Ingo NIEBEL
BERLÍN

La izquierda alemana dedica una calurosa acogida a Otegi

La izquierda alemana terminó ayer con la manifestación en honor a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht el fin de semana que utiliza tradicionalmente para el debate y la memoria histórica. Arnaldo Otegi estuvo en Berlín y su discurso fue acogido muy positivamente.

Este año Arnaldo Otegi sí ha podido participar en la tradicional manifestación que protagonizan organismos de izquierda en Alemania cada segundo domingo de enero para recordar en el Cementerio de los Socialistas a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Ambos murieron el 15 de enero de 1919 asesinados por soldados ultraderechistas que apoyaron a la Socialdemocracia recién llegada al poder después de que el Emperador Guillermo II perdiera la Primera Guerra Mundial. Solidarios de Euskal Herriaren Lagunak Alemania y personas procedentes de Euskal Herria como el también representante de Sortu Gorka Elejabarrieta formaron el bloque vasco. Unas 60 personas en total.

La víspera, Otegi pudo intervenir por fin en persona en la XXII edición de la Conferencia Rosa Luxemburgo, organizada por el diario marxista “Junge Welt” y apoyada por decenas de grupos y partidos izquierdistas. Hace una década sólo pudo dirigirse por videoconferencia al público porque la Audiencia Nacional le había prohibido salir del país. Aun así, el Gobierno español se mostró tan preocupado porque el político abertzale pudiera aparecer en Berlín que envió incluso a dos de sus diplomáticos al encuentro.

Independencia y socialismo

Otegi habló sobre “La independencia y el socialismo” en un evento que se celebró bajo el lema de que estar «contra la derecha no es suficiente – hay que luchar por alternativas socialistas». El secretario general de Sortu habló de la situación de las presas y presos políticos vascos y de la manifestación del sábado en Bilbo, recordando que «de los últimos diez años he pasado ocho en la cárcel».

Otegi logró conectar con el público. Más que hablar sobre la situación en Euskal Herria, desde su posición marxista y su práctica Otegi dio una lección de política que le ofrecía además una perspectiva viable a la izquierda alemana. Su didáctica recordó a la empleada por Hugo Chávez y Fidel Castro. Este último, muy presente en los carteles desplegados, recibió así un homenaje peculiar, porque el propio Otegi encarnaba la prueba de que su ejemplo sigue vivo.

Desde la izquierda alemana suelen mantener una gran distancia hacia los conceptos de «pueblo» y «nación», pero el dirigente abertzale logró reducirla un tanto explicando la diferencia entre ser nacionalista e independentista vasco. Lo resumió en una frase: «queremos un estado para tener una sociedad totalmente diferente». Ayudó también que supo criticar desde posiciones izquierdistas al neoliberalismo y la política de la UE contra Grecia. Sus explicaciones ayudarán al independentismo vasco y al catalán a construir puentes hacia esta parte del espectro político alemán, aunque la tarea seguirá siendo difícil.

Otro aspecto importante del discurso fue que cuando Otegi habló sobre cómo movilizar a la gente mencionó los errores que la izquierda abertzale cometió gobernando en Gipuzkoa. Al final de su intervención recibió un caluroso e insólito aplauso.

«Todavía tengo los pelos de punta», reconoció acto seguido la diputada del partido socialista Die Linke Ulla Jelpke. En 2008 vivió de cerca cómo la ilegalizada izquierda abertzale seguía haciendo política en las elecciones generales del Estado español. «El discurso de Otegi me ha hecho pensar», reconocía un veterano solidario con América Latina, quien con cierta sorna preguntaba «quiénes de nuestros políticos izquierdistas tendrían el valor de ir ocho años a la cárcel por sus ideas para luego seguir defendiéndolas».