Joseba VIVANCO
Athletic

El arte de lo imprevisto

Los leones dilapidan su superioridad sobre el Barça por su falta de pegada y puntuales errores en defensa.

BARCELONA 3

ATHLETIC 0

 

Rebelde, irreverente, inconformista, fustigador, el periodista argentino Dante Panzeri, maestro de periodistas y azote de impostores, defendía que más allá de las ciencias que buscan descifrar este deporte, desmenuzarlo y racionalizarlo, ‘la caprichosa’, la pelota, a veces no quiere entrar y otras se escurre fácilmente para hacerlo. No quiso entrar en los remates que generó ayer el Athletic, que fueron muchos, tantos como ningún equipo ante los culés esta temporada, y se le escurrió a Iraizoz en el segundo gol que dilapidó las aspiraciones rojiblancas que hasta entonces seguían vivas, en uno de sus mejores encuentros en el Camp Nou, es verdad también que frente a uno de los Barcelonas más timoratos que se recuerdan. Ni por esas pudo rascar nada positivo el conjunto bilbaino, mejor que los culés durante buena parte del duelo, pero al que dilapidaron los errores no solo en ataque sino en defensa. Y eso ante la pegada de quien tenía enfrente resulta letal. Duelo de máximas aspiraciones por parte de los bilbainos, sensación de que este podía ser el día, pero que a la postre se redujo a algo tan viejo como el propio fútbol, o como lo acertó a describir cierto comentarista deportivo, «para que se produzca el gol, la pelota debe ingresar más de un ciento por ciento sobre la línea».

Fútbol, el arte de lo imprevisto. Es lo que diría Panzeri. «La ley básica del fútbol es que gana el que mejor engaña», eran sus palabras. Como hizo Neymar en su cara a cara con un superado De Marcos y que propició el primer gol cuando era el Athletic el que dominaba y el Barça achicaba. Como hizo Messi al sorprender a Iraizoz en el saque de una falta que solo Leo imaginó. «Lo más bonito de Messi es que puede cambiar tres veces de opinión en un metro», hubiera resumido esa acción Johan Cruyff. Dos acciones puntuales y con 2-0 al descanso, los azulgranas resolvían casi por inercia un choque que se les atragantó de inicio, merced a esa anunciada presión alta de los leones, a los cuales se les vio hasta cómodos, llegando con peligro y anulando la circulación de juego azulgrana cuyo medio campo era inexistente, provocando en su salida de balón continuos errores, pero una y otra vez desaprovechados. Como casi siempre que visita el Camp Nou, la crónica de una derrota anunciada.

Resulta tan frustrante explicarlo como sencillo de digerirlo. Fútbol es fútbol. Paco Alcácer, titular y gol. Aleix Vidal, titular y gol. Messi, gol y al banquillo a sestear, cosa que no sucedía desde hace dos años. Luis Suárez y Jordi Alba, ni un minuto de juego. Resultado: 3-0. Y que pase el Atlético, que encima les pilla descansados. Ni Luis Enrique hubiera imaginado una victoria tan solvente en el marcador sobre todo después de terminar la primera mitad con un Athletic que, con 7 disparos, igualaba al Madrid como equipo que más había rematado a los culés en una primera mitad esta temporada. La primera fue de Raúl García, desviada lo justo por Ter Stegen para que la madera repeliera el balón. Era el minuto dos.

Buena salida del Athletic, que minutos después de esa primera acción tenía la segunda en la cabeza de un Williams que más despejó que rematar un medido centro de Laporte. El Camp Nou arengaba a los suyos, cerciorado de que el juego de su equipo no fluía y eran los bilbainos quienes se imponían por presión, juego y llegadas. Y tan confiados en su buen hacer andaban los de Ernesto Valverde que sobrepasado el cuarto de hora un De Marcos mal orientado permitió que Neymar entrara hasta la cocina y su pase de la muerte lo diera a luz un Paco Alcácer que no marcaba desde hacía nueve meses. Fue lo único que hizo el delantero exvalencianista; suficiente. Gol que lejos de hacer tambalear los sólidos pilares rojiblancos, no sacó a los de Txingurri del partido, con una ocasión malograda por San José, otra de Raúl García que atajó Ter Stegen y una tercera de Williams que ‘pintó’ la cara a Piqué y estrelló su disparo en el certero portero alemán. La diferencia entre ‘Ney’ y ‘Willy’, osea, el gol.

Serio y solvente encuentro de los bilbainos que otro de esos detalles del arte de lo imprevisto iba a echar por tierra. Messi, que firmó una actuación discreta, no tuvo compasión de un Iraizoz al que terminó de sentenciar ante la parroquia bilbaina. Cuatro de los últimos siete goles que le ha hecho Leo a Gorka han sido de falta directa. Así las cosas, no hay quinto malo, debió de pensar el astro argentino, que escorado y casi pegado a la línea de fondo, de libre directo, sorprendió al guardameta, que se comió el ardid. Lo decía Panzeri, «la ley básica del fútbol es que gana el que mejor engaña». Y ahí Messi es Houdini.

Descanso, guarismos nada malos para el Athletic salvo ese demoledor marcador en contra, y los lloros culés por los arbitrajes que salvaron a Piqué de la expulsión por doble amarilla tras una entrada a Laporte sobre la línea del área que el trencilla escamoteó a los rojiblancos.

Valverde dio entrada a un intrascendente Aduriz, haría otro tanto luego con un no menos participativo Beñat, aún así el Athletic se mantuvo en la pelea, con sendas acciones de Raúl y Williams que no acabaron en nada, hasta que llegó el tercero, obra de un Aleix Vidal que ganó hasta tres balones divididos de manera consecutiva a Balenziaga, Laporte y Yeray para disparar con su pierna mala, mordido, y batir a un alicaido Iraizoz que parecía pedir ya la hora. Era la sustancial diferencia con la que tuvo Eraso en el minuto 80, solo ante Ter Stegen, y su disparo, con la menos buena, apenas sí generó desazón en el alemán.

Minutos finales que se le hicieron muy largos a un Athletic que se fue a la ducha con la sensación agridulce de haber hecho los deberes solo a medidas, insuficiente a todas luces para ganar en este estadio aun cuando sumara más disparos a puerta que su rival, le discutiera la posesión de la pelota, e hiciera méritos para merecer algo más que una abultada derrota. Pero el fútbol es eso, pegada. El Athletic lo sabía, Ernesto Valverde lo sabía. Su planteamiento se confirmó acertado, pero fue más el debe del equipo rojiblanco que el haber del azulgrana lo que les privó de sacar algo positivo del coliseo barcelonés. Será el destino, será la fatalidad, será el arte de lo imprevisto. Será el fútbol.

 

Ernesto Valverde: «La imagen no suma»

«Esto es fútbol, hay que acertar las situaciones que tienes y evitar que lo haga el rival». Así de claro y así de sencillo lo explicó Ernesto Valverde. «Somos conscientes del potencial del Barça aquí y sabíamos que en cualquier jugada te pueden desequilibrar, como en el primer gol. Cuando mejor estábamos, nos ha venido ese primer gol, cuando estábamos cerca del empate ha venido el segundo; ha sido duro irse al descanso. Luego, en una contra nos han hecho el tercero y era excesivo. Creo que el marcador no refleja lo que ha pasado en el campo, pero ellos tienen lo que tienen, te matan si te descuidas y nosotros no hemos podido meternos en el partido». Era la reflexión del entrenador rojiblanco, que admitía que «la imagen no suma, se trata de conseguir puntos porque la Liga se aprieta mucho. Era una oportunidad de pillar al Barça entre dos partidos, por eso lamentamos la ocasión perdida. Seguiremos insistiendo».

Respecto a los cambios en el once del rival, Valverde comentó que «sí sabíamos que cabía la posibilidad de que hubiera cambios en el Barça, tienen un partido importante, llevan un mes muy agitado, pero no nos cambiaba el planteamiento. Ellos tenían bajas y hemos intentado meterles una marcha más, nuestra presión era alta, robando en zonas de riesgo y tratar de tener premio, pero nos ha faltado ese punto final», se lamentaba. Un apenado “Txingurri” admitía que «siempre que venimos aquí hacemos algo parecido, otras veces hemos hecho gol, pero hoy, en cambio, no es normal que de tantas situaciones de peligro no hayamos sido capaces de convertir alguna».

Sobre la segunda amarilla que debió ver Piqué cerca del descanso, se quejó de que «aquí cada uno siempre barre para su casa, pensar que los árbitros le perjudican a uno, no ven penaltis en las áreas propias y así rellenamos periódicos, hacemos mucho ruido», aunque no entró en detalles de la jugada y se limitó a decir que «no sé si ha sido falta, nosotros no presionamos al árbitro». En cuanto al cuestionado Iraizoz, respondió que «Gorka nos da mucho y tendrá días mejores y otros no tan afortunados, pero confiamos en él».

Por último, dijo estar feliz con el regreso de Yeray a la titularidad, al que «he visto muy tranquilo».J.V.