J. J. LAHUERTA
EFE

MIKEL LASA, UN MAESTRO EN LA «ESCUELA HARRY POTTER» CHINA

Hace 13 años que Mikel Lasa colgó las botas. Una lesión en una rodilla, que amenazaba con dejarle cojo, acabó con una dilatada carrera en la que triunfó en la Real, el Real Madrid, el Athletic y el Murcia. Con 33 años, dijo adiós al fútbol para enfocar su carrera hacia los banquillos.

Después de unos años sabáticos, se sacó el carné de entrenador y en 2011 comenzó a entrenar a los juveniles del Zarautz. Desde entonces, por su tierra, Gipuzkoa, dirigió a chavales en diferentes clubes hasta acabar hace un año en China. Allí, enseña a los más jóvenes en una escuela atípica, en medio de la nada, parecida al “Colegio Hogwarts”, donde Harry Potter desarrolló sus habilidades mágicas. Mientras fue futbolista, Lasa fue dirigido por nombres como Vicente Miera, Ladislao Kubala, John Benjamin Toshack, Radomir Antic, Vicente del Bosque, Jorge Valdano o Luis Fernández. De cada uno absorbió sus conocimientos y ahora, con su toque personal, los imparte en China.

Como Lasa describe, en medio de la nada, a 101 kilómetros de Guangdong, rodeado de bosques, en una ciudad deportiva estilo Milanello pero a lo grande y sin nada alrededor más que árboles y montañas, emerge el complejo deportivo más grande del mundo creado para generar un futuro al fútbol de China. El presidente del país asiático, Xi Jinping, tiene un sueño y no es otro que hacer grande a su país en un deporte en el que históricamente su máxima hazaña fue jugar el Mundial de Corea y Japón de 2002. Para ello, ha dado todo su apoyo a un proyecto en el que la empresa inmobiliaria Evergrande puso 185 millones de dólares para construir un complejo impresionante en una zona rural del sur de China.

Entre los elegidos para dirigir a los casi 3.000 chavales que estudian, desayunan, comen, cenan y, sobre todo, aprenden a jugar al fútbol todos los días, está Mikel Lasa. Es uno más de los 22 técnicos del Estado español que ha captado el país asiático para conseguir dar un salto de calidad que, en la actualidad, no tiene pese a invertir millones de euros en jugadores para su principal liga.

«Todo sucedió un poco por casualidad. Un amigo se fue a China y al tiempo me llamaron de la empresa que lleva Shorna, Evergrande, con la colaboración de la Fundación del Real Madrid. Estoy encantado de colaborar. A nivel internacional, es la que más está apostando por el fútbol y más en China», dice Lasa en declaraciones a EFE. «Igual ha habido momentos en los que hemos tenido 3.000 niños. Ahora hay alrededor de 2.700. Estamos en un complejo muy grande, con 53 campos de fútbol. En principio, es el más grande del mundo y allí estamos trabajando para mejorar el fútbol chino», añade el de Legorreta.

Lasa, el ermitaño

Lasa vive ahí mismo, rodeado de campos de fútbol, árboles, niños y técnicos. No hay vestigios de civilización urbana cerca. La ciudad grande más cercana es Guangdong, en la provincia de Cantón cerca de Hong Kong. Y Lasa vive como un anacoreta. «Estoy en mitad de la nada. Nada es nada. Bosques, montañas y prácticamente nada más. No hay restaurantes, lo de pubs, no entienden lo que es. Aquí estoy encantado. Es muy ermitaño, en mitad de la nada. Estoy todo el día con fútbol, fútbol y fútbol, y no puedes pensar en más. Así llevo un año allí», explica.

Sin embargo, Lasa se ha adaptado perfectamente a esa vida. Está encantado. Solo ha sufrido por la comida, demasiado picante a su gusto. Sin embargo, también se ha acostumbrado pese a que prefiere, como dice, el alimento limpio. Su vida, es muy ordenada. «Me levanto a las 7.30 y desayuno en el comedor. A las 9.40 entreno a los chavales. Terminamos a las 11.40. Después nos vamos a comer. Luego, una siestita pequeñita, una cabezada, a organizar el entrenamiento del día siguiente y a ver chavales que nos puedan interesar para el equipo. Un poco una labor de logística, sin más. Para las 17.30, ya terminamos», explica.

En este intento de China por crear una potencia futbolística a partir de una cantera potente, hay una pega con la que Lasa y los técnicos tienen que lidiar. No hay tradición futbolera en la sociedad del gigante asiático y eso es un obstáculo importante. «La mayor carencia es que hasta hace poco no sabían nada de fútbol. Nada o muy poquito. Lo bueno que tienen es que son muchos, hay muchos niños y por lo tanto tienen mucho margen de mejora. Por eso estamos ahí, para tratar e intentar que los niños mejoren y el fútbol chino evolucione».

Mucho talento o mucho dinero

«Estamos intentando mejorar el trabajo de los niños. El fútbol casi no saben ni lo que es o no lo han ni conocido. Estamos mejorando. En España es cultural. Desde que un padre se entera que su niño va a nacer, ya le hace socio de un equipo. En China, el fútbol, hasta hace muy poquito, no estaba desarrollado. Las diferencias son importantes», agrega.

Pero en la Escuela Internacional de Fútbol Evergrande, todos los sueños se pueden cumplir. Las instalaciones donde se alojan los chavales incitan a ello. Por encima de todo, se eleva una especie de castillo, una construcción muy similar a la escuela donde Harry Potter aprendió sus trucos. El entorno y las instalaciones, incitan a la magia. «No vivo en una ciudad. Vivo en mitad de la nada, donde se ha hecho una ciudad como la de Harry Potter pero multiplicada por cincuenta. Todo está montado alrededor del complejo deportivo. Es la reostia, es la escuela más grande del mundo a nivel educacional y de instalaciones, campos de fútbol, gimnasio, piscina...»

El campus, de unas 67 hectáreas, es una fábrica de sueños para miles de niños chinos que desean convertirse en el próximo Leo Messi o en el siguiente Cristiano Ronaldo. Algunos llegan becados, otros pagan hasta 60.000 yuanes (9.200 dólares), sueldo medio anual en China. Para entrar, hay dos opciones: o tener mucho talento o tener mucho dinero.

Los que llegan, son acogidos por Mikel Lasa y por muchos más técnicos fichados para la causa. Quién sabe si, en unos años, el trabajo del exjugador de la Real y del Athletic se verá reflejado en una selección potente, que plante cara a cualquiera del planeta. En el mundo de “Hogwarts”, todo es posible. Y, Lasa, es uno de los fabricantes de sueños. Que surja la magia en China depende de él y de otros entrenadores que se han lanzado a la aventura, exportando su talento al servicio de China.