GARA
BRUSELAS

La deuda griega regresa a primer plano en busca de una difícil solución

La reunión que mantendrá este lunes el Eurogrupo –los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro– tiene un orden del día especial, ya que se abordará el libramiento de un nuevo tramo del tercer rescate a Grecia. Antes de que eso suceda, los acreedores tendrán que validar las cuentas que ha presentado el Gobierno de Alexis Tsipras.

La crisis de la deuda griega amenaza con regresar a escena después de haber pasado los últimos meses a la sombra. Desde julio de 2015, cuando obtuvo el tercer plan de ayuda financiera, Atenas, que gestiona la deuda pública más elevada de los 19 estados de la eurozona, ha puesto en marcha una batería de reformas económicas. Pero sus acreedores –la propia eurozona, con Alemania a la cabeza, y el Fondo Monetario Internacional– están divididos sobre los remedios a implementar, lo que pone nerviosos a los mercados.

¿Cuáles son las razones de un posible nuevo psicodrama griego? Por un lado, hay que preguntarse qué quiere el FMI, que jugó un papel principal en los dos rescates anteriores, los de 2010 y 2012. Se está resistiendo a tomar parte en este tercer capítulo, en el que está jugando un rol de mero asesor técnico, ya que considera que los objetivos fijados por las instituciones europeas no son realistas. Estas creen que Grecia será capaz de lograr un excedente presupuestario primario (sin tener en cuenta la deuda) del 3,5% del PIB en 2018 y los siguientes ejercicios, mientras que el FMI lo reduce a un 1,5%.

Por tanto, ya que considera que la deuda griega es «explosiva» –cerca de un 180% del PIB en 2016–, el Fondo plantea un alivio significativo, lo que rechaza Alemania, el mayor acreedor de Atenas.

¿Qué es lo quiere Berlín? El Gobierno alemán es partidario de mantener una línea rígida sobre la puesta en marcha de las reformas por parte de Grecia y, al mismo tiempo, desea que el FMI participe plenamente (es decir, financieramente) en el tercer plan de ayuda, ya que opina que, precisamente, la institución internacional garantizaría el rigor presupuestario.

¿Y qué propone Grecia? Atrapado entre dos frentes, el Gobierno de Alexis Tsipras se encuentra bajo presión: en julio tiene que afrontar un pago de más de 7.000 millones de euros y solo podrá hacerlo si recibe un nuevo reembolso del rescate.

Y este tramo no le será entregado hasta que concluya la «segunda revisión» del programa de ayuda, es decir, hasta que se evalúe el grado de implementación de las reformas exigidas.

Para salir de este impasse, el FMI planteó a Grecia que adoptara preventivamente medidas de austeridad para el caso de que no alcanzara un excedente primario del 3,5% en 2018.

El Gobierno griego de izquierdas ha rechazado de plano esa idea, ya que su frágil mayoría parlamentaria no le permitiría superar una nueva vuelta de tuerca a las reformas.