El Athletic está jugando esta temporada con el corazón de sus aficionados. Hasta en seis ocasiones ha conseguido remontar en propio estadio en lo que se lleva de campaña y alguno de esos revolcones se ha producido prácticamente cuando sonaba la bocina.

Así ocurrió el pasado sábado en otro nuevo episodio que salió cara y que les convierte a los de Ernesto Valverde en todos unos expertos a la hora de jugar con fuego y salir indemnes de la quema. Una práctica de riesgo que en muchos partidos ha traído consigo los tres puntos, pero que el vestuario lógicamente prefiere no tener que volver a protagonizar.

Los anteriores precedentes en el presente ejercicio se produjeron a mediados de septiembre –18– cuando los rojiblancos remontaron al Valencia (2-1), también a mediados de octubre –16– cuando superaron en el derbi a la Real (3-2) y el 24 de noviembre cuando se impusieron por idéntico marcador al Sassuolo, en este caso en la Europa League.

Poco antes de Navidades –19 de diciembre– hicieron lo propio ante el Celta (2-1) y a finales de enero –29– le dieron la vuelta frente al Sporting, gracias a dos goles de Muniain y Aduriz en la segunda parte.