a que vayan un día al colegio y les caiga un cohete que los mate. Con los batallones nazis no tenemos ningún miramiento, ningún sentimiento de culpa. A ellos les da igual dispararte si vas de uniforme o a un niño. Una vez estaba en la calle, a las puertas de un orfanato hablando con tres soldados. Al otro lado, había un niño de 8 ó 9 años jugando con una bandera del Donbass. Se oyó un tiro, nos tiramos al suelo, nos miramos y estábamos bien. Al niño le habían disparado en el pecho. Lo último que dijo fue: «Ahora me voy con mi papá». Con esa gente no hay remordimiento. Un tipo que pudiendo disparar a un soldado, dispara a un niño es un hijo de puta.