El Ejército sirio llevó a cabo ayer varios ataques aéreos contra insurgentes y sus aliados yihadistas en la provincia de Alepo, a pesar de la tregua oficialmente en vigor y a dos semanas de la apertura de negociaciones de paz en Astaná, la capital de Kazajistán. A medianoche, los aviones del régimen bombardearon varias localidades, como Atareb y Jan al-Assal, feudos rebeldes en Alepo, así como Taftanaz, en la vecina Idleb.

Desde la entrada en vigor de la tregua apadrinada por Rusia, Turquía e Irán el pasado 30 de diciembre los bombardeos han bajado en intensidad pero sin cesar totalmente, amparados en la presencia de combatientes de Fatah al-Sham, –antiguo Frente al-Nosra vinculado a Al Qaeda– excluido del cese el fuego.

El Ejército bombardeó también varias localidades de Ghuta Oriental, principal feudo opositor a las afueras de Damasco, en los primeros ataques contra este área, desde el inicio de la tregua.

El ministro turco de Exteriores, Mevltu Cavusoglu, advirtió de que las conversaciones previstas en Astaná pueden verse en peligro por «las violaciones creciente del cese el fuego».

Indicó que, si la tregua es respetada, estas conversaciones, apadrinadas por Rusia, Irán y Turquía, comenzarán el próximo 23 de enero como paso previo a las negociaciones amparadas por la ONU el 8 de febrero en Ginebra. La lista de participantes aún no está formada.

Otro de los frentes abiertos se encuentra en el valle del río Baranda, que abastece de agua a Damasco. Las autoridades sirias anunciaron un acuerdo preliminar con los grupos armados en la zona para resolver el abastecimiento de agua en la capital, interrumpido por los enfrentamientos. El acuerdo incluiría la evacuación de los combatientes que no sean originarios del valle hacia Idleb, además de la entrada del Ejército en la zona para limpiarla de minas y de otros artefactos explosivos.

Sin embargo, la oposición negó un acuerdo de tal alcance y aseguró que se limitará a la entrada de equipos técnicos para reparar los destrozos en el manantial de Ain al-Fiya y restablecer el suministro de agua a Damasco, pero rechazó la entrada del Ejército.

Fillon trata de desmarcarse de Al-Assad

«Bashar al-Assad es un dictador, un manipulador», afirmó ayer el candidato de la derecha a las elecciones presidenciales francesas, François Fillon, distanciándose de la bienvenida que el presidente sirio había dado a su posición sobre Siria. En una entrevista en las cadenas BFMTV y RMC, Al-Assad había estimado que el discurso de Fillon «sobre los terroristas o sobre la prioridad del combate contra el terrorismo sin interferir en los asuntos de otros países es bienvenida». «Está claro que es una manipulación», insistió ayer el ex primer ministro. «No. No deseo el mantenimiento de Bashar al-assad en el poder. Es un dictador con un pasado sangriento. Digo simplemente que tiene el apoyo de una parte de su pueblo, y la diplomacia francesa y la diplomacia occidental, al rechazar la idea de hablar con Bashar al-Assad, se excluye del conflicto sirio», explicó el candidato presidencial.

El pasado noviembre, Fillon se mostró favorable a abrir un puesto diplomático para tener un canal de diálogo con el régimen sirio.GARA