Raimundo Fitero
DE REOJO

Extra

Ni Vips en jaula dorada, ni entrevistas ociosas a famosos o políticos en ebullición, ni vindicaciones subalternas de conductores de “La sexta Noche” sobre su indecencia mantenida, lo que mola de verdad, la serie que da más aportaciones al imaginario colectivo y hasta el lenguaje es el que sucede en la sede de la Audiencia Nacional poligonera, con todos esos encorbatados señores que forman parte de la estructura económica y social del aznarismo rampante en su versión taleguera. La última se la debemos a Luis Bárcenas, uno de nuestros ídolos, que acaba de acuñar en sede judicial la frase del mes, del momento, diciendo que existía una caja B, pero con una matización: se trataba de una aportación “de contabilidad extracontable no finalista”.

¿Quién da más? Repito, porque es inconmensurable: “Contabilidad extracontable no finalista”. Solo comparable a su propio despido en diferido expresado por la actual ministra de Defensa Dolores de Cospedal, a la sazón secretaria general del PP donde no solamente militaba, sino que era empleado de alto grado el famoso e importante señor de la peineta aeroportuaria, Luis Bárcenas, que debido a su sagacidad empresarial pudo acumular en cuentas bancarias suizas más de cuarenta millones de euros de curso legal. Sin extras. De vellón.

Cualquier intento de desnaturalizar esta serie de gángsters de cuello blanco y tarjeta negra, gris o roja, será castigada con el más estruendoso de los ridículos. Hay más subtexto en estas declaraciones que en un contrato de telefonía móvil, lo que se dice significa por todo lo que intenta ocultar, por eso este lenguaje tan recóndito, con tanta gramática parda y la tendencia mafiosa tan estudiada a desviar la supuesta culpabilidad hacia los muertos. O los incapacitados para responder ante la ley. Un clásico. Pero extra.