GARA
FRÁNCFORT

PSA avanza en sus negociaciones con General Motors para adquirir Opel

PSA y General Motors están detallando las condiciones para que el grupo francés compre a la multinacional estadounidense su división europea, que incluye la marca Opel –que podría quedar valorada en 2.000 millones de euros–. La cuestión del empleo ha hecho saltar la alarma.

Durante una reunión mantenida el lunes entre el patrón de PSA, Carlos Tavares, y los representantes de los trabajadores de Opel, el grupo francés «reiteró su compromiso para respetar los acuerdos existentes en los países europeos», incluyendo una garantía para el empleo en las factorías alemanas de Opel, según informó ayer AFP. Esta agencia añadió que el sindicato alemán IG Metall y el comité de empresa europeo de Opel-Vauxhall expresaron su disposición a proseguir las negociaciones relativas a la fusión con PSA.

La capacidad industrial de PSA –propietario de Peugeot y Citroën– se halla en estos momentos muy por detrás de las de los gigantes del sector como Toyota, Hyundai-Kia, Volkswagen, GM y Renault-Nissan. Y este es un momento crítico para la industria automotriz mundial, ya que se enfrenta a una revolución tecnológica que requiere un gasto enorme para financiar la investigación sobre los coches eléctricos o los vehículos autónomos guiados por ordenador.

En este contexto, como subraya Graphic News, la pesadilla de las grandes firmas del motor es despertarse un día y encontrarse con que los gigantes tecnológicos como Apple o Google, que tienen una gran disponibilidad de dinero en efectivo, hayan reinventado el automóvil y las mande a la quiebra.

Así que el tamaño es crucial para el éxito a largo plazo y eso está detrás del interés de PSA en la compra de Opel-Vauxhall, que viene sufriendo pérdidas desde inicios de siglo. Si se produce la adquisición, PSA tendría la segunda mayor cuota de mercado de Europa Occidental (en torno al 16%) y se acercaría al actual líder, Volkswagen (23,4%).

Además de los empresariales, en esta operación se cruzan importantes intereses políticos. El Estado francés adquirió en 2014 el 14% de las acciones de PSA en una operación de rescate que no impidió el cierre de algunas factorías, por lo que, con las elecciones presidenciales a la vista, no aceptaría una nueva reducción de empleo en su territorio.

En Alemania habrá elecciones legislativas en setiembre y por ello el Ejecutivo de Angela Merkel vigila muy atentamente el desarrollo de las negociaciones.