GARA
DAMASCO

El ISIS pierde terreno en Mosul y Raqqa, pero avanza en Deir Ezzor

En vísperas de las negociaciones de Astana y en medio de la «batalla por el agua» que bebe Damasco, el ISIS lleva a cabo el mayor ataque de los últimos años por el control de Deir Ezzor. Las informaciones dicen que los yihadistas avanzan con kamikazes y túneles-bomba, bajo fuego de artillería y bombardeos, que dejan decenas de muertos.

Bajo una lluvia de fuego de artillería y bombardeos aéreos de la aviación rusa y siria, el ISIS progresa en Deir Ezzor y se acerca al aeropuerto militar de la ciudad, arteria vital de los destacamentos militares de Damasco y de los miles de civiles que viven sitiados en la parte oeste de la urbe que divide el río Éufrates.

Informaciones de última hora indicaban que el ISIS habría conseguido cortar la carretera que une el aeropuerto militar y las zonas en la ciudad bajo control de Damasco, aunque fuentes oficiales, vía agencia gubernamental Sana,, negaban el hecho y hablaban de un fuerte contraataque del Ejército en el que decenas de yihadistas, en su mayoría saudíes y tunecinos, habrían muerto.

Decenas de militares y milicianos aliados del Gobierno habrían muerto también en el que se considera el mayor ataque por hacerse con el control de Deir Ezzor de los últimos años.

Los yihadistas controlan la provincia del mismo nombre y desde 2015 tienen sitiada a las unidades sirias acantonadas en el aeropuerto militar y las zonas del oeste de la ciudad. Subsistiendo con víveres y suministros logísticos que tienen que ser aerotransportados, la captura de la totalidad de la ciudad es un «trofeo» que el ISIS quiere conseguir a toda costa.

¿Del Califato al Principado?

Según diferentes analistas, al verse en retirada en sus frentes del norte de la provincia de Alepo, estar perdiendo terreno en Raqqa –la capital de su autoproclamado califato– y en Mosul –la mayor urbe bajo su control–, cuyas pérdidas para el ISIS, si no inmediatas, sí son cada vez más plausibles, este buscaría en primer lugar hacerse fuerte en el este del Éufrates. Y para ello es clave tomar Deir Ezzor.

«Perdido» el Califato, pretendería instaurar una especie de «Principado». Financiado económicamente con la explotación de los numerosos pozos de petróleo de la zona, uniría las zonas suníes del oeste iraquí y del este sirio, desde la provincia de Hassaka hasta los confines de la de Al Anbar, una retaguardia donde poder replegarse para relanzar una campaña de acciones de terror que busque una reacción «antiterrorista» descontrolada. A la espera de que se dé su momento, de lanzar, desatada esa espiral infernal, nuevas ofensivas militares que le permitan a la organización que dirige Abu Bakr Al Baghdadi reconquistar territorios perdidos.

Esta hipótesis, denunciada desde hace mucho tiempo por líderes sirios, iraníes, de Hizbulah o incluso de Turquía (aunque estos miran al proyecto fundacional de la confederación de Rojava), sería reforzada por el afán, un secreto a voces cada vez más audible, de ciertos países y potencias regionales por la partición de Siria y de Irak, en una especie de federalismo sectario en función de la rama del islam.

De hecho, EEUU y sus aliados hablan de la necesidad de crear una «entidad suní», que eliminaría toda presencia del gobierno sirio al este de Palmira y ser una espina permanente, un caballo de Troya para el Gobierno de Damasco y sus aliados, para lo que ellos mismos califican como el «eje de la Resistencia».

De la tregua a la negociación de Astana

A pesar de los duros combates en Deir Ezzor, en Wadi Barada –a otra escala–, y los bombardeos incesantes sobre las bases de Fatah Al Sham en la provincia de Idleb, la tregua patrocinada por Turquía y Rusia ha rebajado considerablemente el nivel de violencia que vive Siria. En teoría, esa tregua debía servir también para abrir las negociaciones que, dentro de seis días, Gobierno y oposición armada desarrollarán en Astana, capital de Kazajstán.

El Alto Comité de Negociaciones (ACN) de la oposición siria, con sede en Arabia Saudí, ha mostrado su apoyo a la cumbre y su esperanza de que sean un trampolín que abra negociaciones políticas sustantivas sobre el futuro de Siria. El equipo de transición de Trump, que tomará sus funciones el sábado, también ha sido invitado a Astana, a la que seguirán discusiones «intersirias» auspiciadas por la ONU que se desarrollarán en el mes de febrero en Ginebra. GARA

Wadi Barada, la dura «batalla del agua»

A escasos 15 kilómetros de Damasco, en la región de Wadi Barada, donde se encuentra la principal infraestructura del agua que alimenta una capital a la que se somete a importantes penurias desde el 22 de diciembre, continúan los violentos combates en la que se ha denominado como la «batalla del agua».

Las milicias armadas que controlan la zona y las fuerzas gubernamentales apoyadas por combatientes de Hizbulah, con superioridad y que avanzan sobre el terreno, habrían llegado el pasado sábado a un acuerdo para el fin de los combates, el restablecimiento del agua y el arreglo de las infraestructuras dañadas. No obstante, la muerte a tiros a la salida de una reunión de Ahmed al-Ghadbane, responsable del Gobierno para negociar, habría anulado todo lo acordado y dado pie a la escalada militar. GARA