Al menos 100 combatientes murieron desde el sábado en los enfrentamientos que se desarrollan cerca del puerto yemení de Al Moja, según fuentes militares. Entre los fallecidos hay cerca de 70 rebeldes hutíes y unos 30 soldados del Ejército leal al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, según las fuentes.

Las fuerzas del ejército gubernamental se encuentran a cinco kilómetros de distancia del puerto y están avanzando de manera continua, con ayuda de la cobertura aérea de decenas de bombardeos llevados a cabo por aviones de combate y helicópteros Apache de la coalición liderada por Arabia Saudí.

Sin embargo, este avance se ve ralentizado por minas colocadas por los rebeldes en torno a Al Moja, según las fuentes militares leales a Hadi.

Desde el 7 de enero han muerto más de 150 combatientes en la región de Dhubab, a 30 kilómetros del estrecho de Bab Al Mandeb, que separa el mar Rojo del Océano Índico.

El puerto de Al Moja es uno de los cuatro en esta costa yemení y está controlado por los hutíes (chiíes) desde finales de 2014, cuando tomaron Sanaa y se desató el conflicto.

El ejército gubernamental está llevando a cabo la ofensiva llamada "La Lanza Dorada" para recuperar la costa occidental, que tiene una extensión de 460 kilómetros, incluidas las ciudades de Moja, Hodeida y Midi, cerca de la frontera saudí.

En el marco de esas operaciones militares, el Ejército yemení ha arrebatado ya a los insurgentes una zona estratégica cerca del estrecho de Bab al Mandab.

De forma paralela, las fuerzas de Hadi también intentan avanzar hacia Sanaa a través de las escabrosas montañas de Naham, escenario de los combates más cruentos de los últimos meses.

En un nuevo intento de encontrar una solución al conflicto tras el fracaso de varios intentos de negociación, el mediador de la ONU, Ismail Uld Seij Ahmed, llegó ayer a Sanaa para reunirse con responsables de los hutíes. El pasado lunes, el emisario de la ONU se reunió con Hadi en Aden –la capital «provisional» de su gobierno desde que fue expulsado de Sanaa– y le presentó «las últimas propuestas de paz» después de que el presidente yemení hubiera rechazado su última hoja de ruta. Este plan preveía un gobierno de unidad y la retirada de los rebeldes de la capital y otras ciudades, pero también un considerable recorte de los poderes presidenciales en favor de un vicepresidente encargado de formar un gobierno provisional antes de unas elecciones.

Según cálculos de la ONU, desde el inicio del conflicto han fallecido cerca de 10.000 civiles y la mayor parte de la población necesita ayuda humanitaria urgente.